lunes

Lema Orante Semanal



Reconsiderar
10 de abril de 2017
Reconsiderar, quizás deba ser un acontecercotidiano hoy, de acuerdo a cómo marchan los radicalismos, los determinismos, las imposiciones, las obligaciones…

El ser de humanidad del siglo XXI se encuentra en un estado atrapado… con la angustia y la ansiedad de cada presente; con la agonía del futuro; sin los parámetros de ética, estética, belleza, ¡virtud!, ¡virtudes!…

Es su economía y su saber de ciencia lo que mantiene –en general- sus posiciones.

¡Los ideales quedan lejos!… salvo excepciones. Se insinúan, se comentan… ¡poco! Se argumentan ¡menos! Y su realización es escasa.

Por ello, reconsiderar cualquier posición antes de ejercitar una decisión… es, además de saludable, generosoconsigo mismo, humilde ante los demás… y dispuesto a descubrir otras opciones, otras dedicaciones, ¡otros planteamientos!

Es así como los amores salen a flote, las fidelidades se refuerzan, las intenciones se acrecientan… y la oración se reaviva como llama ardiente que se precisa.



En reconsiderar, el [1]entusiasmós–“entusiasmós”: entusiasmo- se muestra con vitalidad.¡Con cautela!, sí, pero con decisión de gratitud; y, con ello, con la actitud de ser grato: de buscar esas acciones, actitudes y palabras que ¡ayuden!, ¡que colaboren!, que ¡entusiasmen!

Ese reconsiderar ¡al otro!, sin multarlo, sin castigarlo.Contemplándolo. Disponible por si hubiera una necesidad.



Así es estar orando… mientras se está viviendo. ¡Así!, “viviendo” es orar. Y es dar muestra equivalente de lo que la Creación nos da.



Dejar de barrer hacia la propia casa, para asumir la vitalidad de lo limpio, de la limpieza. Posicionarse en la pulcritud y en la elegancia del afecto. ¡Y si ocurriera el defecto!, hacer de él un aprendizaje, una rectificación.

Orar, hoy, implica una ¡plenaconfianza!... en lo que decididamente se hace. ¡Plena colaboración!… en lo que supone el ideal que se realiza.

El ser se ‘plenifica’, y cierra la puerta de la vulgaridad, de la desidia, del tedio, de la queja permanente,de la rabia, el rencor… o el apunte de lo incómodo.

¡Hacerse pleno en la plenitud!Sí; en la plenitud de los bienes y dones, virtudes y capacitaciones que cada uno tiene,y que se ponen “al servicio de”...

Porque lo orante lo planifica “En el Nombre de”… ¡Lo Eterno!, del Misterio Creador; de ése que late y palpita…¡para mantener la emoción!; para que no termine la magia; para que se ensalce ¡la ilusión!; para que no se racionaliza el afecto, la atracción,y más bien se haga… fantasía e imaginación.

 Atrás, diluido y reciclado, debe quedar lo malhumorado, lo dañado, lo inadecuado.

¡La bondad!...debe presidir el lenguaje corporal, el lenguaje del silencio, el lenguaje gestual, el lenguaje verbal. Ahí no hay error.



Llega la Llamada Orante. Llega el momento en que nos llaman, en que nos dicen, en que nos promueven, en que nos recuerdan, ¡en que nos muestran la guía!...

Sea cual sea la posición, ¡no se hace sectaria! La oración se hace liberadora… porque su muestra no pertenece a ningún poder; sólo persigue la culminación del ser, en base a sus recursos, amplificando su consciencia de bondad, de generosidad, de humildad,¡de sumisión ante lo que va mostrando!…–por casualidad, por incertidumbre, por imprevisibilidad, por Misterio- esa Creación Fervorosa. Porque evidentemente ¡hay un fervor!... hacia la vida; que, si no es por él, no estaría.



El reconsiderar, bajo la tutela de la oración, ¡no es una vuelta atrás!, sino que es un bucle hacia delante. Es una nueva imaginaria… que aporta las novedades de lo que nace; que sabe apartar las obcecaciones, los desvaríos y las estancadas posiciones.



Cada vigilia de luz, cada nuevo “ama-necer” –“nacer de nuevo al Amor”- nos posibilita esa actitud… de matiz orante, que nos hace ser un reflejo de lo que nos ¡aman!... como creación, y nos incita a la muestra de ser nosotros los equivalentes de ese Infinito Amor: en el detalle, en el cuidado, en la prudencia, ¡en el entusiasmós!, en la convivencia…

Si es unhacer considerado, no habrá error; porque el error surgede la controversia entre lo evidente de la Creación y lo personalista-ególatra del individuo.



Con la calma del desapego; con la escucha obediente; con la admiración complaciente; con saber que somos consentidos… hacia una ejercicio de vida en amor permanente; con “siendo nosotros” ¡y algo más!..., porque nos llaman a orar y a acrecentarnuestras posiciones.



Aspirar a la dignidad permanente, con la soltura…¡inocente!;aspirar a la autenticidad sin reservas;a que las mareas te traigan cuando pretendas irte…, para saber estar en la posición adecuada, dignamente, y así el ánima se cultive, se embellezca… en esa dignidad sin pompas ni aplausos, con el propio esplendor que la dignidad da. “Con el propio esplendor que la dignidad da”.

¡Dispuestos a lo imposible!, que es lo verdaderamente posible.

Y eso nos acerca a “el saber”; al saber estar y al saber dejarse guiar… para poder configurar una comunidad, una comunión; una comunión de estar, de ser y de ‘haceres’… sin las fisuras de las dudas, de los estados demandantes; bajo el cotidiano diálogo de los aportes y de las necesidades.



Deja que el loto de tu amor… ¡se asombre!

Deja que el loto de tu amor… contemple maravillado.

Deje que el loto de tu amor… admire.

Deja que el loto de tu amor… suspire.

Deja que el loto de tu amor, ¡venere!

Deja que el loto de tu amor, adore.

Serás… pleno… e infinito.

Serás referencia y faro… para otros.

Serás gozo y disfrute permanente.

Serás hojas de flor… siempre nacientes.



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[1]En griego: “arrobamiento o éxtasis inspirado por la divinidad”.