AUNAR, ALIGERAR, ADECUAR .
30 de marzo de 2009
Da la impresión de que es misión imposible coordinar, y menos aún AUNAR, lo individual y lo solidario y lo social y colectivo y lo… comunal, o como le quieran llamar.
Parece como si hubiera que decidir entre una cosa y otra.
El predominante sentido dual, que acaba siempre en combate.
En dónde no hay triunfadores sino que los contrincantes siempre mueren.
Lo dual es una estrategia, una estratagema, para trascender a lo unitario, que no es ninguna de las dos cosas.
Por eso siempre que se toma la decisión hacia un sentido, se muere hacia otros hacia otros muchos sentidos. La resultante es un cadáver andante.
Es lo que se suele llamar –comúnmente- decisiones a “raja tabla”.
Lo que se consigue es rajar la tabla, claro. Una tabla preciosa, bonita, estupenda, que servía de mesa, de silla, de apoyo, de belleza…, convertida en un “agravio”, en un “corte”.
En el sentido orante, bajo el criterio de la CREENCIA, lo que más llama la atención es el AUNAR constante: hay uno, aúna, aunar, a-sumar, añadir, a-fundir; muchos adjetivos podemos añadirle y todos son ciertos y todos se necesitan.
Es curioso, cuando se produce un movimiento de aunar es casi siempre en la pelea, en la lucha, en la violencia.
Habría que preguntarse si es posible aunar, unir y convertirse en uno diferente, sin aniquilar a nadie.
Lo que nos muestra la Creación, lo que nos muestra lo Divino, es precisamente eso. Aúnan todas las particularidades y ninguna puede vivir sin las otras, y ninguna tiene sentido sin las otras, y cualquier sistema referencial creador -que contemplemos-, tiene esa “Unitaria Presencia”.
Se aúnan peces, algas, aguas, sales, pero sigue estando –ahí- EL PEZ, EL AGUA, LA SAL, EL ALGA, no han dejado de existir para definir el mar, como un criterio, como una unidad, como aunando todos los elementos que…que CONFLUYEN, que se NECESITAN. No se pelea la salinidad del mar con el alga, o ésta con el pez. Se reconocen cada una en lo que se es, pero adquieren su sentido cuando se convierten en mar, porque han aunado. Que, es algo más que unir. Se han convertido en uno. Lo que era poli-diverso y poli-formado, no ha perdido su diversidad pero constituye una unidad.
Cuando contemplamos las nubes, ninguna es igual, pero todas son nubes; ninguna tiene la misma carga de agua, pero todas llevan vapor de agua.
Sí, porque además cada -aparentemente- individualidad, lleva un proceso común a todas la individualidades.
Y ese proceso común a todas las individualidades hace posible que la tendencia de la vida sea a la unicidad, aunar, aunarse, no a separarse, no a esconderse, no a traicionarse, no a convertirse en…en el ataque, en la originalidad que se hace diferente a los otros y que marca territorio. Eso son circunstancias que no van en el sentido del Universo, que no van en el sentido, de la vocación de aunarse.
VOCACIÓN que casi podríamos decir que es “instintual”. Nuestras cuatro letras -(A)adenina, (T)timina, (C)citosina, (G)guanina- CUATRO letras más una -por ahí- intermediaria, la “U”, constituyen nuestro lenguaje… simple, y nuestro criterio de unicidad y de aunarnos; nuestro código de lectura es el mismo, pero cada uno lleva una historia diferente. Gracias a ello puede existir el polimorfismo, pero aunado, unificado, y cierto es que FUNCIONA así, las expresiones de la vida –como el mar que hemos citado- pero no es así, no es así cuando se habla de grupos humanos, “y que”, organizados, en los que cada UNO, se esgrime en su batuta y proclama su verdad. Por momentos se aúnan -dependiendo del rendimiento, de la utilidad, del beneficio- pero en cuanto no es lo que cada uno pensaba –que, debería de ser la verdad, la suya- se gesta la desconfianza, la separación, la duda, la acechanza…
Qué triste es contemplar a un grupo de humanidad organizado en el que cada uno se cree el auténtico. Qué triste es ver cómo se deterioran, pudiendo alcanzar un sentido unificado sin perder su originalidad.
Sí, ciertamente eso lo intentaron las políticas, las filosofías, las religiones, TODAS FRACASARON Y FRACASAN…
Será la bisoñez de la especie, será el camino que ha recorrido de insidias, de imposiciones, de dominios y de mandos, lo que hace –aún- algo más que difícil, que se aúnen y se aúnen los seres y que, esa sustancia intermedia llamada violencia que se gesta y se genera como consecuencia de la individualidad del ser, deje de ser un ATRACTIVO y más bien se geste ese espejo de Universo que permanentemente nos cobija y que nos da muestra de que han aunado, de que han unido, de que han conseguido la unidad.
