lunes

AMA-NECER
27 de abril de 2009



Podría decirse que cada aman-ecer es la expresión amorosa de nuestro pequeño lugar del Universo. La expresión amorosa de la Creación desde este espacio-tiempo en el que como seres que se alimentan de luz, necesitan de esta para amar.

Somos foto-sensibles y, y esa luz pone en marcha miles de mecanismos, que hacen posible la dinámica vital.
“Ama-necer”. Necesidad de que amanezca para… poder cargarse de vigilia y ser testimonios de lo que se recibe: Amor.

Amanecer. Una ¡nueva ! opción, una ¡nueva ! perspectiva.
Y como nueva, se plantean nuevas perspectivas.

Qué, qué laborioso resulta para el hombre, que trabajoso resulta para el ser humano amanecer como nuevo, y que tendente es a remachar cada amanecer con lo viejo, con lo antiguo, con lo pendiente, con lo pasado…

Por supuesto, en la mayoría de las veces incómodo, desagradable… Porque si todavía amaneciera con los recuerdos vivos gratificantes, amables, dichosos, gozosos, alegres, felices… Pero a veces amanece justo con todo lo bochornoso: “El bochorno”. Y se congratula en recordar lo, lo pesado que queda, lo que quedó, lo que está pendiente… ¿Y lo nuevo?

Cada “ ama-necer” debe de ser, así se plantea en la Creación , así se plantea en el cosmos inmediato, así se plantea en el cosmos inmediato, cada amanecer constituye: empezar.


Ese “ ama-necer nuevo” representa otras coordenadas, otras perspectivas, otras probabilidades, oportunidades.
El empeñarse en que es lo mismo que ayer es decadente y no se ajusta a la luz y, menos aún, al que ama.

Y ese “ aman-ecer” , aman, nos remite a un acontecer, Universal. Por una parte: “ama-necer”, el que ama de nuevo, en nuevo está. Por otra parte, “ aman-ecer” nos hace referencia a la consecuencia, del que ama, que se aman.
Estamos en consecuencia, en el magma de amaneceres… en el que se conjugan la fuerza amatoria -creadora por excelencia- y las consecuencias de ésta: que los seres aman.

Y curiosamente cuando la luz del “ ama ” se culmina, el ser entra en el sueño, en la “Nada” Original, aguardando… un nuevo “aman-ecer”.

En esa “no-ve-dad”, no se ve específicamente lo que se nos da; pero, el acomodo, la disposición de los constituyentes que elaboran, finalmente, lo que dice ser cada uno, están novedosos en cada amanecer.

En lo nuevo se diseña el futuro que aún está latente, inquieto porque las opciones son muchas.

“Aman-ecer”, pasa en nosotros. No estemos en la consciencia de que se ha pasado…, sino que está.

Ámen.