viernes

Lema orante semanal

LA RECUPERACIÓN
24 de agosto de 2009


Vivimos en una humanidad que descubre cada día pérdidas en muy diferentes aspectos. Pérdida de recursos naturales, pérdida de utilización de aguas potables, pérdida de recursos culturales, pérdida de distribución de alimentos y un largo etcétera.

A estas pérdidas ¡cuantitativas!, valorables, materiales, se añaden pérdidas de ética, estética, de belleza, de moral, de... ecuanimidad, de permisividad...

La recuperación de algunos elementos o el simple replanteamiento de “estar” y de “hacer” de “otra forma” nos puede traer un mínimo de...de integridad, un mínimo de cohesión para no ¡perdernos! definitivamente en la disolución.

Recuperar, por ejemplo, la amabilidad, el respeto, la corrección, la convivencia.

La recuperación se convierte así en una tarea diaria y constante que busca compensar las pérdidas diarias y permanentes.

La tarea de recuperar parte, indudablemente, de la posición espiritual del ser, de su sentido anímico de la vida.

A través de la Creencia, de la Esperanza y de la Confianza, podemos empezar a promovernos, a través, o por medio, de... la oración, hacia estados de alerta que nos informen de lo que sucede, por una parte; y, que nos promocionen para la generación de acciones o decisiones o estrategias para no seguir en la pérdida sino estar en la recuperación.

En la medida en que nos sensibilizamos ante las pérdidas, la ¡necesidad! de recuperar va a ser una constante ¡diaria!

La recuperación forma parte inherente del ser, pero debe ajustarse a una acción rápida, eficaz y rigurosa.

En la cultura del ocio, del tiempo libre, de vacaciones, de tolerancia, es difícil, francamente difícil, recuperar la salud, recuperar la ética, recuperar la religiosidad...

Y esa dificultad se hace aún más difícil cuando sólo, sólo, se concentra la posibilidad recuperadora en la capacidad humana.

El adentrarnos a otros estados de consciencia generados por la meditación, la oración..., nos va a permitir descubrir y conectarnos a otras dimensiones de Fuerza, que al menos tengamos constancia de ellas y que éstas nos apoyen en nuestras escasas posibilidades humanas.

Como sanadores, se debe de recuperar esa dinámica del ánima del espíritu.

Y a la vez proponerle, inducirle y responsabilizar al enfermo, al doliente, al sufriente de la necesidad de restaurar, de restituir, de recuperar esa relación con la totalidad, esa conexión con lo que nos mantiene.

Replantearse la posición de FE que se tiene y en qué nivel se desenvuelve, debe de ser un medidor, un contador, de nuestra intención de recuperarnos.


Ámen
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