Estamos en un tiempo de apariencias
7 de julio de 2025
Transcurre la humanidad en un proceso progresivo de apariencias.
La Llamada Orante nos orienta acerca de esa “aparente” normalidad, esa “aparente” justicia, esa “aparente” libertad, esa “aparente” actividad; y de forma indefinida, en diferentes rangos, lo que se nos presenta en la mayoría de los casos es aparente.
Esa apariencia tiene multitud de recursos para darnos una visión equivocada de lo que realmente transcurre, ocurre, sucede… Ya decía el refrán: “Las apariencias engañan”.
Pero ¿por qué? ¿Por qué recurre el ser inteligente, humano, a esa aparente facción: la que corresponda mostrar? ¿Para ocultar sus deficiencias?
En importante medida, así es. Pero también para no atreverse a vivir sus consecuencias, sus situaciones, su historia.
Y así, de cara al entorno, y también de cara a sí mismo, logra convertir la apariencia –que es engaño- en un logro, puesto que se ha conseguido que crean, que acepten, que les guste, que apruebe –nuestro entorno cercano o lejano- nuestras posiciones aparentes.
Consecuentemente –con los riesgos de generalizar-, se puede decir que hay dos estilos de vida: el aparente, que es el dominante en las culturas teóricamente más avanzadas, y el real, el cual es conocido por cada ser o por la intimidad que establezcan los seres con otros.
La apariencia también consigue rentas. Es rentable en la medida en que busca una realidad que provoque, en los demás, una reacción que beneficie al que aparenta o a los que aparentan.
La vida transcurre, así, entre lo que se aparenta y lo que no; lo que es real. Es como un gran maquillaje que trata de mostrar que se creen ideas y conceptos. Pero cuando acaba la jornada y se desmaquilla el ser, es otra persona, es otra realidad.
A la hora de preguntarnos cuándo empezó este desarrollo, cuándo comenzó este mundo aparencial… pues, si nos hacemos la visión de la creación bíblica, ya Adán y Eva se encargaron de aparentar que “aquí no había pasado nada”, ¿verdad? Cuando Dios Yahvé les pregunta que por qué se cubren, que qué pasa. “No… Nada”.
Y esto nos sirve como un punto de partida; que en otras culturas es de otra forma, pero todas recalan en ese ocultar, en ese ‘aparenciar’, en ese engaño que se va prolongando a lo largo del tiempo, no solamente en individuos sino en grupos, en sociedades, en países…
Y con la pretensión de garantizar las realidades, surgen las leyes, las normas, los preceptos, las costumbres… con ese perfil de justicia, con ese intento de hacer real, como “Salud para todos en el año 2000”. Han pasado 25 años, y cualquier parecido con esa sentencia es absolutamente casual.
Sí; se trata de restablecer, con todas esas normativas, lo que realmente debería ser. Y así, el ser –y las comunidades- se sienten en alguna medida representadas en su realidad. Pero… en la hora de la acción, también esas legislaciones son aparentes. Nunca llegan –como el ejemplo que hemos puesto-. Son… otras apariencias.
En la guerra cercana de Oriente Medio, cualquiera se podía preguntar quién alimentaba una estructura belicosa, con tantos recursos, tantos subterráneos, tantos medios. Y resultó que, desde el 2018, Qatar suministraba cientos de millones al mes al grupo Hamas, con el conocimiento y la permisividad del gobierno israelí, con objeto de crear entre los palestinos divisiones y conflictos. En un principio se dijo que no, que eso era una barbaridad, que a quién se le había ocurrido tal cosa. Hoy ya se confiesa como algo real.
Es un simple ejemplo de actualidad: desde Adán y Eva a Oriente Medio, pasando por la “Salud para todos en el año 2000”.
Pero necesitamos –y así lo plantea la Llamada Orante- muestras de que efectivamente estamos en ese tiempo de apariencia, en el que –por la multiplicidad de ellas, de esas apariencias- resulta a veces… no imposible, porque no hay nada imposible, pero enormemente dificultoso saber qué es o cuál es la realidad.
