sábado

Lema Orante Semanal


AMANECER
23 de julio de 2018

El “AMA-NECER”, es decir, el nacer gracias a EL AMAR, a la Fuerza de AMAR que se gesta por la intención de la Creación, es una constante muestra de las posibilidades que alberga cada ser.

Es como… la nueva oportunidad.

Sacados de las oscuras intenciones del Misterio, nos traen a la claridad de la franja de vida en la que el ser se encuentra.

Nos traen a las claridades, desde las oscuridades, para anunciarnos nuestras… ¡propuestas!

¡Nos llaman para ‘exclamarnos’ de lo que nos dieron!...; quizás para insistirnos en recordar lo de ayer o lo de antes de ayer… o intuir lo que está planificado para hoy.

¡Y está bien que el ser proponga!, pero siempre bajo la evidente disposición de saber que nos irán llevando, “por casualidad”, “por suerte”, por imprevistos, ¡por sorpresa!, por repentinas ocurrencias… que es fácil darse cuenta de que no son nuestras.

¡Ayyy! Sentirse vehículo de la transferencia Divina, ¡sin ser protagonista!

¡Ay! Sentirse brisa que… perfumadamente nos lleva!

¡Ay!... Hacerse… hacerse de colores, sin ser arcoíris. No pretender ¡ser algo!; y, así, ser ¡todo!

Sí. Puede resultar lenguaje extraño, pero la Creación, desde su Universo, nos llama con estas sentencias… ¡para abrir nuestros orificios!, para que no seamos ¡puertas cerradas!, para que seamos puertas abiertas por donde transcurra ‘insinuosa’ la Fuerza, el hálito de la inspiración, con su regalo, con su apuesta.

¡Ah!, sí, sí, sí, sí. Desde las altas cimas –que no son altas ni bajas, ¡son!-… desde las altas cimas, los Dioses apuestan por éste o por aquél, a propósito de una acción ¡que a lo mejor se convierte en hazaña! Sí. Los Dioses, por nosotros “apuestan”; porque nos mantienen en nuestro “puesto”; porque nos hacen nacer por su impulso amoroso, para que seamos réplica de lo que recibimos, ¡de lo que somos!



“¿Por mí? ¿Por mí, Dios apuesta? ¿Por tanta imperfección y tanta indolencia y tanta… incapacidad y torpeza?”.

¡Sí! Por ti apuesta. Porque llevas la semilla de la Creación; porque llevas el elixir de la Eternidad; porque eres una inspiración… ¡de un suspiro!, de un suspiro del Eterno. Por eso por ti apuesta.

Recuerda, cada mañana cuando amanezcas, que no es una biología, que no es una evidencia; que eres ¡una apuesta!, y como apuesta debes responder.

“¡Ay! ¡Por mí el Eterno apuesta!... ¿Qué he de ser hoy? ¿Quizás agua, pan… o despensa? ¿En qué, en qué he de convertirme? ¿Cuál es la apuesta?”.

“Con-fianza”. Estás aquí, humano de humanidad, porque sobre ti hay “con-fianza”. Tienes una fianza, y por eso estás aquí. ¡Y has de responder!, confiando en tus “haberes”, en tus dones, sin que seas “Don” –en tus dones, sin que seas “Don”-.

¡Confiar! ¡Confiar, confiar!… en tus manos, que modelan; en tus ojos, que adivinan; en tu sabor, que disfruta; en tu escucha, que ¡busca!; en tu tacto, que amplifica.

¡Abandona tus pesquisas de cálculo y de precisión! Fíjate, fíjate cómo va la humana procedencia, que, a la hora de calcular la felicidad, la Organización de Naciones Unidas especifica qué países son más felices y cuáles no, y al leer las normas por las que se rige, aparece el Producto Interior Bruto, aparece la Seguridad, aparece el empleo, aparece la corrupción… mayor o menor, aparece la violencia, aparece…

¡Qué curioso! ¡Ni una palabra!, ¡ni una! –o digamos: ligera insinuación-, a propósito del Amor, para ser feliz. ¡No! ¡No hay mención!

Una humanidad aséptica anuncia sus productos, sin la más mínima sensibilidad. ¡Claro!, ¿cómo van a hacer los tecnócratas para describir la intensidad o el índice del amor? Del amor puesto en un florero, o en un tapiz, en una palabra, en una conversa, en un paseo…

Pero he ahí que la humanidad clasifica las felicidades, sin nombrar…

¿Se ha olvidado, la especie, de las sensaciones sensitivas, sensoriales, sensuales… ¡excepcionales!?



Y al AMA-NECER, a los que nacen gracias a EL AMOR, se les descubre cómo infinitud de formas de vida dan su muestra de presencia, dan su reflejo de amor, sin vergüenza, sin esconderse, sin decir una cosa por otra.

El búho y la lechuza anuncian sus culminantes observaciones. Pareciera que no supieran que la luz blanca llegó. Pero quizás, en su culminante murmullo, anuncian todo lo que está por hacer, y que debidamente está dispuesto para que realicemos, disfrutemos… “complacidamente”.





La vida, bulliciosa se muestra cuando despierta. Y si nuestra actitud se hace “dispuesta”, sentiremos una inmensa fuerza… que va en nuestro sentido; en la misma dirección de “estar dispuesta”.



Nunca hemos estado solos.



La vida eclosionó dispersa.

¡De repente se hizo la escalera! No fue un peldaño y luego otro. Quizás se manifestaron antes o después, pero ahí estaban: dispuestos.

De ahí que, en la medida en que nos hacemos disponibles a las formas que nos presenta ¡cada día!...

