Lema Orante Semanal

 

Ensoñar con percibir lo "límpido foso abismal"

21 de abril de 2025

    Y la Llamada Orante se hace… –en este transcurrir- se hace de manera perentoria.

    Siempre presente, sea cual sea el momento, cada uno de esos instantes del momento precisa una consideración, una transformación de los sistemas de convivencia, de las vías de relación política, de los sistemas religiosos, económicos…

    Todo parece estar envuelto en un sentido convulso. Y se presenta cada vez más difícil estar en una posición de equilibrio, de búsqueda afectiva, de entrega generosa, de alegría complaciente.

    No es algo que esté ocurriendo solo en este instante. Evidentemente, se ha ido labrando en este siglo, si bien ahora se nos presenta como “agudo”.

    En los tiempos sin historia –y con historia también- los castigos del Misterio Creador eran la norma: terremotos, maremotos, ciclones, pestes, cóleras, guerras… según la época. Pero eran castigos. Castigos por el hacer, por el estar de lo humano.

    No era el Misterio Creador el que nos hacía nacer por amor. No era el complaciente, no era el misericordioso, no era el bondadoso. Mas bien era el vengativo, el perseguidor, el castigador y el responsable. Puesto que él nos había creado, él tenía la potestad de corregirnos.

    Aquel sentido de pensar –o este sentido de pensar mencionado- no se ha terminado. No. Pero la humanidad, en su capacidad, en sus recursos, en sus amores de Lo Eterno, fue descubriendo, aprendiendo, interpretando… estructurando y haciendo.

Y cada vez el ser se fue sintiendo un poco más procedente de Lo Eterno.

Hasta llegó a considerarse hijo de Lo Eterno.

    Pero esto, en la vanidad desarrollada por el poder del hombre, era insuficiente. Y así se saltó a ser dios; se saltó a considerarse uno, único, personal, dominador, dominante, estructurador y organizador de la “vi-da”.

    Queda –no obstante- ese punto de soberbia: de que se alcanzará el nivel… de Dios, con el esfuerzo, la dedicación y la entrega a la ciencia, a la tecnología, a la manipulación, a la información.

Y coexiste esa idea, con esa escondida señal de algo superior a lo humano, y un cierto miedo.

    Evidentemente, esto es hablar en globalización, en generalidad. Obviamente hay excepciones grupales, individuales, geográficas, etcétera. Pero sí que la globalidad humana –en sus más de 8.000 y largos millones- vibra en ese malestar, en esa desigualdad, en ese guerrear… pero ya como parte –digamos que absolutamente responsable- de lo humano.

    De ahí que la Llamada Orante nos advierta de ese miedo que, por una parte, era “a lo divino”, y de ese miedo –que por otra parte es el más significativo- a nuestra propia especie.

    La Llamada Orante nos proclama la bondad, la misericordia, la inocencia, el cuido.

Su presencia permanente en cada uno de los seres.

    Nunca fue justiciero, pero así se le interpretó. Nunca fue castigador, pero así se le designó. Nunca fue perseguidor, pero así se le advirtió.

    Y al igual –sin que sea balanza-… y al igual que se atribuyen ahora, todos los conflictos, a la acción de la humanidad, la oración nos reclama… descubrirnos en nuestra naturaleza divina, en nuestra naturaleza de bondad, en nuestra naturaleza de humildad…; en nuestra naturaleza de: “Yo no soy de mí. Soy Misterio Creador, expresión misteriosa”.

    Y puedo apercibirme –en base a los detalles- de las casualidades, de las suertes, de los imprevistos, de los inesperados. Y puedo apercibirme de ello en base a mis sentires, a mis emociones, a mis amores.

    Y puedo darme cuenta –sin razonar- de que todo el entorno está a mi servicio. Y para verlo he de respetarlo, he de cuidarlo.

    Y puedo descubrir mi naturaleza, también, en no sentirme culpable. Diluir esa réplica de: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa”. Ese no es el Misterio Creador. Ese no es El Bondadoso.

Sí me hago responsable de mi naturaleza material, de mi transcurrir en estos niveles.

    Pero si mi referencia es el Misterio Creador, y no lo es el poderío humano, entonces se irá la culpa… y se hará predominante –sí- la inocencia; no como presunción –que ya es algo- sino como evidencia.

    E importante acotación es que, bajo estos planteamientos, no hay una lucha, no hay una guerra, no hay un ¡combate! –como también así nos lo plantearon- entre el bien y el mal. No hay una guerra entre la modernidad y la inspiración de oración, la inspiración de amor.

La referencia divina no compite.

Y, al no competir, se ofrece permanentemente.

    Es la vida divina encarnada en un lugar del Universo, como puede haberlo en otros multiversos.

    Y en la medida en que sabemos ver en los otros –en los otros humanos-, esa inspiración divina, esa naturaleza de Misterio Creador, iremos disolviendo el juicio, el prejuicio, la condena, el martirio, el castigo.

¡Aleluya!

    La modernidad nos ha ido educando en opiniones castigadoras de cualquier acción, de cualquier realización.

    No nos educaron en ver la virtud, sino que se introdujo el “pero”: “Sí, está bien, pero… le falta sal. Pero… no es suficientemente elegante. Pero… a mí no me va ese tipo de normas. Pero...”.

    Y el recuerdo permanente y machacón, cotidiano, de resaltar el error del otro, porque es lento, porque es perezoso, porque habla mucho, porque habla poco…

¡Incapaces! –como humanidad- de ver lo “límpido foso abisal”:

    Sí. Esa fina, sutil y elegante percepción del Misterio Creador, en nosotros.

    ¡Y somos capaces! ¡Claro que lo somos! Pero ahora, en este transcurrir, el dominio del dominador es tan dominante… que todos parecen estar manchados y marcados por el famoso pecado original, más los demás pecados cometidos en el transcurrir de las acciones.

    Y fíjense en un ejemplo tan simple: cuando emana la imagen del “Hijo de Dios” y proclama “amarás a tus enemigos”, ¿cuál fue la respuesta…?

    Todo lo contrario: guerras religiosas, inquisiciones, persecuciones… Hasta hoy en día, por supuesto, que continúan.

    Pero, bueno, si eso era difícil –“amarás a tus enemigos”- había un consuelo que podía ser interesante: “Y al prójimo… amarás al prójimo como a ti mismo”.

¡Guau! Podría ser una brillante solución.

¿Y qué ocurrió? ¿Qué ocurre?

“El prójimo es prójimo. ¿Cómo voy a amarle igual que me amo a mí?”.

Y cabría preguntarse:

    “¿He de amarme a mí mismo…? ¿O el amar debe ser una consciencia, despierta, de que soy amado por la Creación y que, en consecuencia, reflejo ese amor a todo lo que me rodea?”.

    Nos llaman a orar, sí, porque este tránsito nos implica… a dar, a expresar, a descubrir, a aprender de nuestra naturaleza de Misterio Creador… a sabiendas de que no somos los protagonistas. Somos intermediarios.

    Si hubiera que emplear la palabra “protagonismo”, el único protagonismo que existe para nuestra mentalidad es el Misterio Creador. Y, casualmente, no es protagonista.

Pero es presencial, es inmanente, es causal…; es primavera permanente.