Claro. Y ocurre que, cuando el ser se arma de valor y se atreve a mostrar su realidad –con los argumentos que tenga-, como se sale de la apariencia, va a ser criticado, va a ser mal visto, va a ser inoportuno… y ese largo cortejo de palabras que justifican el que “es mejor callar para no pecar”.
Se podría hablar, en consecuencia, de una inteligencia aparente. Ahora que está tan de moda la inteligencia artificial, ya ha sido superada por esa inteligencia aparente que nos cuenta historias como las que hemos mencionado, y que ya nos pone en evidencia que no son reales.
De ahí el gran fiasco de la historia, que trata de darnos una visión de… ¿de qué?
De lo aparente.
Subyace una realidad. Y seguramente, muchas de las historias tendrán reflejos reales, auténticos. Pero fíjense como todos los países tienen “materias reservadas”, es decir que ya se institucionaliza el ocultamiento.
Aún, aún hay infinitud –por exagerar, pero no demasiado- de documentos clasificados a propósito del magnicidio contra John Fitzgerald Kennedy, presidente norteamericano; aún. Aún –aún- aquí en España, los archivos de la Guerra Civil permanecen cerrados, permanecen ocultos. Gran parte también de los archivos de la Dirección General de Seguridad antigua –digo “antigua”, perteneciente a la dictadura pasada- permanecen sellados.
Y es ley, en base a que podrían herir la sensibilidad de la población y podrían causar más dolor que beneficio. Habrá que esperar varias generaciones para que entonces sí ya salgan los datos. ¿Reales? Probablemente sí, pero entonces ya serán inútiles. ¿A quién le interesará?
Es decir que se institucionaliza la apariencia como un mecanismo bueno, que te protege, que te cuida. Para que tú –a su vez, claro- vivas en esa apariencia y generes otras nuevas.
Y así, cada ser guarda tal o cual secreto, tal o cual cosa que nunca se lo ha dicho a nadie: que le ha pasado esto, que le ha ocurrido aquello… Y todo eso ha condicionado, claro, una apariencia, una muestra con la que tenemos que convivir.
Y tanto es así que, a nivel de creencias, a nivel de fe, a nivel de espiritualidad –permitamos la palabra, que está tan manipulada- resulta ser “aparente” el Misterio Creador. Sí. Es aparente porque no sabemos su identidad, su realidad; y justamente, cuando ahí tiene que instaurarse el Misterio –no el secuestro de la evidencia sino el Misterio- como fuerza tan absolutamente inabordable que nuestras realidades, como formas de materia viviente, son incapaces de asumir. De ahí que surja la fe, la esperanza, la caridad… como medios –junto con la humildad- como medios para poder asumir ese Misterio, y no dejarlo como aparente.
Es una aparente costumbre que desarrolla la especie para engañar; o como se decía de las religiones, que eran el opio del pueblo. Quizás las religiones –en gran parte- sí lo son. Pero luego se amplifica a la Creación. Y así, globalmente –sin exagerar- entre comillas: “todo resulta aparente”.
Esa es la trayectoria que ha seguido la materia viviente humana; y que sigue, y que se amplifica…
Y que se institucionaliza, como hemos visto o como podemos observar cuando un grupo de… como hormigas –con todo el respeto hacia las hormigas, claro- se congrega en la bolsa –la bolsa o la vida-, y se especula, en un mundo totalmente aparencial.
Y un señor discute con otro, como Musk y Trump, y en un día pierde 34.000 millones de dólares. ¡En un día! Fíjense qué apariencia.
Claro, nos imaginamos un señor cargado de sacos de dólares, que, por discutir con el jefe, le quitan el saco. ¡No, no! No hay saco. No hay ni un solo penique. Es todo un montaje, un mercado, una apariencia, para hacernos creer que las cosas son de una forma, poder comprar esa forma, barata, para luego, en otro momento, alguien la compre cara, que sea el mismo que aparentemente se arruinó. Y así sucesivamente.
Y claro, van creando esa nube –que si la bolsa baja, que si sube-… como el índice de realidades, pero ficticias, aparenciales.
Pero tenemos que estar al tanto de ello, que es el siguiente paso.
