domingo

¡Vamos a Uruguay!


 

sábado

¡¡¡En Lima, PERÚ!!!

 

domingo

Lema Orante Semanal

 

Todo es nuevo a los ojos de la vida

13 de enero de 2025

    Y el estilo de vida dominante, con su estimulante consumo, nos advierte y nos casi amenaza con perder lo que tenemos si no continuamos produciendo.

Pero… ¿qué tenemos?

    ¿Qué se ha conseguido con producir y producir, para luego consumir y consumir y consumarse?

    Se ha ido imponiendo un estilo de supremacía, un estilo y una actitud racista, en el que la competencia, la comparación… se hace… natural.

    Pareciera que estuviéramos en la época de Darwin, con la supremacía del más fuerte y la selección de las especies; en este caso, la selección de los estratos sociales.

    Lo que tantas veces se critica a India, se replica en Occidente de manera disimulada, con préstamos, hipotecas, deudas…

    En la profundidad de nuestra conciencia, y luego nuestra consciencia, tenemos que descubrir qué es lo que tenemos, qué es lo que hemos logrado con competir, con trabajar, con producir… y cuán frágil es ese logro cuando no se está en condiciones de seguir incrementando las ganancias.

    La Llamada Orante nos conmina a evaluar nuestros valores, nuestros logros o posesiones. Y quizá para sorpresa –desde el punto de vista de la consciencia-, resulte que la nada es lo más evidente.

    ¿Qué tenemos? ¿Qué hemos logrado? ¿Qué hemos conseguido? ¿A costa de qué y con el esfuerzo “de”…?

    El planteamiento del estilo de vivir predominante-dominante, de competir y lograr y alcanzar, ¡y aislarse!, puesto que cada uno se constituye en enemigo de otro, olvida algo trascendental: y es que cada ser que llega a este estado de conformación, en este Universo, tiene un papel que jugar; viene dotado de unos recursos a desarrollar; es imprescindible, necesario, insustituible, único, singular. En cuyo caso, no necesita suplantar a otro o competir con otro. Tiene ya su espacio.

    Pero ocurre que la educación de la onda expansiva del saber, del tener, de alcanzar; el sucesivo protagonismo de responsabilizarse, de ocupar espacios que no nos corresponden…

    La Llamada Orante nos reclama nuestra posición en la Creación, nuestra actitud de no competir, de no acaparar, de no posicionarse en base a los logros, sino en base a la vocación inteligente, creativa, adaptativa, y que suponga una complacencia –su actuación- para cada uno y para el entorno.

    Evidentemente, esta disposición hacia otra actitud, hacia esa reclamación que hace la Llamada Orante, supone habitualmente un conflicto. Y parece que volvemos a las antiguas andanzas: lo espiritual-lo material, lo material-lo espiritual.

    ¡Porca miseria! ¿¡Cuándo vamos a abandonar ese dualismo absurdo!?

    ¡Somos polvo de estrellas; imaginación de un Misterio Creador!

    Que luego hagamos ladrillos y que hagamos farolas o carreteras es una consecuencia secundaria. Deberíamos hacerlas en base a la inspiración de nuestras necesidades, no en base a la aspiración de los logros, consecuencias, impulsos, ganancias, etcétera. De ahí el hecho de que el cambio de actitud, la modificación del estilo, suponga un conflicto.

    Porque la consciencia “ordinaria” –en el sentido general del término- ha establecido ya que la vida es así: nacer, crecer, producir, desarrollarse, deteriorarse y morirse. ¡Voilà!

    Y en ese proyecto de Gauss no hay… ¡no hay salvación! Aunque no se trata de salvarse. Pero no hay ni siquiera la expectativa de un chispazo, de un repunte, sino que el ser queda enmarcado en la hipoteca, en el préstamo, en el logro, en el mantenimiento, en el esfuerzo, en el cansancio, en el aislamiento. ¡Oh, no!

.- ¡Pero eso es normal!

.- ¿Eso es normal?

    Si fuera eso, normal, todas las especies ya habrían desaparecido hace mucho tiempo. En cambio, cada una sabe ocupar su espacio y su lugar, y comparten y conviven y congenian, intercambian… Y somos una de esas especies de la Especie Vida en general. En teoría, la más inteligente. Es más, nos hemos puesto un nombre de “sapiens-sapiens”.

    Es abrumador. La vanidad y la soberbia humana es… Además, pasa así, de forma natural, ¿no? Como… “¡Qué bien, ¿no?”. Nos hemos atribuido la sapiencia en medio de un planeta lleno de guerra, de dolor, de intransigencia, ¿y somos “sapiens”? ¿Sabemos algo? Y a la vez, en nuestras leyes internas pensamos que lo que hacemos está mal.