    Y debemos contemplar nuestros ánimos, nuestro humor, nuestra sencillez, nuestra humildad, nuestro respeto. Parámetros en los que podemos involucrarnos cotidianamente.

    Si con ese ánimo, humor, respeto, humildad… interactuamos, la emoción, el entusiasmo, la esperanza y ¡la fe!... se harán ejercicio cotidiano; serán ejercicio cotidiano.

    De ahí que tengamos que estar atentos, y así comprometernos con nuestra naturaleza intermediaria… y ensoñar con percibir lo límpido foso abismal.

Avisémonos de nuestras virtudes.

    ¡Sí! Proclamemos nuestras habilidades. No por vanidad, ni soberbia, ni importancia personal, sino como muestras de servicio.

Actuar sin reserva…

Y cuando así se hace, siempre aparece lo necesario.

 

***

 

 

Dream of perceiving “the limpid abysmal pit”

2025-04-21

    And the Prayerful Call is made... –in this passing- it is made peremptorily.

    Always present, whatever the moment, each of these instants of the moment requires a consideration, a transformation of the systems of coexistence, of the ways of political relations, of the religious and economic systems.

    Everything seems to be wrapped up in a convulsive sense. And it becomes more and more difficult to be in a position of balance, of affective search, of generous dedication, of complaisant joy.

    It is not something that is happening only in this instant. Clearly, it has been building up over this century, although it appears now to us as "acute".

    In times without history –and with history too- the punishments of the Creator Mystery were the norm: earthquakes, tidal waves, cyclones, plagues, cholera, wars... depending on the time. But they were punishments. Punishments for the way of acting, for the state of the human being.

    It was not the Creator Mystery that caused us to be born out of love. It was not the complaisant one, it was not the merciful one, it was not the kind one. Rather it was the vengeful, the persecutor, the punisher and the responsible. Since he had created us, he had the power to correct us.

    That way of thinking –or this sense of thinking mentioned- has not come to an end. No. But humanity, in its capacity, in its resources, in its loves of the Eternal, has been discovering, learning, interpreting... structuring and making.

And each time the being felt a little more coming from the Eternal.

It even considered itself a son of the Eternal.

    But this, in the vanity developed by man's power, was insufficient. And so, it leapt into becoming god; it jumped to considering itself as one, unique, personal, dominant, dominator, structurer and organiser of "life".

    There remains, however, that point of arrogance: that one will reach the level... of God, with effort, dedication and devotion to science, technology, manipulation, information. 

    And this idea coexists with this hidden sign of something superior to the human, and a certain fear.

    Obviously, this is speaking in globally way, in general terms. Obviously, there are exceptions groups, individual, geographical and other exceptions. But it is true that humanity as a whole –in its more than 8 billion people- vibrates in this malaise, in this inequality, in this warring... but now as a part –let us say absolutely responsible- of humanity.

    Hence the Prayerful Call warns us of that fear which, on the one hand, was "of the divine", and of that fear –which, on the other hand, is the most significant- of our own species.

    The Prayerful Call proclaims to us goodness, mercy, innocence, care.

His permanent presence in every being.

    He was never avenging, but that is how he was interpreted. He was never a punisher, but so he was appointed. He was never a persecutor, but so he was perceived.

    And just as –without it being a balance-... and just as all conflicts are now attributed to the action of humanity, prayer calls upon us... to discover ourselves in our divine nature, in our nature of goodness, in our nature of humility...; in our nature of: "I am not of myself. I am Creator Mystery, mysterious expression".

    And I can be aware –on the basis of the details- of the coincidences, of the chances, of the unforeseen, of the unexpected. And I can perceive them based on my feelings, my emotions, my loves.

    And I can realise –without reasoning- that the whole environment is at my service. And to see it I have to respect it; I have to take care of it.

    And I can discover my nature, too, by not feeling guilty. To dilute that retort of:"Because of me, because of me, because of my guilt, because of my great guilt". That is not the Creator Mystery. That is not The Goodness.

I do take responsibility for my material nature, for my passing through these levels.

    But if my reference is the Creator Mystery, and human might is not, then guilt will go... and innocence –yes- will become predominant; not as presumption –which is already something- but as evidence.

    And it is important to note that, under these approaches, there is no struggle, there is no war, there is no combat! –as it was also put to us- between good and evil. There is no war between modernity and the inspiration of prayer, the inspiration of love.

The divine reference does not compete.

And, by not competing, it offers itself permanently.

    It is divine life incarnate in one place in the Universe, as it may be in other multiverses.

    And to the extent that we know how to see in others –in other humans- that divine inspiration, that nature of Creator Mystery, we will dissolve judgement, prejudice, condemnation, martyrdom, punishment.

Hallelujah!

    Modernity has been educating us in punishing opinions of any action, of any achievement.

    We were not brought up to see the virtue, but the "but" was introduced: "Yes, it's good, but... it lacks salt. But... it's not elegant enough. But... I'm not into that kind of standards. But...".

    And the permanent, constant, daily reminder of highlighting the other's mistakes, because he is slow, because he is lazy, because he talks too much, because he talks too little…

Incapable! –as humanity- to see the "limpid abyssal pit”:

Yes, that fine, subtle and elegant perception of the Creator Mystery in us.

    And we are capable! Of course we are! But now, in this passing, the dominance of the dominator is so dominant... that everyone seems to be tainted and marked by the famous original sin, plus the other sins committed in the course of actions.

    And look at such a simple example: when the image of the "Son of God" emanates and proclaims "you shall love your enemies", what was the response...?

    Quite the opposite: religious wars, inquisitions, persecutions... Until today, of course, they continue.

    But, well, if that was difficult –"You shall love your enemies"- there was one consolation that might be interesting: "And your neighbour... you shall love your neighbour as yourself".

Wow! That could be a brilliant solution.

So, what happened? What's going on?

"The neighbour is a neighbour. How can I love them as I love myself?”.

One might ask:

"Should I love myself…? Or should loving be an awakened awareness that I am loved by Creation and consequently I reflect that love to everything around me?”.

    We are called to pray, yes, because this transit involves us... to give, to express, to discover, to learn from our nature of Creator Mystery... in the knowledge that we are not the protagonists. We are intermediaries.

    If one had to use the word "protagonist", the only protagonist that exists for our mentality is the Creator Mystery. And, coincidentally, it is not protagonist.

But it is present, it is immanent, it is causal...; it is permanent spring

    And we must contemplate our spirit, our humour, our simplicity, our humility, our respect. Parameters within which we can engage daily.

    If we interact with that spirit, humour, respect, humility... emotion, enthusiasm, hope and faith!... they will be a daily exercise; they will become a daily exercise.

    Hence, we must be attentive, and thus engage with our intermediary nature... and dream of perceiving the limpid abysmal pit.

Let us be aware of our virtues.

    Yes! Let us proclaim our abilities. Not out of vanity, or pride, or self-importance, but as tokens of service.

Acting without reservation…

And when this is done, what is needed always appears.

***

Lema Orante Semanal

 

Apostantes valientes por el gozo del entorno

14 de abril de 2025

     Y el transcurrir del ser, ahora se inclina hacia… –quizás por el protagonismo, quizás por la importancia personal, quizás por las condiciones globalizantes- se inclina hacia un sectarismo personalista, hacia una auto-evaluación, auto-examen, auto-compasión, auto…; un auto-mático proceder en el que el ser se encapsula en sus cuitas. Y su microcosmos se hace poderoso, y el macrocosmos prácticamente deja de existir para su consciencia.

