lunes

Lema orante

¿Le gusta? ¿Está claro? ¿Lo ve?
Expresiones con sentidos a través de la óptica orante.

20 de abril de 2009


El gusto como sentido, tiene la capacidad de saborear, y con ello reconocer una multitud de variables dentro de los distintos sabores y, debidamente entrenado es capaz de precisar, como ocurre con algunos catadores de vinos, de aguas, de aceites, de muy diferentes productos, son capaces de precisar el año, el tipo y hasta la manera en que se ha confeccionado el producto.
Hay personas que tienen aseguradas sus lenguas -por esa gran capacidad- en miles de, miles de… monedas.
Pero el gusto no se ha quedado ahí, sino que se ha amplificado. Quizás por un deseo de comerse todo. Quizás por una instancia de saborearlo todo. Quizás por un deseo de incorporarlo todo a través de lo más material, como es el alimento.
Y así entramos en un orbe más grande.
Dice:
- ¿Te gusta?
Y está señalando una casa.
-¿Te gusta esa casa?
Como si te la fueras a comer.
-¡Oh sí! me gusta, me gusta.
-¿Te gusta ese abrigo?
-¡Oh!, me gusta, me gusta.
-¿Te gustan esos zapatos?
¿Te gusta ese triciclo?
O sea, somos come zapatos, come abrigos, como triciclos.
Probablemente, probablemente, hay ahí una interfase subconsciente o consciente que trata de reconocer todo a través de la boca, como ocurre en el ser humano cuando es pequeño: todo lo que encuentra, antes tiene que pasarlo por la boca, saborearlo. Le des lo que des, no lo interpreta solamente como una comida, sino como algo… un método de reconocimiento. Pues lo mismo ha hecho el adulto.
También de paso -de paso-, se gusta, se disgusta, le gusta. Y habría que preguntarle entonces -o habría que preguntarse entonces-, a nivel de humanidad como universo:
-¡Oiga! ¿A usted le gusta Dios?
-Pues… Así gustar, gustar…
Porque puede referirse a bonito… Es bonito, es guapo, es atractivo, es excitante, es…
O sea, que el gusto también está ligado a un cierto grado de belleza, de llamado “buen gusto”.
-¡Uy!, qué ladrillos más bonitos para el cuarto de baño! ¡Qué gusto, qué gusto da verlo! ¡Ah, qué gusto!
También se suele decir cuando se ve a una criatura:
-¡Ay, da gusto verla! ¡Da gusto verle !
Como si te lo fueras a comer esta tarde.
O sea, que… que habitualmente se tiene el gusto dispuesto.
Qué duda cabe -como también sabemos en nuestro desarrollo, como humanidad-, que del gusto, con una cierta facilidad, se pasa al disgusto.
-Me han dado un disgusto hoy.
-Y ¿ayer no?
-No, ayer no. Ha sido hoy.
-¡Ah!, te han dado un disgusto hoy. No te ha gustado lo que te han dado.
-No.
También, también en las relaciones inter-humanas ocurre con frecuencia que la persona se pone de acuerdo consigo misma y dice:
-Voy a darle un disgustillo a éste.
También, también ocurre que a veces dice:
-Vamos a darle gusto.
Lo cierto es que en ese intercambio de bocas, dientes, lenguas, gustos, bonitos, feos, etc, se forman unos ciertos “melanges” o mezclas o… pasta, en la que -en la que- cada, cada uno tiene sus gustos.
-¿Ah, sí?
-Sí.
A cada uno le gusta… esto, aquello, lo otro. Se dice también que sobre gustos no hay nada escrito. Es mentira, sobre gustos hay millones de libros escritos. Pero es una expresión para decir que por mucho que se escriba y se diga, cada uno tiene su gusto.
A veces, sin duda, la comunidad humana se pone de acuerdo en que a “todo el mundo” le gusta -a todo el mundo entre comillas- la mayoría, le gusta Enrique López, por ejemplo, o Paxti López que está más de moda. Aunque es un ejemplo… no sé a cuantos les gustará. Más bien pocos, ¡eh! pero…
Pero, en general, los personajes famosos tienes sus fans o “fons” que les gusta, les gusta, les gusta, les gusta y… a mí me gustan, me gustan los Beatles y al otro le gustan los Rolling Stones, al otro le gusta Benedicto XVI, a otros les gusta…
También es cierto que cada gusto tiene su disgusto. Sí, como si fueran opuestos y complementarios. Es decir, que al que le gusta una cosa pues tiene un disgusto con respecto a esa cosa.
Todo pasa por la boca. Quizás para nombrarlo, quizás para comerlo, quizás para devorarlo, quizás para saborearlo. ¿Te gusta?
También se suele decir después de largos periodos -o depende de lo que se llame largo- o cortos periodos de carestía de lo que sea, se suele decir:
-Me voy a dar el gusto de comerme un helado, ¡hombre!