Cada día, el señor y la señora, el señorito y la señorita, tienen un menú ¡diferente! ¡Atención! No es el mismo menú cada día. La vida hace sus vibraciones, frecuencias y frecuentes… en permanente ¡cambio, modificación, transformación!



Alors, le menu d'aujourd'hui est très différent en comparaison d’autre jour.

En consecuencia, el menú de hoy es diferente al menú de ayer, de otro día…

¡Ay!, ¡esclavo repetidor de fantasías! ¡No es fantasía eso! ¿No tienes acaso suficiente Universo como para mostrar alguna perspicaz sintonía “diferente”?



Alors, vous devez savoir que chaque menu de chaque jour est toujours diffèrent.

Entonces, usted ha de saber que cualquier menú de cualquier día siempre es diferente.

Y decía el castellano: “En el cambio está el gusto”; como queriendo decir que no se puede mantener una posición de estancados recursos, sino más bien una disposición de permanentes variables.

C’est ça! ¡Así es! Y si ayer fui Frankenstein, hoy soy… la polilla Romualda, por ejemplo.

.- ¿La polilla Romualda? ¡Pero ese personaje no existe!

.- ¡Aaahh!! ¡No existía!... hasta hoy. Frankenstein ya se ha repetido mucho, ¿no? Pero la polilla Romualda es un personaje que pide su oportunidad… “Po-li-lla”.

.- ¡Guau!

.- “Ro-mu-al-da”.

.- ¡Romualda!... No, no es tan fácil, ¿eh?…

.- ¡Claro! Ya decía el dicho también: “¡Quién dijo que iba a ser fácil?”.

Pero el hecho de que no sea fácil no significa que sea difícil.

¡Aaahh!, ¡torpe razón!, que siempre nos lleva al opuesto como si fuera lo único que existe…

¡Chusma! Chusma de dualidades.

.- ¡Ah! C’est très difficile!

.- ¡¿Y qué?!

.- C’est difficile…

.- ¡Ah?



Se nos hace difícil, porque nos hacemos acreedores y creadores de la polilla Romualda. Y no; no nos pertenece. ¡Nos toca ese papel, pero no nos pertenece! Por eso se hace difícil –“¡Oh, qué difícil”-; por esa manía posesiva de: “¿Y entonces yo qué voy a hacer?, ¿y cómo? Si el caso es que… si es una polilla, y yo soy un polillo, ¿cómo voy a…?, ¿qué voy a hacer yo?”.

¡Pero vamos a ver, vamos a ver! ¡Por favor, por favor, por favor…! ¡Transexual! ¡Transcienda al sexo! Luego ya veremos cómo nos arreglamos.



La dificultad está en… en hacerse posesivo de una idea, de un proyecto, de algo, como “propio”. Y en consecuencia, claro, como no somos creadores –somos creativos en la medida en que nos dejamos llevar, pero no somos creadores-, no somos capaces de gestar algo desde la Nada; necesitamos materia prima.



Cuando asumimos esa “libertad” de no sentirnos responsables, poseedores, propietarios… de esto, aquello o lo otro, entonces empezamos a ejercitarnos liberadoramente.

¡Por supuesto!, asumiendo las responsabilidades y los ‘transcurrires’ que nos tocan, ¡con el Amor del Amanecer!... y la agilidad de la polilla Romualda, hoy.



¡Aayyy!, si nos fijamos un poco, si nos hacen AMA-NECER, es porque aún –y grábese bien-… es porque aún –y grábese bien-… es porque aún –y grábese bien- NO ESTAMOS HECHOS. ¡Y creíamos que ya nuestra cabeza, tronco y extremidades estaban así!, ¡y nos habíamos quedado en la apariencia!, ¡y creíamos que estábamos hechos!

¡Babosos!... ¡Por favor! ¿¡Cómo se te pudo ocurrir que estabas hecho!? ¡Te están haciendo todos los días! Moldeando y provocando y… incitando...

Recompón tu figura, ¡realza tu actitud!, ¡estira tu piel!, abandona tus prejuicios…

¡Agiliza tu mente! No la hagas torpe esclava de tus “responsabilidades”, de tus poderes, de tus falacias… Todo eso hay que despedirlo: “Au revoir!, au revoir!”.



.- ¡Apresuraos!, ¡apresuraos! –parece decir la polilla Romualda-, ¡apresuraos, que hoy es día de limpieza!

.- ¿De limpieza?

.- ¡Sí, sí!, porque mañana llega el Gran Señor.

.- ¿El Gran Señor? ¿Mañana? ¿Limpieza?

.- Sí. Todo eso que hemos escuchado tenemos que limpiarlo, limpiarnos; para poder seguir cambiando, para que nos sigan haciendo. Porque mañana…

.- ¿Y quién te ha dicho que vendrá mañana?

.- Bueno… ¡No!… Pero… y si existiera mañana, sí, ¿no?

.- ¡Oh! Si… si existe mañana…



Por si existe mañana, “limpieza general”.



No pretendamos amar hoy como ayer, ni hoy como mañana.

C'est différent! Chaque jour est –alors- un autre univers! Cada día es un Universo. ¡Es distinto!



¡Ayyy!, ¡cómo se cimbrea vibrantemente la luz blanca! ¡Transparente nos llega! Modula nuestros sentidos y… ¡nos clama!... hacia alientos… hacia alientos tan sutiles que apenas si alcanzamos a intuir, pero que sabemos que por ahí, por ahí, por ahí se va; por ahí nos llevan.



¡Incansable amanecer!, que confía, que apuesta por el vivir. Que está dispuesto a seguir, perseguido y persiguiendo a la luz, hacia el éxtasis de cualquier momento.









 



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