    Con esa posición, con esa actitud, se gestan ideas y acciones y actitudes que obsesionan, que martirizan, incapaces de ver la universalidad de los aconteceres.

    La Llamada Orante nos hace ese reclamo para que nuestra actitud –que también está en ese caldo de cultivo evolutivo- no caiga en el sectarismo personal o mini-grupal que se… recela de todo lo que no sea él mismo.

    Y en esas condiciones, pierde las perspectivas, las referencias, y se hace centro, se hace satélite, se hace…

Y ahí, por mucho que llame la Providencia, se encuentra con un muro de conceptos, ideas, creencias…

    Es fácil fijarse en cómo –y darse cuenta, ¿no?- cómo, progresivamente, cada vez más y más personas, en lo cotidiano, son –en su actitud- incapaces de reconocer, aceptar, admitir… algo, ¡algo!, “algo” –palabra así, ¿verdad?-, algo bueno, algo bien hecho, algo correcto, algo…

    Y todos nos podemos dar cuenta de cómo el “pero”, el “pero” –el “pero”, que es la opinión personal, el criterio personal, el hedonismo personal-, lo pone… ¡a todo!

    Claro. Las personalidades se vuelven ariscas, se vuelven incómodas consigo mismas –y con los demás, claro-, porque ellos lo harían muy bien, ellos son perfectos, ellos tienen la solución, ellos tienen… De nada les sirve orar, meditar, contemplar… ¡No! ¡No les sirve!

Les sirve orarse, contemplarse, meditarse… Eso sí.

    Pero, como dice el Evangelio: “¡Qué fácil es ver la paja en el ojo ajeno, y qué difícil es ver la viga en el propio ojo!”.

    Es preciso revisar esas posiciones. Y, al menos, sin perder el criterio y sin perder nuestra visión, aceptar ¡otras posiciones!

    Y aceptarlas significa respetarlas; y, sobre todo –“sobre todo”-, en ese respeto, evaluar y valorar lo que aporta, a éste, a aquél y al otro, ser de esa forma, de esa manera.

.- ¿A ti te gusta el críquet?

.- Sí, me gusta el críquet.

.- ¿Y eres feliz practicando y jugando al críquet?

.- Sí, soy feliz jugando y practicando el críquet.

.- Entonces, a mí me encanta también el críquet.

Fácil, “fásil”, ¿no? Y no, que:

    .- Pero ¿cómo se te ocurre, el críquet? Pero si el críquet aquí, no… Aquí lo que se juega es futbol. ¿Críquet? Con lo… Fíjate, la palabra, ¡qué horror!, ¡horrorosa!: “críquet”.

.- Pero es que… no sé, me va.

.- ¿Te va? ¿El críquet? Pero si es un deporte capitalista, burgués, ¡colonialista!

.- Ya, pero…

    .- Tú, al futbol, que es populista, popular o… ¡populacho! ¡A todo el mundo le gusta el fútbol! Bueno, ¡a casi todo el mundo! Pero ¿el críquet?

    Pero, bien. Pero si tú eres feliz con el críquet –feliz en el sentido de que disfrutas-… ¡pues qué bien! ¡Aleluya!

    Como decía aquel dicho: “Los amigos de mis amigos son también mis amigos”, ¿no?

Y al menos puede servir para:

    .- Mira, yo no sabía nada del críquet, pero me encontré con una persona que le encantaba, y yo te puedo hablar ya del críquet. Sé lo que es y cómo se juega y…

Y el que escucha dirá:

.- Pero, ¿no te parece un poco… un poco “cool”?

.- ¿”Cool”? ¿Cool de frío, o de qué?

.- No, de ñoño…

.- ¿De ñoño?

    Es que es muy difícil encontrar a alguien que… Seguro que más de una persona –dos, por ejemplo- después teclearán: “Críquet: origen, desarrollo y evolución”.

    El sosiego también existe. Y la Llamada Orante nos promociona para que nuestra consciencia se sosiegue ante lo que desconoce, ante lo que no está de acuerdo, ante lo que no le parece bien.

Colaboremos hacia lo universal.

    Por un momento, contemplen lo que es la obra de la Creación en un ser humano. Y qué triste resulta –¿no?- que ese ser se erija en Dios, se erija en la verdad, se erija en…

Y esté todo el día amargado y contrariado y enfadado… ¡Qué pena!, ¿no?

    Y, claro, la culpa es de todos los demás: ¿Cómo el mundo no se ha puesto a disposición de él como ser humano, si él…?

Y eso lo dice uno y otro y otro y otro y otro y otro… y la evolución va por ahí.

Y, claro, se van creando guetos: guetos, micro-guetos, micro-micro-micro-guetos…

    Cuando se está en esa posición, cuando el ser se descubre en esa disposición, se debe dar pena. Sí. ¡Y no es malo!... Al revés.

    ¿Qué hacemos cuando nos da pena alguien o algo? Pues tratamos de consolarlo, tratamos de arreglarle, de ayudarle. Eso… no se trata de comprar un manual de autoayuda –de los cuales hay millones de cualquier cosa-, no, sino de re…reabrirse…

    Una vez que se ha dado el paso de darse pena a sí mismo, descubrirse como ser de universo y dejarse de dar pena. Porque viene de un hedonismo perfeccionista, radical y veraz, y que conoce y sabe…

    ¡Es que es asombroso ver la cantidad de personas que hay especialistas en todo!, y que no les gusta nada, nada más que lo suyo, su opinión y su criterio.

Se hace difícil hasta hablar de si…

.- Esta tierra es arenosa, es áspera, ¿no?

.- ¡No creas, no creas, no creas!… ¡Las hay peores!, ¿eh?

.- Bueno, ya, pero… estoy hablando ahora simplemente de ésta. No estoy hablando del críquet; de la tierra.

.- Sí, pero… ¡buoh! En mi pueblo la arena es mucho más gruesa, no creas.

.- O sea que ¿esta arena no es áspera, no es…?

.- Algo sí, pero no, no, no. No como tú crees.

.- ¡Ya! Bueno, pero tiene su gracia, ¿no?

.- ¿Gracia? ¿Dónde le ves tú la gracia?

O sea, imposible seguir la conversación. Todo es –se suele usar la palabra- “fatal”, ¿no?

    ¡No, please, no! En el nombre de la oración, en el nombre de que somos habitantes del universo, desprenderse de las prejuiciosas opiniones sobre “todo”… Y volverse esponja que recoge con bondad, con curiosidad.

Y despertando nuestra universalidad, podemos entrar en un sosiego… aceptable.

    Muchas veces no se entra en esa universalidad, por miedo a perder la propia opinión, el criterio. ¡No! No. Al revés: la propia opinión y el criterio, cuando se entra en la universalidad, se amplifica.

    Y, por supuesto, cada ser tiene su ánimo, su humor, su punto de vista. Sí, pero… ¡generoso!

    Capaz de alegrarse de la alegría del otro. Capaz de festejar el valor del otro. Capaz de no juzgar ni condenar. Capaz de no proyectar futuros desastrosos.