-¿Te gusta como vives? ¿Te gusta lo que te ha “tocao”?
Que ese también es un tacto, ¡eh! Digo… un sentido. Lo que te ha “tocao”.
-¿Tú gustas?
Como se suele decir también cuando se está comiendo.
¿Gustas?
Y normalmente te dicen: Gracias, que aproveche. Pero a veces alguien te dice:
-Pues sí, gusto.
Y tienes que recordarle que las normas de educación, tienen que decir: No, gracias, que aproveche. Hay gente muy lanzada.
-Es que me has dicho si gusto y me gusta.
-¿Te gustan mis leotardos?
-¿Te gusta mi esquijama?
-¿Te gusta mi sudadera?
-¿Te gusta el chándal nuevo que me he comprado?


-¿A qué saben tus mocos? Hablando de gustos.
¡Ah!, y ¿qué me dicen de?:
-Encantado en conocerle, mucho gusto, mucho gusto.
Como diciendo, bueno en fin, qué gusto, qué gusto, qué gusto da verla, qué gusto da verle.
-Está usted de gusto, ¡eh! Quiero decir que, bueno… qué gusto, gusto en conocerle. Gusto…
.Bueno, ¡vale ya! Como me diga más veces eso, me va a comer.
La cuestión está ahora -después de ver lo mundano ¿verdad?- en darnos cuenta qué hay detrás de todo eso. Es decir, podemos llevar –en este caso el sentido del gusto- como hemos visto se ha ido amplificando: Gusto en conocerle… Podemos llevarlo mas arriba o más a lo ancho, depende como quieran situar al sujeto, ¿podemos llevar ese gusto a lo Divino?
No se suele decir o escuchar mucho decir:
-A mí me gusta lo Divino.
No.
¿Cómo se ha comido a lo largo de la humanidad -el hombre-, la idea de lo Creador, de lo Eterno, de lo Sublime, cómo le ha sentado?
Dice:
-Hombre… muy mal, muy mal, no, mira… mal que bien ha llegado hasta aquí y piensa seguir.
-Bueno.
-También es cierto que podría haber sido otra cosa ¿no?
-Sí, sí.
Pero su gusto por… por los poderes, su gusto por las imágenes, su gusto por… Le ha llevado hacer una degustación de Dios, de dioses, de vírgenes, santos, apóstoles, arcángeles, toda una serie de gustosas lonchas de Dios, que cada uno cuenta su gusto según los gustos que ha vivido y según la participación que uno le dé a lo Divino en el gusto que se ha vivido.
Podríamos decir en genérico:
Gustoso soy de la idea y la creencia que de la Fuerza Creadora tengo.
Tan es así que, gustoso acoja lo que sucede, lo que ocurre y no trato de enfrentarme a ello, sino más bien aprender de los disgustos.
Es uno de los mecanismos más sencillos o simples de enseñanza. Si te regaño te disgustas, entonces aprendes rápidamente que el regaño no te gusta.
Así que, poco a poco, se puede desarrollar -desde el punto de vista del gusto- el gusto por lo Divino, el gusto por lo místico, el gusto por incluir… incluir en mis gustos, la… la misteriosa Fuerza que se cuela por todos los lados. Quizás, eso sea lo que me da el gusto.
¿Lo ves? ¿lo ves?”
También el sentido de la visión ha acaparado y ha captado una gran parte de nuestra experiencia con el entorno.
-¿Ves lo que te decía yo?...
Y tú, venga mirar y mirar a ver lo que habías dicho y no… no ves nada:
-Pues, no lo veo.
-Pero, mira, mira bien... ¿Recuerdas lo que te dije yo?
-Sí.
-¿Lo ves?
Están mal empleadas las palabras, pero son las que se suelen decir.
Todavía no tenemos el don de ver las palabras.
-¿Lo ves… ves que ha pasado lo que te dije?
-… Pe…. Ap…. Ep…
Resulta que con esa expresión -como pueden comprobar rápidamente-, todo, todo el mundo es clarividente. Es impresionante. Cuando… cuando se habla de la clarividencia no se… no se… no, no, no, no digan nada pues… no, no, no, al revés, éste es el sentido más habitual en el ser humano. Todo el mundo lo ve claro.
-¿Lo ves?, si ya te decía yo.
-¿Lo ves, lo ves…?
O sea que, a fuerza de visiones, ¿verdad?, realmente la clarividencia es una bobada en la que todo el mundo lo ve claro.
¿Y qué me dicen cuando cada uno dice…?:
-He visto… he visto que el comportamiento de fulano o mengano… He visto que en la ciudad de tal, una…. He visto… Oye, he visto una película… ¡guau, qué película!
Y luego tú ves la película y dices, “vaya película”.
Claro, de… depende de en qué momento, cuándo, cómo, quién, con quién”. Volvemos otra vez a las ideas de los gustos, porque sí, la visión, la visión….
-¿Qué, qué visión tiene tú de… de lo Divino?... ¿Qué visión?
-Oscura.
-¿Qué significa oscura?
-Significa oscurísima.
-Pero, ¿qué, qué quieres decir exactamente con oscurísima?
-Que no veo nada.
-Pero, tú tendrás alguna visión. ¿Cuál es tu visión de… de, de, de la idea, de la presencia de la actividad de Dios?
-¿Mi visión?... La del hombre invisible.