Es decir, fijarse: el ser tiene que aparentar, porque la muestra clara de su realidad puede afectar a otros; afectarles en el sentido de que no se quiere mostrar lo que realmente se es y ocurre. Y con todo el respeto a la intimidad, por supuesto.
Y el ser se tiene que enfrentar a su apariencia, a las apariencias que le muestran, y a vivir aparencialmente para poder estar en sintonía con lo que aparentemente sucede.
O sea, tres apariencias: la personal, la social inmediata del entorno, y la apariencia global de especie, en países, continentes, etc.
Preciso se hace, bajo la advertencia de la Llamada Orante, que la muestra del ser sea lo más fiel. No decimos que sea fiel, no: “lo más fiel posible” a su realidad, según la siente y la vive, teniendo en cuenta que vive en una realidad aparente, ¡ojo!
Es decir que gran parte de nuestras realidades son producto de una apariencia, porque hemos sido criados y gestados en ese orden.
La situación se hace compleja. Y casi haría falta que el mundo creado por el psicoanálisis se gestara, y todos los seres de dominio, poder e inteligencia se sometieran a un análisis interminable; porque el aparente subconsciente, inconsciente, ego, yo, superyó… son figuras operativas “de apariencia”.
Es decir que tampoco disponemos de un método para desvelar las apariencias y mostrar las evidencias.
En esa situación, la Llamada Orante nos recuerda: “Y nuestro Auxilio es ¡el Nombre de!...
Y nos tenemos que expresar y sentir más allá de lo que pensamos y sentimos. Más allá. Porque, probablemente, ese sentir y pensar ya está manipulado, ya está ‘aparienciado’ o es producto de la apariencia, y a veces se cree uno que es real.
Estamos rodeados, sí.
Y es… –bajo la Llamada Orante- es el Misterio el que nos puede colocar en un primer paso trascendente: saber que, en ese “estar rodeado”, estamos ante un misterio que tenemos que desvelar.
Empezando por una cierta –al menos- desconfianza de nuestras propias percepciones. Porque probablemente hayan sido ya manipuladas por la cultura, la educación y ese largo etcétera de manipulación.
No es remedio hacerse autista. No. Que pareciera que sería la mejor propuesta. Entonces ya… somos una parte más de la apariencia.
No es remedio hacerse anacoreta o peregrino de huidas.
No. La Llamada Orante nos plantea el situarnos en el Misterio. Y, bajo ese Misterio, ir desbrozando los diferentes niveles de apariencia. Y para ello, la espontaneidad, la muestra, como ocurre con los infantes: que se dan a conocer con su sonrisa, sus gestos… No están todavía suficientemente manipulados.
Esto nos hace recordar otra cita bíblica en la que se nos decía, bajo el influjo del Soplo Crístico, que “sólo el que sea como un niño entrará en el Reino”.
Pero, sin duda, al adulto se le hace muy cuesta arriba. Sabiendo que ya tiene una imagen, sabiendo que ya se tiene una opinión de él, que se ha gestado durante un tiempo, ¿cambiarla…? ¿Cambiarla espontáneamente? Con el cuidado y el respeto adecuado, con la sinceridad del momento, pero evitando sacar conclusiones.
Entrar en los espacios sugerentes, que sugieren, que enseñan retazos de nuestra realidad.
Y así, entre todos, irnos haciendo una versión con las menores apariencias posibles, con las menores mentiras posibles.
Sin ese miedo a ser reprobados, a ser criticados, a ser… a ser ajenos a la apariencia institucional.
Hace apenas un mes, un candidato político colombiano daba un meeting espontáneo en una barriada. Y empezaba diciendo que el principal problema que tenía el país era la salud mental. Y a continuación se escucharon disparos, que lo tienen en la actualidad en estado grave.
¿Quién fue el autor? Un joven menor de edad.
¿Qué fue lo que dijo el candidato?: “El principal problema de este país es la salud mental”. ¿Tendrá algo que ver con las apariencias?