Porque hasta se llega a decir:

.- ¡Ah! Ya verás. Ahora estás bien, pero ya verás dentro de 70 años. Ya verás.

    .- ¡Por favor! ¡Dentro de 70 años! No es que sean muchos, pero… no me amenaces ahora que tengo 20, con lo que me va a pasar a los 70. Porque, ya, me estigmatizas.

    Además, nuestra cultura –además de judeocristiana, de neurolingüística hispana- tiene la curiosidad de saber de todo, de conocerlo todo. Por momentos parecen seres universales. “Por momentos”. Pero, si les sigues un poco la pista, ves que son seres condenatorios. ¡Totalmente! ¡Porque no te aprecian nada!

    Bueno, salvo excepciones como los de Burgos, que aprecian sus morcillas y cosas así, ¿no? ¡Sus morcillas! El resto de las morcillas no. Son… No son.

    Una pregunta orante que nos hace la oración: ¿ustedes creen que el Misterio Creador se tomó “la molestia” –vamos a llamarlo así, como si tuviéramos confianza, ¿verdad?-, se tomó la molestia de crear la llegada de seres que se iban a convertir en hedonistas propietaristas de la consciencia y el sentir… y erigirse en…?

    Bien está coger la idea de “a imagen y semejanza”, pero si nos vamos a por ella, la “imagen y semejanza” que podríamos tener sobre la Creación, sobre el Misterio Creador, es tan infinitamente inabordable que no podemos ampararnos en ella para decir: “Es que, claro, soy así porque…”.

¡Hahhhhh!

    Si nos depositaron ahí, en la parte izquierda superior derecha, según se va hacia arriba en el universo –ya así están localizados-, ¡no era para que nos erigiéramos en comandantes supremos de nuestras opiniones y nuestros criterios!

    Era… era para que contempláramos la grandeza, la inconmensurable estancia que nos habían preparado.

    No para que domináramos, controláramos, manejáramos… y que continuamente estuviéramos en contradicción.

No.

Se transcurre y se aprecia cómo el convivir se hace… sectario y quejumbroso.

    Nos aguardan, y nos guardan la perspectiva sonriente del vivir complaciente. De ese que emana de nuestros dones; de ese que es capaz de ilusionar, compartir, sonreír ¡y escuchar!… sin juzgar, sin condenar. Viendo –uno en otro, y otro en otro, y otro en uno, y otro en otro- un consuelo, una ayuda, un servicio. ¡No un crítico, no un ácido, no un perseguidor, no un condenador! Así, el ser, bajo esos prejuicios, el ser se siente cada vez más retraído, más… más dolido.

    Por el contrario, cuando la acogida es complaciente, cuando el acontecer es ¡nuevo!... dejemos, dejemos de catalogar de “iguales”: “Esto es igual que…; esto es igual”. ¡No! No hay… no hay algo que sea igual.

Parecido, sí.

    Pero, en esa desigualdad, está la particularidad, la singularidad del ser, que nos hace sintonizar, que nos hace compartir, que nos hace congeniar.

Hay que decirse una y otra vez:

    “No voy a empezar un día, no voy a empezar el día, no voy a empezar este día… como otros días: con la queja del tiempo, con la queja de si está caliente o frío, mejor o peor el café, la infusión… No voy a empezar el día discutiendo sobre el color de mi blusa o sobre la textura de mis zapatos. No. No, no, no, no, no, no.

    No voy a empezar el día con la “dis-placencia” de todo lo que me rodea, no voy a empezar el día por eludir el saludo, no voy a empezar el día por no sonreír, ¡no voy a empezar el día, así!

    Voy a empezar el día a gusto con mi cuerpo. Voy a empezar el día a gusto con la luz. Voy a empezar el día contento por haber despertado, por participar. Voy a empezar el día, gozoso por poder abrigarme. Voy a empezar el día por… por curioso, por ver cómo transcurre el hacer que me corresponde, que me llama. Voy a empezar el día por aportar sin criticar, por aportar sin juzgar, por aportar sin condenar.

Sí, tendré que hacer un esfuerzo, pero será un esfuerzo “vital””.

Y ese comienzo es curvo. No tiene esquinas, no tiene rincones. Rueda.

Y así es capaz de… moverse.

    Dejar de ser la espina inoportuna, dejar de ser el comentario soez, dejar de ser la crítica fácil, dejar de ser la opinión condenatoria.

Todo ello es un esfuerzo que destruye; que no construye, que no se recrea.

    Reclama, el Misterio Creador, el Misterio Orante, nuestra participación como seres creados y, en consecuencia, creativos, innovadores.

Apostantes valientes por el gozo del entorno; por la alegría complaciente.

Ese tono de compartir que hace posible el humor…

Que abre puertas al Amor.

    Hoy no puede ser un día más, en la cadena –y como cadena, ata- de una actitud judicial.

No.

    Hoy es un día nuevo, de una posición universal, de una percepción generosa, de un alegrarse del gozo de los demás.

    Hoy es la manifestación que puede seguir… como un hito a partir del cual el ser se transfigura y se hace verdadero testigo de que Es Un Acto De Amor.

***

Courageous bettors on the joy of the surroundings

2025-04-14

    And the course of being now inclines toward…–perhaps because of prominence, perhaps because of personal importance, perhaps because of globalizing conditions- it inclines toward a personal sectarianism, toward self-evaluation, self-examination, self-pity, self…; an automatic behaviour in which the being encapsulates itself in its own troubles. And its microcosm becomes powerful, and the macrocosm practically ceases to exist for its consciousness.

    With that position, with that attitude, ideas and actions and attitudes that obsess, that torment, incapable of seeing the universality of events, are gestated.

    The Prayerful Call makes this appeal to us so that our attitude –which is also in that evolutionary breeding ground- does not fall into the personal or mini-group sectarianism that is… suspicious of everything that is not itself.

    And in these conditions, it loses perspective, references, and becomes a centre, a satellite, it becomes…

    And there, no matter how much Providence calls, it comes up against a wall of concepts, ideas, beliefs…

    It's easy to notice how –and to realize, isn´t it?- how, progressively, more and more people, in their daily lives, are –in their attitude- incapable of recognizing, accepting, admitting… something, something!, “something” –a word like that, right?-something good, something well done, something correct, something…

    And we can all realize how the “but,” the “but” –the “but,” which is personal opinion, personal criteria, personal hedonism- puts it… on everything!

    Of course. Personalities become surly, they become uncomfortable with themselves –and with others, of course- because they would do it very well, they are perfect, they have the solution, they have… Praying, meditating, contemplating, it is of no use to them… No! It doesn't help them!

    It serves them to pray themselves, contemplate themselves, meditate themselves... That's true.

    But, as the Gospel says: "How easy it is to see the mote in another's eye, and how difficult it is to see the beam in one's own!".

    We need to review these positions. And, at the very least, without losing our judgment and without losing our vision, accept other positions!

    And accepting them means respecting them; and, above all –"above all"- with that respect, evaluating and valuing what it brings to this one, that one, or the other, to be this way, that way.

.- Do you like cricket?

.- Yes, I like cricket.

.- And are you happy practicing and playing cricket?

.- Yes, I'm happy playing and practicing cricket.

.- Then, I love cricket too.

Easy, "easy-peasy", right? And no, that:

    .- But how can you think of cricket? But cricket here, no... what we play here is football. Cricket? With the... Look, the word, how awful, how horrible!: "cricket".