-¿Cómo?
-Sí, que yo veo que hay un hombre invisible… bueno, un hombre… no sé si es un hombre o un elefante o… no lo sé, no lo sé. Digo, por decir algo, ¿no?
Bueno, lo voy a decir: Hay una Fuerza invisible -ésa es mi visión-, ¿verdad?, que interviene en todas las cosas.
-¡Ah! ¿sí? Una fuerza invisible que interviene en todas las cosas: ¿Esa es tu visión?... Y, ¿tú… tutututú, tutututú, tú, tú ves esa Fuerza invisible?
-¿No te digo que es invisible?, ¡qué coño voy a ver!
-Entonces, ¿cómo dices que ves?
-Porque me has preguntado qué visión tengo. Mi visión del asunto es que veo que es una Fuerza invisible, pero, realmente verla, no la veo. Yo veo que hay… que todo está un poco conectado, que hay un cierto apaño, ¿eh? Un… uf… que es verdad eso de la canción que: “Tongo le dio a Borondongo, que Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Buchilanga, le echó a Burundanga, le hinca los pies… Sí, o sea, que no sé si es secuencial, pero simultáneo desde luego.
-O sea que, con la visión se puede llegar a ver lo invisible…
-No, exactamente eso, no es exactamente eso...es
-O sea que, te lo imaginas.
-Bueno, imágenes… imagina…. imagen, pues, también, también. Porque a ver si sólo van a ver… o sólo van a visionar los que ven. Pueden visionar también los que no ven.
-Ah, cierto.
-Sí, igual que a las monjas las llaman madres y a los curas los llaman padres. Debe ser por un complejo de… de, de castidad, ¿no? Porque, ¿no les llama a ustedes la atención eso: Por qué a las monjas las llaman madres si, en teoría, no pueden ser madres? ¿Por qué a los curas les llaman padres si, en teoría, tampoco pueden serlo?
-Es verdad, oye, esto del lenguaje qué… qué cosa, ¿no? Nos traiciona.
-Bueno, nos traiciona… nos desvela, nos revela.
-Bueno, pero ¿tú, tú has visto alguna vez así, claramente, la… la Fuerza invisible?
-Vamos a ver si nos aclaramos: VER, NO, ¿vale? Porque es invisible, ¿vale? Invisible, que no se le puede ver.
-¿Y por qué no se le puede ver? Si está tendría que haber algún método para verlo.
-Ya, ya, sí; pusieron la cámara Kirlian… pusieron ultrasonido, pusieron scanner, pusieron de todo, pero no hay forma de pillarle en la foto.
Pero, veo… veo, veo. Veo que cuando pasa esto es porque aquello… y lo otro… y… Y a veces, tengo explicaciones lógicas y racionales, pero otras, no tengo. Cuando no tengo y ocurre… Cuando no tengo explicación racional y ocurren, pues es cuando pienso que ha actuado de nuevo la Fuerza invisible.
-O sea, que no actúa siempre…
-Ep… sí, sí, yo creo que sí. Lo que pasa es que a veces se nota más. Por ejemplo, en los milagros… depende de… -cada cual tendrá sus milagros de una forma o de otra-… se nota más que es obra de la Fuerza invisible... ¿Está claro?
-Ohhh, pfff… claro… Claro, o sea, el color... color, color, color; color claro. Pero, claro, ¿de qué…? Como la propaganda del atún claro, Calvo… ¿cómo?… ¿Cómo de claro? ¿Está claro? ¿Claro, qué es lo que tiene que estar claro?
-Pues, esto…. Esto, el asunto de la economía, el asunto del arte, de… ¿me entiendes?... ¿Está claro?
-Está claro… yo, claro… claro…
Sí, dícese la expresión “Está claro”, cuando ante una dificultad para entender, comprender, razonar… pues, después de dar una explicación teóricamente coherente y entendible, se pregunta si hay nubarrones, chubascos tormentosos, o… o la galerna del Cantábrico… No sé, por saber si “está claro, o no”. Ehh… mmm …no sé.
Claro.
Se ha interpretado en la cotidiana convivencia que… que cuando no hay luz visible, pues las cosas están oscuras, y cuando hay luz visible, la cosa está clara. O sea, que cuando se suele decir, “está claro”, es que es de día. Te lo han explicado de día. En cambio, cuando no está nada claro, es que te lo habrán explicado de noche...
Esto parece que no, parece una broma, de verdad, en serio, ciertamente parece una broma, pero no es lo mismo que te expliquen una cosa de día, que de noche. No señor. Y, a partir de ahora, ustedes irán comprobándolo.
¿Cuándo hay más reyertas, discusiones y tensiones…? Por la noche… porque todos los gatos son pardos: No está nada claro.
En cambio, por el día -por el día-, pues como que se ve más claro. Tú ves que viene aquél hacia ti con un martillo en la cabeza y echando espuma por la boca. Puedes deducir claramente que te quiere dar con el martillo, en cuyo caso, lo mejor es correr, ¿verdad?, y refugiarte con tu mamá.
-¿Está claro?...
-¡Ah, hombre!, claro.


