miércoles

Lema orante semanal

LLAMADA ORANTE
10 de enero de 2011

Alivio, caridad, condescendencia, piedad, perdn!, misericordia
Palabras que confluyen -como las aguas de un torrente, que se precipitan en una cascada- en cada momento orante.
A poco -¡poco, poco!- que el ser, dentro de su consciencia pequeña!, se descubre... -¡ay!-, se descubre en un universo inmenso, sin saber por qué está ahí; pensando que hace algo y... no sabe tampoco por qué -¡y si es que hace algo!-.
Para perder el susto, se entretiene en sus oficios, en sus actividades, en sus normas, morales, costumbres... patatas fritas, chicles, caramelos, chocolatinas...
¡Ay! Pero, cuando se duele, pero cuando se siente incapaz, cuando le muestran su impotencia, cuando tiene un acto de soberbia y...¡ y ya está!, entonces busca la piedad, la condescendencia, la comprensión, el perdón...
La compasión.
¡Sí! Busca esa compasión, como lo que él no pudo reflejar que era: compasión.
"Con-pasión", de pasión, de entrega; y "compasión" de servicio, de ayuda, de comprensión, de dulzura.

Es posible que nuestra amplificada consciencia -simplemente en hechos científicos materiales- se haya dado cuenta de que esto de la vida es un poco raro.
Me explico.

¡Tanta materia, tanta anti-materia, tanta materia oscura, tanta energía oscura! -incapaces de contarlo e incapaces de medirlo-,¡ tanto!, en un paraje aparentemente desolado; y ahí, en un rincón olvidado, unos gusanos agazapados. ¡Yeah!... ¡Qué raro! ¿No?
Realmente, al orar, uno se da cuenta de que Dios es muy raro. Es decir, en el lenguaje coloquial decimos eso para reírnos de nuestra ignorancia y nuestra incapacidad, pero también para demostrar -entindase aquí "demostrar", en el lenguaje puramente coloquial, sin más interés- que sus premisas, conclusiones o constituciones son absolutamente desconocidas para nosotros. ¡No se puede ni echar uno un cálculo, así... a nada!
Dice: "Voy al 3". Y sale el 57897. O sea, acertar... ¡pufff! Es como si te hubieran tirado una pedrada.
Eso tiene su gracia, por una parte, porque te exime de toda responsabilidad. Es decir:

-¡Ah! Yo, yo estaba por aquí... Quiero decir, aquí me pusieron... Y a mí ¿qué me cuentan? Fíjese. Como mucho, digo: "Sí, Señor" o "Sí, Señora" o "Sí, ¡Mmm!" o "Sí, Dios". No se me ocurre otra cosa. "Sí", porque no puedo decir "No".
-¿Cómo?
-¡Que no puedo decir "no"!
-¡Hombre! Uno puede decir "no", a lo que quiera.
-¿A qué? "No quiero café, no quiero chocolate, no quiero casarme, no quiero comprar cacahuetes..." Y eso, ¿qué clase de "no" es? ¡Un "no" pichirringui! Un "no" pichirringui de... pfrrrrrr, de impresentabilidad. 
Al decir "impresentabilidad" queremos decir que... no es que seamos impresentables -somos lo que podemos ser- sino que, en lo que es, que somos, no podemos decir "no".
Esto es importante! ¡Oh, s! ¡¡Oh, yeah!! ¡Es muy importante!
Sí. Porque, esto del libre albedrío y el libre "jodrío" y cosas parecidas, ¡es absolutamente falso! ¡Falsísimo! ¿Cómo es posible que hayamos podido llegar a un nivel de pensamiento en el que podamos pensar que, en este infinito universo, podemos decir "no" a algo? ¡Si nos puede caer un meteorito en la cabeza y hacernos un agujero!, y sepultarnos para siempre y convertirnos en petrleo.