.- But it's just... I like it.

.- Do you? Cricket? But it's a capitalist, bourgeois, colonialist sport!

.- Yeah, but...

    .- You should play football. It is populist, popular, or... plebs! Everyone likes football! Well, almost everyone! But cricket?

    But, ok. But if you're happy with cricket –happy in the sense that you enjoy it-… then great! Hallelujah!

As the saying goes: “The friends of my friends are also my friends”, right?

And at least it can be used to:

    .- Look, I didn't know anything about cricket, but I met someone who loved it, and now I can tell you about cricket. I know what it is and how to play it and…

And the listener will say:

.- But don’t you think it’s a bit… a bit “cool”?

.- “Cool”? Cool in a cold way, or what?

.- No, nerdy…

.- Nerd?

    It's just that it's very difficult to find someone who... Surely more than one person –two, for example- will later type: "Cricket: origin, development, and evolution".

       Tranquillity also exists. And the Prayerful Call encourages us to calm our conscience in the face of what it doesn't know, what it doesn't agree with, what doesn't seem right to it.

Let's collaborate toward the universal.

    For a moment, contemplate what the work of Creation is in a human being. And how sad it is –isn't it?- that this being sets itself up as God, sets itself up as the truth, sets itself up as...

And all day long it is bitter, upset, and angry... What a pity, isn't it?

    And, of course, it's everyone else's fault: How could the world not have made itself available to it as a human being, if he...?

And one and another and another say that… and evolution goes in that way.

    And of course, ghettos are created: ghettos, micro-ghettos, micro-micro-micro ghettos…

    When you're in that position, when the being discovers itself in that disposition, it should feel sorry for itself. Yes. And it's not bad!... On the contrary.

       What do we do when we feel sorry for someone or something? Well, we try to console them; we try to fix them, to help them. That... isn't about buying a self-help manual –of which there are millions on all sorts- no, but rather about re...reopening oneself...

    Once you've taken the step of feeling sorry for yourself, discovering yourself as a being of the universe and stop feeling sorry for yourself. Because it comes from a perfectionist, radical, and truthful hedonism, and one that knows and understands...

    It's amazing to see the number of people who are specialists in everything!, and who don’t like anything, nothing more than their own thing, their opinion and their criteria.

It's hard to even talk about whether...

.- This land is sandy, it's rough, isn't it?

.- Don't believe it, don't believe it, don't believe it!... There are worse ones, right?

    .- Well, yes, but... I'm just talking about this one now. I'm not talking about cricket; about the dirt.

.- Yes, but... bah! In my village the sand is much coarser. You know?

.- So this sand isn't rough, it’s not...?

.- Somewhat, yes, but no, no, no. Not as you think.

.- Yeah! Well, but it's funny, isn't it?

.- Funny? Where do you see the funny side?

    I mean, it's impossible to follow the conversation. Everything is –the word often used- "terrible", isn't it?

    No, please, no! In the name of prayer, in the name of being inhabitants of the universe, let’s stop prejudiced opinions about "everything"… And become a sponge that absorbs with kindness, with curiosity.

    And by awakening our universality, we can enter into an acceptable… calmness.

    Often, we don't enter into that universality, due to fear of losing our own opinion, our own criteria. No! No. On the contrary: our own opinion and criteria, when we enter into universality, amplifies.

    And, of course, each being has its own spirit, its own humour, its own point of view. Yes, but… generous!

    Being able to rejoice in the joy of other. Being able to celebrate each other’s courage. Being able neither to judge nor condemn. Being able not to project disastrous futures.

Because we even go as far as saying:

.- Ah! You'll see. You're fine now, but you'll see in 70 years’ time. You'll see.

    .- Please! In 70 years! It's not that many, but... don't threaten me now that I'm 20, with what will happen to me at 70. Because, you're already stigmatizing me.

    Furthermore, our culture –besides Judeo-Christian, with Hispanic neuro-linguistic- has the curiosity to know everything, to understand everything. At times, they seem like universal beings. "At times." But, if you follow their trail a little, you see that they are condemning beings. Absolutely! Because they don't appreciate you at all!

    Well, with a few exceptions like those from Burgos, who appreciate their blood sausages and things like that, don’t they? Their blood sausages! The rest of the blood sausages they don't. They are... They aren't.

    A prayerful question that prayer asks us: do you believe that the Creator Mystery took the "trouble" –let's call it that, as if we trusted each other, right?- took the trouble to create the arrival of beings who would become hedonistic proprietors of consciousness and feeling... and set themselves up as...?

    It's fine to embrace the idea of "in the image and likeness", but if we go for it, the "image and likeness" that we could have of Creation, of the Creator Mystery, is so infinitely unapproachable that we can't rely on it to say: "Well, of course, I'm like this because...".

Hahhhhh!

    If we were placed there, in the upper left corner, as you go upwards in the universe –so you're already located- it wasn't for us to set ourselves up as supreme commanders of our opinions and our criteria!

    It was… it was for us to contemplate the greatness, the immeasurable place that had been prepared for us.

    Not for us to dominate, control, manipulate… and to be continually in contradiction.

No.

    One passes by and appreciates how living together becomes… sectarian and complaining.

    They await us, and they keep for us the smiling perspective of complaisant living. That which emanates from our gifts; that which is able to inspire, to share, to smile, and to listen!… without judging, without condemning. Seeing –one in another, and another in another, and another in one, and another in another- a consolation, help, service. Not a critic, not an acid, not a persecutor, not a condemner! Thus, the being, under these prejudices, the being feels increasingly withdrawn, more… more hurt.

    On the contrary, when the reception is complaisant, when the event is new!... let's stop, let's stop categorizing as “the same”: "This is the same as...; this is the same". No! There isn't… there isn't anything that is the same.

Similar, yes.

    But, in that inequality, lies the particularity, the singularity of the being, which makes us attune, which makes us share, which makes us get on well together.

You have to tell yourself over and over again:

    “I'm not going to start a day, I'm not going to start the day, I'm not going to start this day… like other days: complaining about the weather, complaining about whether it's hot or cold, whether the coffee or the tea is better or worse… I'm not going to start the day arguing about the colour of my blouse or the texture of my shoes. No. No, no, no, no, no, no.

    I'm not going to start the day with the “dis-pleasure” of everything around me, I'm not going to start the day by avoiding greetings, I'm not going to start the day by not smiling, I'm not going to start the day like that!

    I will begin the day at ease with my body. I'm going to start the day at ease with the light. I'm going to start the day happy to have woken up, to participate. I'm going to start the day joyful to be able to keep warm. I'm going to start the day… out of curiosity, to see how the task that corresponds to me, that calls me, unfolds. I'm going to start the day by contributing without criticizing, by contributing without judging, by contributing without condemning.

Yes, I'll have to make an effort, but it will be a “vital” effort”.

    And that beginning is curved. It has no corners, no nooks. It rolls.

And so, it is able to… move.

    Stop being the inopportune thorn, stop being the vulgar comment, stop being the easy critic, stop being the condemning opinion.

All of this is an effort that destroys; that does not construct, that does not recreate.

    The Creative Mystery, the Praying Mystery, demands our participation as created beings and therefore, creative, innovative.