    La suplantación del ser, desde su estancia de humildad y sumisión, a la exaltación de su sapiencia y dominio, y la ocupación de ese endiosamiento de la sapiencia, nos está llevando y nos lleva por ese sendero del armamento, de las drogas de diseño, de la evasión, de la mentira institucional, de la normal prostitución.

    Y es frecuente que el ser no sea consciente de todo esto: como ha sido educado, culturalizado, y manejado y manipulado de una manera, pues… no sea fácil escuchar otra palabra, otra propuesta, otra idea. No. Porque parece ir “en contra”.

Nada más alejado de la realidad.

    La Llamada Orante no pretende abrir un camino “en contra”. Encontrarnos, sí. En contra, no.

    Y sí, ciertamente, para ello debemos hacer –hoy, en este transcurrir de humanidad- un esfuerzo… para que esos pequeños cambios se conviertan en grandes disposiciones, para que esas pequeñas modificaciones se conviertan en creatividades, para que sepamos desprendernos de lo “superfluo” y atenernos a lo imprescindible y lo necesario, para que el ánima del ser –¡que es lo que realmente somos: ánimas, ánimos!-… pueda navegar. Pueda navegar en un canto, en un poema, en un silencio… sin la necesidad de ¡competir!, sin la atención puesta en cómo me valoran, quién me valora, qué opinan, qué piensan de mí…

Eso es una dependencia terrible.

    Hay que volver al kindergarten espiritual, en donde lo espontáneo, lo anímicamente disponible y humorista y servidor está ahí, y cada uno tiene su gracia.

    Pero hay que saber y disponerse humildemente a verla. Contemplarla.

    Dicen que somos “animales de costumbres”. Lo de animales… ¡bueno!, a veces sí –parece claro-.

    Y luego, las “costumbres” han sido costuras que nos han ido poniendo una vez y otra vez y otra vez y otra vez. Y, sí, cierto es que hay cosas que hay que repetir, pero siempre, en esa repetición, hay un matiz diferente.

    Ningún instante es igual que otro, pero hay que estar despierto para darse cuenta. Si no, caemos en eso: “animales de costumbres”. Cuando resulta que somos seres de improvisación, de creatividad, de desarrollo, de imaginación, de fantasía… ¿Dónde está todo eso? ¿Por qué no se ejercita? ¿No es rentable…? ¿Seguro…? ¿Ese es el objetivo: que sea rentable?

    Ahí es cuando hay que tener cuidado y estar alertado para no enfrentarse, no combatir, y establecer ese ritmo de vivir que es capaz de asumir lo cómodo, lo incómodo, lo agradable, lo desagradable, y estar por encima de esa dualidad.

    Si soy un equivalente de vida –“un equivalente de vida”-, la vida no me va a amargar. ¡De ninguna manera! Porque lo que entendemos por “vida” –que todavía no sabemos definir, pero está ahí- es… indestructible.

    Podemos deteriorarlo o podemos maltratarlo o podemos… Sí, sí, sí, sí. Pero la instauración de la vida en este lugar del universo no ha sido una decisión propia, ha sido una decisión de la Creación, del Misterio Creador. Y nosotros no tenemos ninguna capacidad para destruir, para destruirla. ¡Ninguna! Porque, en esencia, no somos seres destructores, somos seres conciliadores, somos seres bondadosos. Pero hay que ejercer.

Sin miedo a los avisos, a las advertencias, a las… ¡Ah!, ¡por favor!

    “¡Se va a acabar el mundo!”. “¡El hombre va a acabar con la naturaleza!”

    ¡El hombre no va a acabar con nada! ¡El mundo no se va a acabar! Va a evolucionar según la Creación decida.

    ¡Bajemos un poco los humos protagonistas, personalistas, políticos, sociales, religiosos!... Ahora “hay que salvarse, hay que salvar al mundo, hay que salvar a las ballenas, hay que salvar a los mosquitos, hay que salvar…”.

    No hay que salvar a nadie. Hay que ser consecuente con la vida que uno debe desarrollar por sus bienes y sus dones, por sus gracias y sus recursos. Y en la solidaria disposición, y en el servicio permanente, no es necesario salvar a nadie. “Vamos a salvar a…”. No.

    Pero sí ha hecho falta, en ese estilo dominante de vida, que se creen colonialismos, neocolonialismos y castas preponderantes, “¡para salvar a los pobres de Haití!”, “¡para salvar a los menesterosos de la India!”... ¡No! Los pobres de Haití han sido creados, promovidos, desarrollados e inducidos por la potencia del poder. Fue el primer pueblo que se declaró libre de la esclavitud, y hoy es esclavo de la violencia y del deterioro. Por ejemplo. Es un ejemplo.