Es que los ejemplos salpican por todos los lados. ¡Tantos!, que no podemos evitar el llegar a estas conclusiones. Ahí nos lleva la Llamada Orante, para que veamos cómo, en todos los niveles, se multiplican esas apariencias y dan como resultado, a veces, momentos dramáticos.
El Misterio Creador nos muestra, a través de lo creado, que el vivir no es un drama ni tragedia. Es un estar disponible al viento, al agua, a la luz, a la oscuridad.
Que cualquier ejercicio de fuerza y poder sólo conduce a una confrontación, a una guerra permanente.
Y eso lo sabe el ser de humanidad. Aun así, esa apariencia de sustituir la Creación, sustituir el Misterio, por el empoderamiento de la inteligencia, el dominio de la producción, de la renta, del acopio, se hace tan egolátrica, que la idolatría se instaura como una necesidad, ante la soberbia de no poder manejar-manipular al Misterio Creador; ante la falta de humildad y sumisión del ser a lo que le toca vivir y a lo que le toca testimoniar, por las dotes y recursos con que ha sido agraciado.
La Llamada Orante nos reclama un ejercicio de introspección, una acción de intromisión personal… y con expresión al entorno.
Es necesaria la búsqueda de germinar nuestras verdaderas semillas, ya que están tan manipuladas.
Es el verdadero pan nuestro de cada día: el estar en disposición de asumirnos… y desvelar esas apariencias propias y del entorno, para así gestar esa verdadera semilla de humanidad, sin manipulación.
El Ama-Necer, el nacer por el Amor del Misterio Creador, sigue dando su testimonio evidente cada día. Y en base a ello, que cada día seamos un nacer a nuestras evidencias.
Disipar las apariencias… y vivenciar el misterio de la vida en toda su plenitud, en la que el vivir sea un arte de belleza, una muestra impecable de transparencia.
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We are in a time of appearances
2025-07-07
Humanity evolves in a progressive process of appearances.
The Prayerful Call guides us about this "apparent" normality, this "apparent" justice, this "apparent" freedom, and this "apparent" activity; and indefinitely, at different levels, what is presented to us in most cases is apparent.
This appearance has many ways to give us a false impression of what is really going on, happening, occurring... As the saying goes: "Appearances can be deceiving".
But why? Why does an intelligent human being resort to this apparent aspect: the one that should be shown? To hide their shortcomings?
To a large extent, this is true. But also, to avoid daring to live their consequences, their situations, their history.
And so, in relation to the environment, and also to oneself, one manages to turn appearance –which is deception- into an achievement, since one has managed to make them to believe, accept, like, approve –our near or distant environment- our apparent positions.
Consequently –with the risk of generalizing- it can be said that there are two lifestyles: the apparent, which is dominant in the theoretically most advanced cultures, and the real, which is known to each being or through the intimacy that beings establish with other.
Appearance also generates profit. It is profitable insofar as they seek a reality that provokes, in others, a reaction that benefits the one who appears to be or those who appear to be.
Life thus unfolds between what is apparent and what is not; what is real. It is like a great deal of makeup that tries to show that ideas and concepts are believed. But when the day is over and the makeup is removed, the being is another person, another reality.
When we ask ourselves when this development began, when this world of appearances began… well, if we look at the biblical creation, Adam and Eve were already pretending that “nothing had happened here”, right? When God Yahweh asks them why they were covering themselves, what's going on. “No… Nothing”.
And this serves as a starting point; in other cultures it is different, but they all focus on that hiding, that “appearing”, that deception that continues over time, not only in individuals but in groups, in societies, in countries…
And with the aim of guaranteeing reality, laws, rules, precepts, customs emerge… with that profile of justice, with that attempt to make things real, like “Health for everyone by the Year 2000”. Twenty-five years have passed, and any resemblance to that statement is entirely coincidental.
Yes; it's about re-establishing, with all these regulations, what should really be the case. And so, individuals –and communities- feel to some extent represented in their reality. But… when it comes to action, these laws are also apparent. They never come into effect –like the example we've given. They are… another appearance.