¡No podemos decir que no! Y no solamente 'no podemos' por razones éticas, morales y tal... sino que"no", no es "no". "No, no es no" significa que no tenemos en nosotros la opción del "no".
-¡Ala! ¡Pues no creo en Dios!
-¡Y qué! ¡Y qué! ¡Y qué! Valiente... A ver... ¿qué...? Es una forma de no quererse meter en problemas ¿eh? Pero hay sentires -¡ay!- ocultos y profundos, que -¡uf!-... ¡qué alivio, sólo poder decir que "sí"! 
¡Sí!... ¡sí!
Saber -fjense bien- ¡saber que soy un "sí"! Un "sí" absoluto. Con tanto que se habla de lo relativo: "Porque lo relativo..." "Porque eso es relativo..." "Porque habra que verlo..." "Porque esto es relativo..." ¡Nada! Todo eso se vuelve otra vez un cuento, en este nivel. 
-Soy un "sí" absoluto.
-¡No se qué es "absoluto"!
-¡Absoluto! Es decir que la Creación se recreó un día en... -no se por qué- y dijo: "¡Sí!"... y apareció Ambrosio; "Sí!"... y apareció Adam; "Sí!"... y apareció el perro; "Sí!"... y apareció el gato. ¡Y todo era un "Sí"! ¡Somos un "sí absoluto"! ¡Guau! ¡Aleluya!
Entendemos -orantemente- que es un motivo de "happiness", de alegría, de... ¿No? Porque nos salimos del dualismo existencial y maquiavlico, y entramos, no en el absolutismo -que podrìa ser una forma de gobierno- sino en "lo Absoluto" -que es una forma de total desconocimiento-.
¡Aleluya! Otra vez. No tengo que preocuparme de si la decisión de lo Innombrable o la casualidad del cosmos se encarg de juntar el "H" con el "2", con el "O", y llovió y hubo vida. ¡No! No tengo que preocuparme de eso.
-¡¿Y de qué me tengo que preocupar?!
-¡De vivir! -tan rápido la respuesta- ¡De vivir, de vivir...! ¡Estoy vivo! ¡Sí! ¡Soy un "sí absoluto"! Y como un "sí absoluto", tengo la esperanza absoluta. Y ser "absoluto" no significa que vaya dando golpazos a todo el mundo, porque éste piensa así y éste piensa asao. ¡Cada uno que piense lo que le de la gana! No sirve para nada. ¡¡Je!! Porque, al ser un "sí absoluto", ¿de qué sirve lo que piensa? ¡Aunque seas argentino... no sirve!
Y dirán: "!Hay que ver!"

No...¡ pues es una broma! Es una broma, que cada país se la gana poco a poco. Llegará otro momento en que otros se ganen otra, ¿no? Mira, ¡pobrecitos los gallegos, la cantidad de millones de trillones de chistes sobre gallegos, que hay! ¡Y mira qu bien lo llevan! ¡Y ni se quejan ni nada, oye!
-Y... entonces, entonces, ¿todo lo que pensamos y lo que elucubramos y tal...?
Dice:
-¡Pues sí! Esos jueguecillos de... de jueguecillos. Pero como no están en el rango de lo absoluto -como es nuestra existencia- no tienen incidencia sobre un "sí absoluto".
-Entonces, ¿esto significa que podríamos existir y ser, sin hacer tantas gilipolleces?
-¡Que sí!...
-¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No puede ser!
-Olvídate del "no": "sí", "sí", "sí"...
-O sea, ¿podramos ser hasta... hasta contentos y hasta felices y... y dicharacheros?
-¡Sí!
-Y hasta ponernos contentos si nos dicen: "Pues mañana no hay clase".
-¡Hasta eso!
¡Uy, qué pudor! De repente, todo el mundo quiere clase. Estoy impresionado. ¡Con todo lo que se estudia! -de verdad, de verdad, de verdad!-...¡ y qué poco...!
¿Ven? Ahí se ve cómo: "Ah, yo... pues no, pues no, pues no. Pues yo no creo... ¿Y por qué, por qué? Pues sí, pues no, pues no..." 
¡¡Bobadas!!
Es curioso. El ejercicio de la libertad, el ejercicio de liberarse imprevista e imprevisiblemente, sienta mal. Parece mentira. ¡Fíjense ustedes en eso! ¿No? Parece que eso de "el animal de costumbres", parece que es lo que funciona, y cuando aparece un detalle imprevisible, distinto e inesperado, en vez de decir: "Pues vamos a celebrarlo con..", ¡pues ni modo!
Tenemos que impulsar eso que an no se ha dado, que es la esperanza.
Y se hace -hasta donde, pocamente, sabemos- en base a maniobras imprevistas, sorprendentes... ¡que también tienen su constancia, por supuesto!