    Y, claro, se crean estructuras sociales, culturales… como un continente –véase África- en el que hay que ayudar, hay que ir a ayudar, porque ellos son bobos, no saben… Pero nosotros los occidentales sí sabemos.

    ¡Claro! Y la ayuda consiste en sacar los elementos vitales que ellos tienen, y someterlos a nuestras potencias. El análisis es muy simple. No hace falta buscar complicadas explicaciones. ¿Que tiene complicados mecanismos? Sí, cierto, pero la esencia es clara.

    Cada Llamada Orante es una propuesta decidida hacia la realización del ser. Es una propuesta y una ¡apuesta! Porque “nos llaman” a orar. No es que nosotros oremos. Nos llaman a orar, para transmitirnos, para revelarnos. ¡Es una apuesta que hace la Creación hacia nosotros!

Y nos llaman porque ¡confían!... en nosotros.

Y nos llaman porque ¡nos aman! a nosotros.

¡Y nos llaman porque somos el futuro permanente!

    Nos llaman para recordarnos… en una eternidad posible, permanente, infinita.

    ¡Nos llaman para situarnos realmente en el universo, que es donde estamos!

    Ya en Oriente nos advirtieron de que éramos un microcosmos. Qué forma tan elegante de decir que somos un universo; que habitamos en un universo.

    Y, como universo, somos eternos: eternos peregrinos de lo Infinito. ¡Y no son palabras!, son evidencias. Porque la palabra crea. Porque con palabras se crea, con palabras se hace.

Porque se podría decir:

.- Ah, pero ¿tú te crees que habitas en el infinito?

.- Sí.

.- ¿Y qué pruebas tienes de que habitas en el infinito?

.- Pues que no le veo fin. ¿Tú ves el fin?

.- Yo creo que el fin “de”…

.- ¡Ah! “Crees”, “te imaginas”. ¡Ah!, ya, ya, ya.

    ¿Estás seguro de que la vida de un ser se acaba en un cadáver? ¿Estás seguro? ¿O es un paso no obligado, pero un paso frecuente?

Por ejemplo, ¿no?

    Y la llegada de un ser, el nacimiento de un ser, ¿qué crees, que es una casualidad? ¿Un encuentro fortuito entre un espermatozoide y un óvulo? ¿O hay algo más?

    ¿No es sorprendente que la biodiversidad nos abrume con tantas variables…? Que no son fruto de “la casualidad”, no son fruto de la ruleta. Son fruto de la Creación.

    Sí es cierto que estamos transitando en un estar y en un ser, de filo, de corte, de límite. No porque exista el límite, sino porque se ha puesto el límite. Pero precisamente cuando se está en ese límite es cuando se descubre la verdadera capacidad y capacitación.

    Cuando me siento preso es cuando despierto a la necesidad de escaparme de la prisión. Es mi deber, como prisionero, evadirme de la prisión. No he nacido para estar en una prisión.

    Y hoy nos parecen imprescindibles y necesarias para mantener… ¿para mantener el qué?

    No es –sin duda tampoco- imprescindible llegar al límite para reaccionar. No. Pero cuando se está cercanos a ese límite, sí es un momento en el que el ser reacciona, y descubre, y aprende, y cambia. En consecuencia, además de la queja y la rabia y el malestar que nos produzca este estilo de imposición, de dominio, de control, también seamos humildes y sumisos y adaptables a ello, y seamos capaces de darnos cuenta de que existen, de que nos corresponde ejercitarnos de otra manera.

    Todo es nuevo a los ojos de la vida. Hagamos de ella un manantial que sacie la sed de cualquier naturaleza. Seamos nuevos… y seamos manantiales a los que puede venir a beber cualquier sediento.

    El manantial y la fuente no discriminan quién va a beber en sus cercanías. Se ofrecen “sin resistencia”.






***






Everything is new in the eyes of life

2025-01-13

    And the dominant lifestyle, with its stimulating consumption, warns us and almost threatens us with losing what we have if we do not continue producing.

But… what do we have?

    What has been achieved by producing, and producing, and then consuming and consuming and consummate?

    A style of supremacy has been imposed, a racist style and attitude, in which competition, comparison… becomes… natural.

    It seems as if we were in Darwin's time, with the supremacy of the strongest and the selection of species; in this case, the selection of social strata.