In the recent war in the Middle East, anyone could wonder who was fuelling a warlike structure, with so many resources, so many underground networks, so many means. And it turned out that, since 2018, Qatar had been supplying hundreds of millions (of dollars) a month to the Hamas group, with the knowledge and permissiveness of the Israeli government, in order to create divisions and conflicts among Palestinians. At first, it was denied, that this was an outrage, and people wondered who could have come up with such a thing. Today, it's being acknowledged as real.
It's a simple example of current events: from Adam and Eve to the Middle East, via "Healthcare for All by the Year 2000".
But we need –and this is what the Prayerful Call proposes- proof that we are indeed in that time of appearances, in which –due to the multiplicity of them, of these appearances- it is sometimes... not impossible, because nothing is impossible, but enormously difficult to know what reality is.
Of course. And it happens that, when a person summons up the courage and dares to reveal its reality –with whatever arguments it has- because it steps out from appearances, it will be criticized, looked down upon, inopportune... and that long litany of words that justify the notion that "it's better to remain silent so as not to sin".
One could therefore talk about apparent intelligence. Now that artificial intelligence is so fashionable, it has already been surpassed by that apparent intelligence that tells us stories like the ones we've mentioned, and which already makes it clear to us that they aren't real.
Hence the great fiasco of history, which tries to give us a vision of... what?
Of appearance.
There is a reality underlying it. And surely, many of the stories will have real, authentic reflections. But notice how all countries have "restricted matters," meaning that concealment is already institutionalized.
There are still countless –to exaggerate, but not too much- classified documents regarding the assassination of John Fitzgerald Kennedy, the American president; still. Still –still- here in Spain, the archives of the Civil War remain hidden. A large part of the archives of the former General Directorate of Security –I say "former", belonging to the former dictatorship- also remain sealed.
And it's the law, based on the fact that they could hurt the population's sensibilities and cause more harm than good. We'll have to wait several generations for the data to finally come out. Real? Probably, but by then it'll be useless. Who will be interested?
In other words, appearance is institutionalized as a good mechanism that protects you, that takes care of you. For you –in turn, of course- to live in that appearance and generate new ones.
And so, each being keeps this or that secret, this or that thing they've never told anyone: that this or that has happened to them... And all of this has conditioned, of course, an appearance, a sample with which we have to live.
And so much so that, at the level of beliefs, at the level of faith, at the level of spirituality –allow me to use the word, which is so manipulated- the Creative Mystery turns out to be "apparent". Yes. It's apparent because we don't know its identity, its reality; and precisely when the Mystery must be established –not the sequestration of evidence, but the Mystery- as a force so utterly unapproachable that our realities, as forms of living matter, are incapable of assuming it. Hence faith, hope, charity arise… as means –along with humility- as means to be able to assume this Mystery, and not leave it as apparent.
It is an apparent habit that the species develops to deceive; or as it was said of religions, that they were the opium of the people. Perhaps religions –in large part- are so. But then it is amplified to Creation. And so, globally –without exaggeration- in quotation marks: "everything is apparent".
That is the trajectory that human living matter has followed; and it continues, and it expands…
And it becomes institutionalized, as we have seen or as we can observe when a group of… like ants –with all due respect to ants, of course- gather around the stock market and speculate, in a world that is all about appearances.
And one man argues with another, like Musk and Trump, and in one day he loses $34 billion. In one day! Look at the appearance.
Of course, we imagine a man loaded with bags of dollars, who, after arguing with his boss, has his bag taken away. No, no! There is no bag. There isn't a single penny. It's all a setup, a market, an appearance, to make us believe that things are a certain way, to be able to buy that way, cheaply, so that later, at another time, someone else buys it expensively, who is the same one who apparently went bankrupt. And so on.
And of course, they're creating that cloud –whether the stock market goes down, whether it goes up- like the index of realities, but fictitious, appearances.
But we have to be aware of it, which is the next step.
In other words, pay attention: the being must appear to be, because the clear display of its reality can affect others; affect them in the sense that one does not want to show what one really is and what is happening. And with all due respect for privacy, of course.
And the being must face its appearance, the appearances that are shown to it, and live apparently in order to be in tune with what is apparently happening.