Y como parte de ese Universo, estamos en condiciones de ejercitarnos porque disponemos del mismo lenguaje.
En el sentido orante nos atreveríamos a decir que no hace falta ningún esfuerzo especial para ello, es una condición “instintual” necesaria.
Pero, ¡hay que darse cuenta!
Hay que darse cuenta y apostar por ello.
¿Cuál era la segunda palabra?
Aligerar.
Se va muy pesado. Sí, se va con el pesado del pasado, nunca mejor dicho; el pesado del pasado. Y el pesado del pasado, PESA una enormidad.
-Pues recuerdo aquel 14 de abril del 1999, ¿no te acuerdas?, cuando me dijiste voy a por una pizza, y no fuiste. ¿Tú crees que yo me he olvidado de eso? Ya veo que no. ¿Tú te acuerdas?
-Pues no.
-¿Tú no sabes lo que me molestó, a mí, aquello?
-Pues no. ¿Por qué no me lo dijiste, y me lo dices 17 años después? ¿Has vivido con ese travesaño de amargura en tu tráquea y esternón, y ahora lo vomitas como, como mixtura…que en el pecho llevaba? ¿Será posible?
-Eso no es nada, ¿te acuerdas hace tres o cuatro navidades?
-¿Tres o cuatro navidades…? Pues difícilmente ¿verdad?
-No te acuerdas cuando…me puse aquel vestido que dijiste que: “que hay que ver, hay que ver, todo lo que se ve”.
-Pues, pues…sinceramente, fff, me suena, sí, me suena, pero…
-¿Tú crees?, desde entonces me sentí esclava de tus posiciones y tus etcéteras, etcéteras, etcéteras, que gravitaron sobre mi cuerpo, vestido.
¡Jo! te quedas destrozado.
Cuando el peso del pasado se instaura y todo se apunta como MONJA CONSPICUA, como pellizco escondido... “ Conspicua” “monja conspicua ” Luego lo buscan en el diccionario.
Cuando todo se va acumulando se van formando tomos, y tomos, y tomos, y tomos que sólo de tomar lo pesado del pasado apenas si se puede avanzar en el presente. Es más, de hecho no se avanza en el presente; se queda el sujeto estancado. Siempre habrá cosas nuevas que añadir cada día, de agravios, de daños, de prejuicios, perjuicios, perjurios, etcétera.
Miren, es semejante -piénsenlo por un momento, en la imagen- es semejante a un señor o señora, bueno, o señorita, o caballero que lleva atado a los pies dos grilletes, pero entre, -con una cadena enorme, ¿verdad?-, y entre trozo y trozo de cadena –para que todo quede en el código genético- pues va un libro, así gris, marrón, como el Espasa Calpe y uno y otro y otro y otro y otro y otro y tiene que andar, se ve forzado a andar; apenas si puede avanzar unos pequeños metros. Claro, cuanto más edad tiene, ¡peor!, más tiempo le ha dado de escribir, más cosas tiene apuntadas, de este de aquel, del otro, del otro, del otro…Lo recuerda todo.
Es un avaro, una avara… -una vara, mejor. Avara. Sí, suena a vara- de inconfesables complicaciones.
Por supuesto, si bien es cierto que poco avanza, sí es capaz de esgrimir sus grilletes, sus cadenas y, si te descuidas, con los tomos te da y con los hierros también. Ahora, si vas ligero, si aligeras, entonces puedes saltar… como la comba; saltar a la comba.
¡Por supuesto que sí! Por supuesto que los que pesados van, se unen. ¡Oh, sí! Porque se enredan sus cadenas, sus tomos:
-¡Ah!, ¿a ti también te ha pasado esto? Pues eso no es nada. A mí, cuando tenía 18 años, tuve un novio que no veas tú. No, esto fue espantoso, fíjate, me prometió y luego yo, desde entonces, no creo en los morenos, sólo me gustan los rubios.
-¿Y eso está ahí, escrito?
-Sí, está escrito, está tabulado, está pesado y es ¡mi pasado!, el cual guardo, como a Dios, en muchos años.
Esgriman, esgriman esa posibilidad: pasado–pesado. Realmente hay muy poca diferencia: “Pa-sado” “pe-sado”. “A”… “E”…
Ya se dice en las novelas policíacas y en otras biografías -autorizadas o no-, lo pesado que resulta el pasado. Cómo, cómo, cómo además, cómo además -como la mayoría de los seres están anclados en ese pasado y no aligeran nada- cómo además, pues todo lo que hay que hablar en el presente se refiere al pasado.