-¿Cuáles son las… las características más claras, las que se podría definir esta humanidad?
-¿Las características más claras?
-Sí, sí… ¿qué… qué es lo más claro, qué es lo que se nota más claro?
-¿Lo más claro?
-Sí, ¿qué es lo que se ve más claro?
-Violencia.
-¿Eso es lo más claro?
-Sí, se la ve por todas partes: en los pequeños, en los medianos, en los grandes, en los ancianos, en la propaganda, en el chiste, en el chisme… Es el lenguaje universal. Es lo más claro.
-Bueno, pero también habrá otras cosas, ¿no?
-Sí, por supuesto, pero usted me ha dicho: ¿Qué es lo que se ve más claro?
-¿Ése es el lenguaje -la violencia- universal que emplea la Fuerza invisible?
-No… no, no. Es el que emplean los… los individuos conectados a través de la Fuerza invisible.
-Mmmmmm… ¿Quizás eso no les deja ver con claridad, la naturaleza de esa Fuerza invisible?
-Seguramente. O quizás, todo lo contrario; es decir que, se percibe inconscientemente y se desea, se quiere, se tiene la necesidad de poseer, y… y al no poderlo poseer, hay que luchar por conseguirlo y… y se establece la violencia.
- Mmmmm …
Claridad… de Dios.
Visiones de Dios.
Gustos… en Dios.
Probablemente, el camino -en síntesis- a través del sentido orante de estas palabras, sea:
Tener claro que mi creencia asume, admite y tiene claro la acción de la Creación sobre mis actos.
Porque lo veo cada vez que trato de explicarme determinadas circunstancias o acontecimientos.
Y los asumo, saboreando.
Con el gusto de asumirlos, sabiendo que, a través de ellos, me están enseñando, me están mostrando, me están educando, me están guiando, me están llevando a… otra dimensión, en donde el amor realmente es incondicional, en donde la vibración, la sensación, es cada vez más amplificada.
En donde la bruma de Dios es clara.
Ámen.