Courageous bettors on the joy of the surroundings; for complaisant joy.

That tone of sharing that makes humour possible…

That opens doors to Love.

    Today cannot be just another day, in the chain –and as a chain, it ties up- to a judicial attitude.

No.

    Today is a new day, of a universal position, of a generous perception, of rejoicing in the joy of others.

    Today is the manifestation that can follow… as a milestone from which the being is transfigured and becomes a true witness that it Is An Act Of Love.

***

Lema Orante Semanal

 

El respeto y las gracias deben generar la Gracia de Estar

7 de abril de 2025

    Y un estilo dominante y dominador de una minoría, en la especie humanidad, en la materia viviente humana, ha establecido una forma de estar, se ha transcrito en sus genes… y ha modificado el entorno, y establecido un sistema de competición, de ganancias y de propiedades, que establece un sistema de valores. Y, en consecuencia, un sentir favorable o desfavorable, según esté el mercado de valores en ese tiempo, en ese momento.

    La Llamada Orante nos advierte de que, al sintonizarnos con el Misterio Creador, al situarnos como unidades singulares, excepcionales e insólitas, nuestra… “dependencia” –entre comillas-, más bien nuestra procedencia, no está sujeta a modos, tipos, estilos, propiedades, influencias, dominios, ganancias… sino más bien está en referencia con lo creado, lo creativo, lo enamorado, lo entregado, lo solidario.

    Pero es que esa minoría dominante –que ya globaliza toda la población- establece que esos singulares valores de nuestra procedencia son… vivibles o no, asumibles o no, puesto que el libre albedrío nos da la oportunidad de egolatrizarnos o idolatrizarnos; ser guerreros o ser serenos; ser ambiciosos o ser interpendientes.

    A la vez… a la vez que lo privado –lo “propietario”- se establece como consecuencia de un tipo de evolución que, al sedentarizarse, descubre su capacidad de obtener recursos, medios y dominios…, a partir de ello se establece la propiedad sobre uno mismo.

    Y en el momento en que el ser se propietariza a sí mismo, no necesita de nada ni de nadie, ni de universos ni de versos. Sólo precisa dominio.

    Al considerarse el ser, a sí mismo, una propiedad que se pertenece, ya establece sus “bienes”, sus “males”, sus puntos de vista, sus…

    Y su insólita, singular y excepcional presencia, que radica en la sintonía con lo invisible, con lo misterioso, se usurpa en su totalidad, y el ser se hace dueño de sí… y se hace dueño de sus actos –como se suele decir-.

¡Más propiedad que ello!...

    La Llamada Orante nos llama a recogernos en nuestra singular, excepcional, única e irrepetible presencia, para darnos cuenta de que no depende… –es tan fácil, ¿verdad?, pero luego en la práctica, no- no depende de nosotros; que no nos pertenecemos.

    Pero esa consciencia de pertenencia, de dominio sobre sí mismo, es la que hace dominar a otros, envidiar a otros, enfrentarse a otros, para –por supuesto- prevalecer en “su” opinión.

    Y el sujeto puede ir al templo y escuchar: “El único mandamiento es ‘amarás al Señor, tu Dios’… y tal”; y el segundo es semejante al primero: “Y al prójimo, como a ti mismo”.

    Hoy, a la minoría dominante de la comunidad, de la materia viviente humana, eso no le funciona, no se lo cree, no lo ejercita. Sale del templo y empieza a decir –no ya a opinar, sino a imponer, a dominar, a controlar, a establecer-: “Porque yo…”, “porque mi…”.

    Y esa especie minoritaria dominante transmite sus logros –de manera social, cultural, espiritual, religiosa- a todos los ámbitos.

    De ahí que no sería extraño que pronto apareciera el gen responsable o los genes responsables de la propiedad privada, para justificar la opinión de la pertenencia a sí mismo, y el derecho a poseer, controlar y dominar a lo que se pueda del entorno: tierra, plantas, animales, personas…

    Luego se re-justificará por el epigenoma: que, como el entorno es así, pues… “de tal palo, tal astilla”.

    Y sin tardar mucho, pues iremos, como humanidad minoritaria dominante, estableciendo –como ya ocurre- los diferentes ídolos: los primeros, los ganadores, los triunfadores…

    Tiene –y es curioso, y hay que tenerlo en cuenta-, la especie, la necesidad de “totemizar” su vida. ¿Quizás sea ese un recuelo del Misterio Creador, que no es posible eliminar?

    Y “totemiza” su día a día en el: “Éste es el mejor coche, ésta es la mejor casa, éste es el mejor…”. “Esto es lo más bueno…”. “¡Ésta es la ley!, ¡éste es el orden!, ¡así se hace!…”.

    Y como cabría esperar, el amar se queda, también ya, en cotización del mercado de valores.

Sí. Y se establecen unas pautas, unas normas, unas exigencias…

    Y, claro, tal y como son las normas, pautas y exigencias, ¿qué ocurrirá…? Que el fracaso aparecerá.

    Para así, si fuerzas quedan, empezar una nueva aventura igual que la anterior, que conlleve el mismo sentido.

    En definitiva, el amar, el sentir, no tiene futuro; tiene una trayectoria: un principio y un previsible… fin.

    Pero, obviamente, no solamente en ese sentido de sentir, sino en todos los demás: en el hacer, en el pensar… Todo sujeto a ese limitante dominio.

    Claro, es obligado… es obligado, si planteo mi estar en un dominio y una pertenencia constante, tengo que vigilarla, controlarla y dominarla. Y es evidente que en algún momento la voy a… tambalear, perder o disolver. Porque, además, se dice que es “una ley de vida”, ¿no?

“Es ley de vida”.

    ¿Qué genes dominan la ley de la vida? ¿Qué leyes –universales, claro- podrían…?

    Por cierto: aún no está definido qué es la vida, desde ningún punto de vista –aunque cada uno tiene el suyo, por supuesto-.

    El desánimo, el ánimo, el desánimo, el ánimo, el ánimo y el desánimo… termina por desanimar.

    Y es lógico que así sea, puesto que el prototipo que se plantea es el del éxito, el triunfo y el dominio, y si eso no se da, se aparece y se muestra el desánimo.

    Y como el mundo no está hecho a nuestra medida, sino que nosotros nos tenemos que mostrar… y sintonizar con “el mundo” –mantengamos esa palabra-, el fracaso está asegurado, para volver otra vez a empezar.

    Apurando, apurando, apurando mucho, podría decirse que: “Bueno, eso es signo de inmortalidad: terminas y empiezas, terminas y empiezas...”, ¡pero, pero, pero!... es demasiado apurar; porque terminas terminando.

    La Llamada Orante nos hace una reflexión, según la cual, cada amanecer supone que el Amor de la Creación nos hace posible nuestro despertar, nuestra vigilia y nuestro estar; en cuyo caso, ese acontecer de haber despertado no depende de la propiedad que tengo sobre mí mismo.

    Y podríamos entrar en la vigilia, con el propósito de la enmienda –¿verdad?-, según el cual, vamos a buscar lo genuino, lo auténtico, lo permanente… y vamos a apartar la rémora de lo pendiente, de lo que no nos gusta, de lo disidente, de lo prejuicioso… o la tediosa actitud de generalizar y establecer y establecerse como ley vigente, según mi propiedad exigente.