Apenas sí algún baile de salón se permite a tan pesado pasado. Apenas sí se puede decir que ha amanecido o que atardece… ¡pronto!, cuando resulta que es a su hora.
¿Se puede aligerar esa pesada imagen… que anda dura y difícilmente pero dando latigazos? Sí, tiene una gran agilidad las cadenas con los tomos escritos. Se mueve en zig-zag y lastima a todo lo que encuentra.
¡Ah!, porque, es curioso: el pasado-pesado no tiene, en su código de escritura, buenas noticias. No. Bueno… aquel té de las cinco en el 1987, en el que había un caniche y un chiguagua que jugueteaban al borde de la alfombra, en el condado de Itswich.
-¡Horror!, ¿no ha nada más?
-No, lo demás ha sido una tragedia.
-Tra-gedia…
-¡Un drama!
-Dra-ma… ¿Y eso lo hizo usted solito?
-¡¡No!!,¡fueron todos los demás los que me llevaron a tal drama, a tal tragedia, a tal duro pasado! Mira, ¿sabes lo que me pasó…?
-¡Para, para, para! Tranquila, tranquilo, tengo prisa. Estoy ligero. Voy…. No me acuerdo. Adiós.
Oh, sí, sí, sí, porque cuando no se aligera…, te enredan, te enroscan y, si te descuidas, te convierten en su escritor. ¡Oh! Se han cansado de escribir su propio drama, su propia tragedia, su propio pasado y han enroscado a alguien y le han convertido en escritor de sus tragedias. Así que, ligero, ligero, ligero, ligero…
Sí se puede aligerar tanto pesado pasado. Todo consiste en darse cuenta de que el presente se encuentra permanentemente aquietado. No hay presente. Todo es una repetición del pasado. Y se repite, y se repite, y se repite… y pasan los años y los años… y la persona sigue cada vez peor, claro, con sus repiques y repiques y repiques… como para asegurarse de que nada ha cambiado, de que nada cambia, de que todo sigue igual. Y ciertamente, gran verdad es. Gran verdad es ésa, la que poco cambia, porque todo se ha hecho pasado pesado.
La sugerencia orante es aligerar esas rémoras de escrituras, de fechas, de entradas, de salidas, de caducidad, de dobles, triples, cuádruples contabilidades… de pesadas historias pasadas.
Que aunque cierto es el refrán: “Agua pasado no mueve molino” ¡Claro que no! Pero agua pesada sí te puede organizar un problema.
Y por eso, como el agua no pasa… y la que pasa, no se da cuenta el que está anclado en la pesadez del pasado, aunque se empeñe en mover su molino, su molino permanece estático, quieto, herrumbroso, carcomido… y se queja de que por allí no pasa el agua. Pero es que está tan pendiente de lo que pasó… que no se atreve a dar un paso ¡mínimo!, y prefiere recluirse en su desgracia.
Darse cuenta de nuevo, como para aunar, que el presente no trascurre; darse cuenta de nuevo que el pasado es pesado y grietas en la cara va dejando…, en el pensar jadeando…, en guerrero ya estéril, incapaz de combatir… pero capaz de obstruir. Cuando resulta… ¡cuando resulta que el ser es de futuro!, no es de pasado; ni siquiera de presente, por el que pasamos de puntillas. ¡Y resultando ser seres de futuro!, la humanidad egoístamente complaciente se enrosca en sus cadenas y en sus libros de pasados, de historias… y se queda viviendo jadeante y arrogantes –que es peor- en lo que ha pasado, en lo pesado… Como las viejas monedas que se pueden contar, como los viejos cachivaches que se han almacenado y que en su tiempo valieron lo que pesaban en oro, pero ahora… ya a nadie le interesa.
Seres de futuro. Sí, seres que continuamente están gestando y proveyendo y en previsión, e intuyendo, imaginando, fantaseando, proyectando… Y todo eso ¡anulado!
-La cruda realidad de lo que vi aquel día 27 de marzo del 2001 me ha abierto los ojos.
-¡Te los ha cerrado, capullo!
Claro, a partir de ahí, como están cerrados, no se ve nada más. Sólo se ve esa escena: el pesado pasado... En seres que son un diseño de futuro. No es difícil, entonces, aligerar esa trama de daños permanentes.
¿Y la tercera palabra de hoy era?
-responden- Adecuarse.
Adecuar.
¿Se puede uno adecuar al pesado pasado?
¡Ay, pobres!... los que vengan y nazcan, por primera vez, en un… remanso -o no- de unidades de familia -o no- lo que les espera: cadenas y tomos que escribir… ¡O no… o no, o se han aligerado!