    What is so often criticized in India is replicated in the West in a hidden way, with loans, mortgages, debts…

    In the depth of our conscience, and then our consciousness, we have to discover what we have, what we have achieved by competing, by working, by producing… and how fragile that achievement is when we are not in a position to continue increasing profits.

    The Call to Prayer calls us to evaluate our values, our achievements or possessions. And perhaps surprisingly –from the point of view of consciousness-, it turns out that nothingness is the most obvious.

    What do we have? What have we managed? What have we achieved? To what cost and with the effort “of”…?

    The approach of the predominant-dominant lifestyle, of competing and achieving and reaching, and isolating oneself!, since each one becomes the enemy of the other, forgets something transcendental: and it is that each being that reaches this state of conformation, in this Universe, has a role to play; it comes endowed with resources to develop; it is essential, necessary, irreplaceable, unique, singular. In which case, it does not need to supplant another or compete with another. It already has its space.

    But it happens that the education of the expansive wave of knowledge, of having, of reaching; the successive prominence of taking responsibility, of occupying spaces that do not correspond to us…

    The Call to Prayer demands our position in Creation, our attitude of not competing, of not hoarding, of not positioning ourselves based on achievements, but based on an intelligent, creative, adaptive vocation, and one that supposes a complaisance –its performance- for each one and for the environment.

    Obviously, this disposition towards another attitude, towards this claim made by the Prayerful Call, usually involves a conflict. And it seems that we are returning to the old ways: the spiritual-the material, the material-the spiritual.

    Damn it! When are we going to abandon this absurd dualism!?

We are star dust; the imagination of a Creative Mystery!

    If we then make bricks and if we make street lamps or roads, that is a secondary consequence. We should make them based on the inspiration of our needs, not based on the aspiration of achievements, consequences, impulses, profits, and so on. Thus, the change of attitude, the modification of style, involves a conflict.

    Because the “ordinary” consciousness –in the general sense of the term- has already established that life is like this: to be born, to grow, to produce, to develop, to deteriorate and to die. Voilà!

    And in this Gaussian project there is no… there is no salvation! Although it is not about saving oneself. But there is not even the expectation of a spark, of a rebound, but rather the being is framed in the mortgage, in the loan, in the achievement, in the maintenance, in the effort, in the tiredness, in the isolation. Oh, no!

.- But that is normal!

.- Is that normal?

    If that were normal, all species would have disappeared a long time ago. On the other hand, each one knows how to occupy its space and its place, and they share and coexist and get along, exchange… And we are one of those species of the Life Species in general. In theory, it is the most intelligent. What's more, we have given ourselves a name of “sapiens-sapiens”.

    It is overwhelming. Human vanity and pride is… Besides, it happens like that, naturally, right? Like… “How nice, right?” We have attributed to ourselves wisdom in the midst of a planet full of war, pain, intransigence, and we are “sapiens”? Do we know anything? And at the same time, in our internal laws we think that what we do is wrong.

    The supplanting of the being, from its place of humility and submission, to the exaltation of its sapience and dominion, and the occupation of that deification of sapience, is leading us along that path of armament, of designer drugs, of evasion, of institutional lies, of normal prostitution.

    And it is common for the being not to be aware of all this: as it has been educated, culturalized and handled and manipulated in a certain way, well… it is not easy to listen to another word, another proposal, another idea. No. Because it seems to go “against”.

Nothing could be further from the truth.

    The Prayerful Call does not intend to open a path “against”. To encounter each other, yes. Not against.

    And yes, certainly, for this we must make –today, in this passing of humanity- an effort… so that those small changes become great dispositions, so that those small modifications become creativity, so that we know how to get rid of the “superfluous” and stick to what is essential and necessary, so that the soul of the being –which is what we really are: souls, spirits!-… can navigate. Can navigate in a song, in a poem, in a silence… without the need to compete!, without paying attention to how I am valued, who values me, what’s their opinion, what they think of me…

That is a terrible dependence.

    We must return to the spiritual kindergarten, where the spontaneous, the soulfully available and humorous and the servant is there, and each one has his grace.

    But we must know and humbly dispose to see it. Contemplate it.

    They say that we are “animals of habit.” As for animals… well, sometimes yes –it seems clear-.

    And then, the “habits” have been seams that have been put on us again and again and again. And, yes, it is true that there are things that have to be repeated, but always, in that repetition, there is a different nuance.

    No moment is the same as another, but you have to be awake to realize it. Otherwise, we fall into that: “animals of habit”. When it turns out that we are beings of improvisation, of creativity, of development, of imagination, of fantasy… Where is all that? Why is it not exercised? Is it not profitable…? Safe…? Is that the aim: To be profitable?