    Y ese aspirar a “un mundo mejor” a través de nuestras cotizaciones, nuestras propiedades de pertenencia… que progresivamente se hacen sectarias, individualistas y, más aún, materialistas, no conduce –”no conduce”- a una vida mejor.

    Nos conducen a una incansable repetición de coger modelos de fracaso en los que pueda triunfar, para así demostrar mi capacidad de dominio y de control.

    Modelos en los que me pueda aplaudir o me puedan aplaudir, y modelos en los que yo pueda castigar, pueda reprimir, pueda culpar, pueda prejuiciar.

    Ese es el alimento de la materia prima del sector de humanidad minoritario dominante. Dominante en todo.

    Y ese sentido de estilo de vivir, arrastra. Sí, arrastra, enseña… e implica al propio sujeto y al entorno en el que está.

    Si por un instante inmedible –”si por un instante inmedible”- el Misterio Creador actuara según nuestras acciones, quizás nunca hubiéramos existido.

Y no es cuestión de comparar, pero sí que… puedo suspirar.

    Y cuando digo “gracias a Dios”, porque no entiendo por qué la casualidad, la causalidad, “ha permitido que…”, debería aprovechar la oportunidad para disolver mi vanidad, mi importancia personal, mi dominio, mi control y mi residencia de la verdad.

    Se establece una cantidad infinita de compartimentos estancos en los que es difícil –por no decir “imposible”- que un ser sintonice con otro en la textura de un grano de arroz. Fíjense. Seguro que puede ser un motivo de discusión.

.- ¿La textura de un grano de arroz?

    Sí. Y éste dirá que está poco hecho, el otro dirá que está regular hecho, el otro dirá que realmente no está hecho, el otro dirá que está un poco pasado, el otro dirá… Y al final, el ser humano es capaz de decidir que nadie se coma el arroz, lo cual ya es…

Porque no está “a tu gusto”.

    Porque, evidentemente, a la pertenencia personal de que “me pertenezco y soy yo”, pues solo le gusta “lo mío”. Cualquier otra cosa tiene su pequeña… –en el mejor de los casos- su pequeña incomodidad.

    Esta minoría dominante es experta en ver las pajas en los ojos ajenos. Muy experta.

Es una forma de dominar y de controlar.

    La práctica de escuchar, aprender del otro, respetar, universalizar, tomar la iniciativa… es muy poco frecuente en esta minoría, porque, en ese hedonismo personal, siempre se espera “que el otro”…, siempre se espera “que te den”, siempre se espera...

¡No!...

La expresión del sentir debe ser espontánea. No puede estar condicionada.

    Y como suele ocurrir –claro-, la mayor condición que implica no tomar la iniciativa es que uno piensa por el otro.

“Ah, pues yo creí que tú pensabas”, “yo creí que tú sentías”, “yo creí que...”.

    ¡Ah!... ¡ah!... No tiene suficiente con creer en lo que cree, sino que además sabe lo que crees tú. ¡Qué bárbaro!

Diría un argentino: “¡Qué boludo!”.

¡Es demasiado!

    No se tiene bastante con descubrirse en situaciones, en pensares y en sentires, sino que, además, sé ya lo que piensa y siente el otro. O los otros.

¡Qué poderío!, ¿no? Por supuesto, con un margen de error infinito.

    Porque, disculpe usted, pero verá: si cada uno es un ser insólito, único, irrepetible, pues, pues… ¡no puede usted pensar por el otro! ¡No puede deducir qué es lo que piensa y siente el otro!

Tiene que escuchar y tiene que tomar la iniciativa del acontecer que corresponda.

    La iniciativa nos la da la Creación, permanentemente. Desde que amanecemos hasta que el sueño nos recluta.

    Cada gesto, mirada, actitud…, es una iniciativa inducida por el Misterio Creador.

    Cada casualidad, cada inspiración es una promoción, a través de nuestra configuración, de la guía de lo Eterno.

Es por ello que el respeto y las gracias… deben generar la Gracia de Estar.

    “El respeto y las gracias deben generar la Gracia de Estar”. ¡Esa gracia de estar en el ánimo, en la actitud, en la entrega…!

    ¡En el de ser, en definitiva, una expresión de la Creación!, ¡no un fracaso de la Creación, porque no se hace, ocurre o sucede como yo quería!

Nunca es tarde, porque en la Eternidad no hay tarde, no hay pronto.

    Y es así que, cuando se tiene la ocasión de expresar, de iniciar, de promover, de cambiar, siempre aparece el fantasma de que es demasiado tarde, es inoportuno, es inadecuado, es...

    ¿Acaso el infante, en su temprana edad, calcula cuándo es el momento para expresar su disfrute, su incomodidad? No. Lo expresa. Claro, lo consideramos inferior. ¡Error! Lo consideramos demasiado pequeño. ¡Error!

    Es un ser en evolución. Y en cada instante evolutivo es… pleno, incomparable.

    Y cuando se supone que el ser ya es “adulto”, sin duda es la mejor ocasión para… –puesto que los medios acompañan: la palabra, el escrito, la ocurrencia… una infinidad de detalles- es el momento para mostrar mayor expresión de originalidad, de creatividad y de iniciativas.

Que no se haga penumbra el amanecer.

Que el anochecer se haga grandioso por las estrellas.

    Y que la vigilia sea la luminosa ocurrencia de las necesidades.

***

Respect and gratitude must generate the Grace of Being

2025-04-07

    And a dominant and dominating style of a minority, in the human species, in human living matter, has established a way of being, has been transcribed into its genes... and has modified the environment, and established a system of competition, profit, and properties, which establishes a system of values. And, consequently, a favourable or unfavourable feeling, depending on the state of the stock market at that time, at that moment.

    The Prayerful Call warns us that, by tuning into the Creative Mystery, by situating ourselves as singular, exceptional, and unusual units, our... "dependence" –in quotation marks-, or rather our origin, is not subject to modes, types, styles, properties, influences, dominions, profits... but rather is in reference to what is created, what is creative, what is in love, what is devoted, what is supportive.

    But the fact is that this dominant minority –which has already globalised the entire population- establishes that these unique values of our origin are… liveable or not, acceptable or not, since free will gives us the opportunity to be idolatrized or idolized; to be warriors or to be serene; to be ambitious or to be interdependent.

    At the same time… at the same time that the private –the “proprietary”- is established as a consequence of a type of evolution that, by becoming sedentary, discovers its capacity to obtain resources, means, and dominions… from this, self-ownershipis established.

    And the moment a being owns itself, it does not need anything or anyone, neither universes nor verses. It only needs dominion.

    When the being considers itself as a property that belongs to itself, it already establishes its "goods," its "evils," its points of view, its...

    And its unusual, singular, and exceptional presence, which lies in harmony with the invisible, with the mysterious, is completely usurped, and the being becomes master of itself... and master of its acts –as they say-.

More property than that!...

    The Prayerful Call calls us to gather ourselves in our singular, exceptional, unique, and unrepeatable presence, to realize that it does not depend... –it's so easy, isn’t?, but then in practice it isn’t– it does not depend on us; we do not belong to ourselves.

    But it is this consciousness of belonging, of dominating oneself, that makes us dominate others, envy others, and confront others, in order –of course- to prevail in “one’s” opinion.