¡Qué bien! Es como replicar en ese "sí absoluto" de cómo la Creación -¡Dios!- nos sorprende. ¡Pues igual!: que entre nosotros nos sorprendamos, pero por el gozo y el disfrute de hacer en el sentido de lo vivido, de la vida; de lo bello, de lo hermoso, de lo sagrado...
¡¡¡Y al ser un "Sí Absoluto", puedo ser transparente!!! Y no tengo que ocultar...¡algo! No tengo que escurrirme de ¡nada!
Eso es un "Sí Absoluto".

-Y usted ¿qué, qué, qué misterio o qué, qué, qué guarda, y que no quiere... y qué...?
-Absolutamente... absolutamente...
Esto, evidentemente, no anula las intimidades y las... Pero ¡dejemos que la boca sea el vnculo sagrado de las palabras -como expresin creativa y creadora- que se engendran en nuestro corazón!
¡¡Por Dios!!...
¡¡Dejen alguna vez que salga lo que se siente, lo que se piensa y lo que se proyecta, sin la garra destructora de acuerdos y manías, y normas y mandatos, que nada de Lo Absoluto ha creado!!
¡Déjense hablar por lo Eterno, como una fina lámina que deja pasar toda la luz! ¡Basta ya de ser una tiniebla desconocida!, que aquél sabe, aquél no sabe, aquél cree, el otro piensa...
¿¡Por qu no...!? ¿¡Por qué no abrirse a la inmensidad -¡a bocanadas!- de lo que se siente!?
¡Oh, my God! I've found every time the moment for saying: "Yes, Sir!"
¡Oh, mi Dios! Busco, todo el tiempo, la oportunidad de decir: "¡Sí!... ¡Sí, Señor!"
¡Y qué difcil resulta que eso ocurra! ¡Y cuánto anticipo, cuánto anticipo personal se antepone antes de..."Yes, Sir"
¡Es llamada de oración!, el que busquemos ese momento de Absoluto, de ese "Sí" dispuesto, ¡disponible con nuestros músculos y huesos!, ¡que duelen, que cansan, que gimen...! Y que lo hacen, ¡sin duda!, porque hemos antepuesto "siempre" nuestros pequeños jueguecillos relativistas, ¡sin abrirnos en eclosión!... ¡de vista!, ¡de olfato!, ¡de gusto!, de oído, de tacto..., ¡al Vacío Creador!; ¡a ese "de nada" que nos envuelve!; ¡a ese "sí absoluto"!
Y más bien, la humanidad ha preferido el ghetto de la dolencia, la carencia, la queja, el ataque, el poder...
¡Ay, ay, ay, ay, ay! Por eso, al empezar a orar, aunque no se quiera, sale a borbotones: ¡"Piedad!, ¡misericordia!, ¡auxilio!, ¡ayuda!"... A lo mejor, aparentemente no se dice, o aparentemente no se piensa, ¡pero se está en ese magma!, porque "necesitamos" el auxilio de lo Eterno para sentir su misericordia. Y, en esa medida, sentir que somos un "Sí absoluto".
Somos el "Sí" absoluto de Lo Eterno y, como tales, somos absolutos. Y nos "absolutalizamos" - y podemos hacerlo- sin necesidad de acabar con nada ni con... alguien.
¡Volver a releer las palabras! Volver a reinterpretar su sentido. ¡Hacer hincapié en lo Divino!, que es lo que nos reclama lo orante. Y hacerlo vivido, tangible, digestible.
¡Habitantes!... ¡habitantes de una franja increble! Habitantes de un lugar insólito, en un universo insondable: escuchad el silencio del "Sí absoluto". Que se retomen las fidelidades confidentes que, en su ternura, lloran de alegría.
"Fidelidades confidentes que, en su ternura, lloran de alegría".
Poder ser un "Sí" permanente, en el Nombre "de", es desahogarse; es, ¡por fin! -de nuevo la palabra- ¡ser transparente!
Así, realmente es posible gestar esperanza ¡bajo parámetros que no sean manipulables por el ser!; que no sean ¡dominio de...!, sino que seamos una continua inspiración ¡transparente y lúcida!, ¡amante de la perfección!, de lo pulcro, de lo exacto, de lo estético, de lo bello, de lo elegante...
Sin ninguna rebaja.
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