    That is when you have to be careful and be alert so as not to confront, not to fight, and to establish that rhythm of living that is capable of assuming the comfortable, the uncomfortable, the pleasant, the unpleasant, and to be above that duality.

    If I am an equivalent of life – “an equivalent of life” – life is not going to make me bitter. Not at all! Because what we understand by “life” –which we still don’t know how to define, but it’s there- is… indestructible.

    We can damage it or we can mistreat it or we can… Yes, yes, yes, yes. But the establishment of life in this place of the universe has not been our own decision; it has been a decision of Creation, of the Creative Mystery. And we have no capacity to destroy, to destroy it. None! Because, in essence, we are not destructive beings, we are conciliatory beings, we are kind beings. But we must exercise it.

Without any fear of notices, of warnings, of… Ah! Please!

“The world is going to end!” “Man is going to end nature!”…

    Man is not going to end anything! The world is not going to end! It will evolve as Creation decides.

    Let’s lower our protagonist personal, political, social, religious pride a bit!... Now “we must save ourselves, we must save the world, we must save the whales, we must save the mosquitoes, we must save…”.

    There is no need to save anyone. We must be consistent with the life that one must develop for one’s goods and gifts, for one’s graces and resources. And in the solidarity disposition, and in permanent service, it is not necessary to save anyone. “We are going to save…”. No.

    But it has been necessary, in this dominant style of life, to create colonialisms, neo-colonialisms and preponderant castes, “to save the poor in Haiti!”, “to save the needy in India!”... No! The poor in Haiti have been created, promoted, developed and induced by the force of power. It was the first people to declare itself free from slavery, and today it is enslaved by violence and deterioration. For instance. It is an example.

    And, of course, social and cultural structures are created… like a continent – see Africa- where we must help, we must go and help, because they are stupid, they don’t know… But we Westerners, we do.

    Of course! And help consists of taking out the vital elements that they have, and subjecting them to our powers. The analysis is very simple. There is no need to look for complicated explanations. Does it have complicated mechanisms? Yes, true, but the essence is clear.

    Each Prayer Call is a determined proposal towards the realization of being. It is a proposal and a bet! Because “we are called” to pray. It is not that we pray. We are called to pray, to transmit to us, to reveal to us. It is a bet that Creation makes on us!

And we are called because they trust!... in us.

And we are called because they love us! us.

And we are called because we are the permanent future!

    We are called to remind us… in a possible, permanent, infinite eternity.

    We are called to really place us in the universe, which is where we are!

    Already in the East we were warned that we were a microcosm. What an elegant way of saying we are a universe; that we inhabit a universe.

    And, as a universe, we are eternal: eternal pilgrims of the Infinite. And these are not words! They are evidence. Because the word creates. Because with words one creates, with words it is made.

Because one could say:

.- Ah, but do you believe that you live in the infinite?

.- Yes.

.- And what proof do you have that you live in the infinite?

.- Well, I don't see an end. Do you see the end?

.- I think the end “of”…

.- Ah! “You think”, “you imagine”. Ah!, yes, yes, yes.

    Are you sure that the life of a being ends in a corpse? Are you sure? Or is it an unnecessary step, but a frequent step?

For example, is it not?

    And the arrival of a being, the birth of a being, what do you think, is it a coincidence? A fortuitous encounter between a sperm and an egg? Or is there something else?

    Isn't it surprising that biodiversity overwhelms us with so many variables…? That they are not the result of “chance”, they are not the result of roulette. They are the result of Creation.

    It is true that we are moving in a state of being and way to be, of edge, of cut, of limit. Not because the limit exists, but because the limit has been set. But it is precisely when one is at that limit that one discovers the true capacity and ability.

    When I feel like a prisoner, that is when I wake up to the need to escape from prison. It is my duty, as a prisoner, to escape from prison. I was not born to be in a prison.

    And today they seem to us essential and necessary to maintain… to maintain what?

    It is -certainly- not essential to reach the limit in order to react. No. But when one is close to that limit, it is a moment in which the being reacts, and discovers, and learns, and changes. Consequently, in addition to the complaint and anger and discomfort that this style of imposition, of domination, of control produces in us, let us also be humble and submissive and adaptable to it, and let us be capable of realizing that they exist, that it is up to us to exercise ourselves in another way.

    Everything is new in the eyes of life. Let us make of it a spring that quenches the thirst of any nature. Let us be new… and let us be springs where anyone who is thirsty can come to drink.

    The spring and the fountain do not discriminate who comes to drink in their vicinity. They offer themselves “without resistance”.





***