    And the subject can go to the temple and hear: "The only commandment is, 'You shall love the Lord your God...' and so on"; and the second is similar to the first: "And thy neighbour as yourself".

    Today, for the dominant minority of the community, of human living matter, this doesn't work, they don't believe it, they don't practice it. They leave the temple and begin to say –not just to give their opinion, but to impose, to dominate, to control, to establish-: "Because I...", "because my...".

    And this dominant minority species transmits its achievements –socially, culturally, spiritually, religiously- to all areas.

    Hence, it would not be strange that soon the gene or genes responsible for private property would appear, to justify the opinion of self-ownership, and the right to own, control, and dominate whatever one can in the environment: land, plants, animals, people...

    Then it will be re-justified by the epigenome: that, since the environment is like this, then... "Like father, like son".

    And without much delay, as a dominant minority of humanity, we will establish –as is already the case- the different idols: the first, the winners, the triumphant...

    The species has –and it's curious, and it must be taken into account- the need to "totemise" its life. Perhaps this is a reminder of the Creative Mystery, which cannot be eliminated?

    And it "totemises" its daily life in: "This is the best car, this is the best house, this is the best..." "This is the best...". "This is the law!, this is the order!, this is the way it’s done!..".

    And as might be expected, love also remains already, in the stock market quotation.

Yes. And guidelines, norms, and demands are established...

    And, of course, as the rules, guidelines, and demands are, what will happen...? Failure will appear.

    So, if you have the strength left, you can start a new adventure just like the previous one, which has the same meaning.

    Ultimately, loving, feeling, has no future; it has a trajectory: a beginning and a foreseeable... end.

    But, obviously, not only in that sense of feeling, but in all the others: in doing, in thinking... Everything is subject to that limiting domination.

    Of course, it's obligatory... it's obligatory, if I establish my being in a constant domain and belonging, I have to monitor it, control it, and dominate it. And it's evident that at some point I'm going to... shake it, lose it, or dissolve it. Because, besides, it's said to be "a law of life“, isn’t it?

"It's the law of life".

    What genes dominate the law of life? What laws –universal, of course- could...?

    By the way: what life is has not yet been defined, from any point of view –although each one has their own, of course-.

    Discouragement, encouragement, discouragement, encouragement, encouragement, and discouragement... all end up discouraging.

    And it's logical that this should be so, since the prototype that is proposed is success, triumph, and dominance, and if that doesn't happen, discouragement appears and manifests itself.

    And since the world isn't made to our measure, but rather we have to show ourselves... and tune in to "the world" –let's keep that word- failure is assured, only to have to start all over again.

    Pushing, pushing, pushing it a lot, one could say: "Well, that's a sign of immortality: you finish and you start, you finish and you start...", but, but, but!... it's too much pushing it; because you end up finishing.

    The Prayerful Call offers us a reflection, according to which, every dawn implies that the Love of Creation makes our awakening, our wakefulness, and our being possible; in which case, this event of having awakened does not depend on the ownership I have over myself.

    And we could enter the vigil, with the purpose of amendment –right?- according to which, we are going to seek the genuine, the authentic, the permanent… and we are going to remove the burden of what is pending, of what we don't like, of what is dissident, of what is prejudiced… or the tedious attitude of generalizing and establishing and establishing oneself as the current law, according to my demanding property.

    And this aspiration to "a better world" through our values, our properties of belonging… which progressively become sectarian, individualistic, and, even more, materialistic, does not lead –"does not lead"- to a better life.

    They lead us to a relentless repetition of picking up models of failure in which I can succeed, thus demonstrating my capacity to dominate and control.

    Models in which I can applaud to others, or others can applaud me, and models in which I can punish, repress, blame, prejudice.

    That is the raw material feed of the dominant minority humanity sector. Dominating everything.

    And that sense of lifestyle drags. Yes, it drags, it teaches… and it involves the subject itself and the environment in which it exists.

    If for an immeasurable instant –"if for an immeasurable instant"- the Creative Mystery acted according to our actions, perhaps we would never have existed.

And it's not a matter of comparing, but yes… I can sigh.

    And when I say “thank God”, because I don't understand why chance, causality, “has allowed that…”, I should take the opportunity to dissolve my vanity, my self-importance, my dominance, my control, and my abode of truth.

    An infinite number of watertight compartments are established in which it is difficult –not to say “impossible”- for one being to be attuned to another on the texture of a grain of rice. Just look at it. It can certainly be a source of discussion (argument).

.- The texture of a grain of rice?

    Yes. And this one will say it's undercooked, another will say it's medium-cooked, another will say it's not really cooked, another will say it's a little overcooked, another will say… And in the end, the human being is capable of deciding that no one eats the rice, which is already…

Because it's not “to your liking”.

    Because, evidently, the personal belonging that “I belong to myself and I am me”, only likes “what's mine”. Anything else has its little… –at best- its little discomfort.

    This dominant minority is an expert at seeing the straws in other people’s eyes. Very expert.

It's a way of dominating and controlling.

    The practice of listening, learning from the other, respecting, universalizing, taking the initiative… is very rare in this minority, because, in this personal hedonism, one always expects “the other”…, one always expects “to be given’,” one always expects…

No!...

The expression of feelings must be spontaneous. It cannot be conditioned.

    And as is often the case –of course- the greatest condition that implies not taking the initiative is that one thinks for others.

"Ah, well, I thought you were thinking", "I thought that you felt", "I thought that...".

    Ah!... ah!... It's not enough that he believes what he believes, but he even knows what you believe. Incredible!

An Argentine would say: "Such a boludo!".

It's too much!

    It's not enough to reveal oneself in situations, in thoughts, and feelings, but also, I already know what the other person thinks and feels. Or the others.

Such power, isn’t it? Of course, it is with an infinite margin of error.

    Because, excuse me, but you see: if each person is an unusual, unique, unrepeatable being, well, well... you can't think for other person! You can't deduce what the other person thinks and feels!

You have to listen and take the initiative according to the event.

    Creation gives the initiative to us, permanently. From the moment we wake up until sleep recruits us.

Every gesture, look, attitude... is an initiative induced by the Creative Mystery.

    Every chance, every inspiration is a promotion, through our configuration, of the guidance of the Eternal.

That is why respect and thanks... must generate the Grace of Being.

    "Respect and gratitude must generate the Grace of Being". That grace of being in the spirit, in the attitude, in dedication...!

    In being, ultimately, an expression of Creation! Not a failure of Creation, because it is not done, occurs, or happens, as I wanted it to!

It is never too late, because in Eternity there is no late, there is no early.

    And so, when we have the opportunity to express, to initiate, to promote, to change, the phantom always appears that it's too late, it's inopportune, it's inadequate, it's...

    Does the infant, perhaps, at an early age, calculate when it's time to express his enjoyment, or discomfort? No. He expresses it. Of course, we consider him inferior. Wrong! We consider him too small. Wrong!

    He's an evolving being. And in each evolutionary moment, he is... whole, incomparable.

    And when the being is supposedly already "adult," it is undoubtedly the best opportunity to... –since the means accompany it: words, writing, witticism... an infinity of details- it is the moment to show greater expression of originality, creativity, and initiative.

Let dawn not become gloomy.

Let dusk be made magnificent by the stars.

    And let wakefulness be the luminous occurrence of needs.

 

***