¡Ay, pobres los que llegan! Tendrán que, obligatoriamente, ir a cargar sus espaldas de libros y mochilas para estudiar, para aprender lo que papá Estado ha diseñado. ¡O NO!... O no…
De momento, sí, de momento, los que van llegando están, obligatoriamente, condicionados a adecuarse a lo que hay. Poco tiempo pueden soñar; por muy poco tiempo… pueden imaginar. Muy pronto empiezan a hacer su GLORIOSO pasado.
¡Pero, podría ser que, eh… -¿por qué no?, en esta semana que entra- que los seres se aligeren en alguna, en alguna de sus ramas… o en alguno de sus troncos!, puesto que, ustedes saben mucho de troncos y ramas…. Y se aligeraran de algo de eso, y de algunos de sus libros -porque ustedes han leído tantos libros…-. Más que leer -ejem, ejem-, han escrito tantos libros…
¿Y qué tal si se aunaran? En vez de la disputa permanente y constante, y la exigencia de la naturaleza individual del hombre… casi confrontándose con el Universo y pidiéndole a éste que salte como un perrito:
-¡Salta Universo, salta!... ¡Maldito Universo que no me obedece! ¡Soy yo, Agatha, la que te lo pide…!
Bueno, pues, Agatha sigue insistiendo, y se sigue quejando a todos los juglares que a su alrededor pasan de que, “¡Hay que ver que el Universo no salta como ella quiere!” Finalmente, termina atrapando a alguno que otro; y ya cantan al unísono:
-¡Salta Universo, salta! ¡Maldito, no has querido saltar, tu castigo tendrás!...
Todo esto se lo dicen al Universo… -en tono jocoso-
Agatha o Asdrúbal, para el caso, no crean que tenemos ninguna preferencia.
Pero, estas imágenes estertóreas, esperpénticas, anacrónicas, surrealistas, pueden ser de utilidad para… para no volver al tomo XVII de 1993, cuando “perejil” resultó ser una isla… y Gran Bretaña… resultaba que hablaban inglés…
Sí, porque gran parte de los estudios pesados del pasado están llenos de imprecisiones, justo en sus momentos, cuando fueron presente. Conviene revisar.
Adecuarse.
Si aligeramos y aunamos, por momentos, elementos, y apostamos al diálogo, a la charla, a… Sin buscar coartadas que digan otra cosa que no tiene nada que ver con lo que ocurre. ¡No, no, no, no…! Afrontando sí… sin ofensas, con reconocido valor -que se le supone al ser de humanidad-... el adecuarse… No a lo que ya está, sino a lo futuro que está ahí, y que nos reclama, como seres que somos de futuro, a esos futuros que son los ideales e idealismos que cada uno tiene, y que… por bestias -que se emplearon en su momento-, nunca dieron su fruto, porque no supieron adecuarse.
-¿Está bien lo de bestias?
-Digamos que sí.
Ehhh… claro, porque el que más o el que menos se queja ‘amarrrgamente' de que sus ideales nunca se han visto realizados. Y al preguntar, ¿ y cómo lo ha intentado… de qué forma lo ha….? Dice:
-¡Imponiéndolo!... Y no me han dejado.
¡Ahhhhh!, a eso llamamos bestia.
Entonces, a lo mejor, a lo mejor, si no confiamos en los milagros de la oración, ya, ¿qué nos queda?
¿Por qué creen ustedes que hacemos oración a las cinco de la tarde…c omo si de corrida de toros se tratara? En punto, cada semana buscando un milagro. No, no crean que es por otra cosa. Buscando el milagro de que alguien, alguien escuche, alguien ponga en práctica, alguien lea, alguien tenga en cuenta lo que… providencialmete surge.
A las cinco en punto de la tarde, un domingo… buscando milagros.
Porque es fácil… que dentro de poco, muy poco, de todo lo dicho nada quede, y de práctica… menos. Pero creemos en los milagros, y de seguro que ustedes también creen.
El hecho de creer ya es un quantum suficiente para interesarnos, que podemos adecuarnos a esa Creación. No se pide una adecuación a normas, leyes, costumbres… No, a esa Creación que nos da la posibilidad de ser permanentemente excepciones valorables, evaluables y… y aunadas en el proceso de ser un reflejo de… de ese Universo, de esa Creación.
Se tiene de todos los elementos que se precisan para aligerar, para adecuar, para aunar.
Y aunque la carga del pesado pasado es enorme, aunque el individualismo es atroz, aunque el adecuarse no tiene lugar, salvo que seas mi esclavo…, a pesar –nunca mejor dicho- a “pesar” de todo ello, el milagro genera ligereza, adecua al ser con la Creación , aúna a el alma con el Gran Espíritu.
Y todo ello está… está a disposición, disponible.
Tómenlo.
Puede ser…
Ámen.