In other words, there are three appearances: the personal, the immediate social environment, and the global appearance of the species, in countries, continents, etc.
It is necessary, under the warning of the Prayerful Call, that the display of the being be as faithful as possible. We are not saying it be faithful, no: "as faithful as possible" to its reality, as it feels and lives it, taking into account that it lives in an apparent reality, mind you!
That is to say, a large part of our realities are the result of an appearance, because we have been raised and conceived within that order.
The situation becomes complex. And it would almost be necessary for the world created by psychoanalysis to be conceived, and for all beings of dominion, power, and intelligence to submit to endless analysis; because the apparent subconscious, unconscious, ego, self, superego… are operational figures "of appearance".
That is to say, we also lack a method to unveil appearances and show evidence.
In that situation, the Prayerful Call reminds us: "And our Help is the Name of!...
And we have to express ourselves and feel beyond what we think and feel. Beyond. Because, probably, that feeling and thinking is already manipulated, it's already 'apparent' or is a product of appearance, and sometimes we believe it's real.
We are surrounded, yes.
And it is… –under the Prayerful Call- it is the Mystery that can place us in a first transcendent step: knowing that, in that "being surrounded", we are before a mystery that we have to unveil.
Starting with a certain –at least- distrust of our own perceptions. Because they have probably already been manipulated by culture, education, and that long etcetera of manipulation.
Becoming autistic is not the answer. No. It may seem like the best option. Then... we are just another part of appearance.
Becoming an anchorite or a pilgrim of escape is no remedy.
No. The Prayerful Call asks us to place ourselves within the Mystery. And, under that Mystery, to gradually uncover the different levels of appearance. And to achieve this we need spontaneity, the same as with infants: they reveal themselves through their smiles, their gestures... They are not yet sufficiently manipulated.
This reminds us of another biblical quote in which we were told, under the influence of the Breath of Christ, "Only he who is like a child will enter the Kingdom".
But, without a doubt, it is very difficult for adults. Knowing that an image has already been formed, knowing that others already have an opinion of them, that has been created for some time, to change it...? Change it spontaneously? With the appropriate care and respect, with the sincerity of the moment, but avoiding jumping to conclusions.
To enter evocative spaces that suggest, that suggest and reveal fragments of our reality.
And so, together, we can create a version with as few appearances as possible, with as few possible lies.
Without that fear of being disapproved, of being criticized, of being... of being alien to the institutional appearance.
Just a month ago, a Colombian political candidate held a spontaneous meeting in a neighbourhood. He began by saying that the country's main problem was mental health. Then gunshots were heard, which left him in serious condition.
Who was the shooter? A young minor.
What did the candidate say?: "The main problem in this country is mental health". Could it have something to do with appearances?
The examples are everywhere. So many! That we can't help but reach these conclusions. That's where the Prayerful Call leads us, so that we can see how, at all levels, these appearances multiply and sometimes result in dramatic moments.
The Creative Mystery shows us, through creation, that living is not a drama or tragedy. It is a matter of being available to wind, to water, to light, to darkness.
That any exercise of force and power only leads to confrontation, to permanent war.
And the being of humanity knows this. Even so, this appearance of replacing Creation, replacing the Mystery, with the empowerment of intelligence, the control of production, income, accumulation, becomes so egotistical that idolatry is established as a necessity, in the face of the arrogance of not being able to manage or manipulate the Creative Mystery; in the face of the being's lack of humility and submission to what it must live and to what it must bear witness to, given the gifts and resources with which it has been blessed.
The Prayerful Call demands an exercise of introspection, an action of personal intervention... and with expression in the environment.
It is necessary to seek to germinate our true seeds, since they are so manipulated.
It is our true daily bread: being willing to accept ourselves… and reveal those appearances of ourselves and those of our surroundings, thus gestating that true seed of humanity, without manipulation.
The Loving-Dawn, the birth through the Love of the Creative Mystery, continues to bear its evident witness every day. And based on this, may we be born into our own evidence every day.
Dispel appearances… and experience the mystery of life in all its fullness, in which living is an art of beauty, an impeccable sample of transparency.
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