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Lema Orante Semanal

 

El vivir reclama continuamente el deber de servir

10 de noviembre de 2025

    Y se hace memoria de los agravios, se hace memoria de los desagrados, se hace memoria de las fracasadas actitudes, se hace memoria de los errores de otros, se hace memoria de los fallos, y se crea el gran almacén de la memoria, no histórica, sino prejuiciosa, para emplearla en el presente y hacia el futuro.

    También, de igual forma, se hace memoria de lo exitoso, de lo logrado, de lo hecho, para justificar la apatía, la desgana, el acomodo del presente y del futuro.

    Se recogen una vez más –así, en esta polaridad- las memorias, para justificar un presente pasivo y un futuro sin existencia, que seguramente repetirá lo que criticó o lo que admiró. Y ahí quedará. Y consecuentemente, la evolución no se verá; la actitud de descubrir, de aprender y de incorporar algo para servir, para el deber de servir… queda sin realización.

Y así se hacen crónicas las historias y repetitivos los aconteceres.

    Bien está el recuerdo de lo que impulsa, de lo que genera, de lo que acrecienta, que se haya comprobado y vivido.

Sin duda, es una de las capacidades del recuerdo.

    La Llamada Orante nos implica, en cada encuentro, nuevos y diferentes enfoques de realidades cotidianas con la misión –sí, llaman para la misión- de construir nuevas realidades que nos liberen del yugo de la costumbre, la comodidad, la seguridad y la crítica del “accidente” permanente.

    Todo ello nos lleva a clasificar a todo el entorno con normas, leyes o dictámenes que se hacen raíces, que se hacen fijos.

¿Dónde está ahí la esperanza? ¿Dónde está ahí el transcurrir hacia lo desconocido?

    El análisis de los presentes y futuros en base a la raíz caduca de lo ocurrido, no promueve la naturaleza liberadora, servidora, del ser, sino que más bien lo acomoda, le da la –entre comillas- “seguridad” de lo que repetitivamente se hace.

    Y así, cualquier innovación, cualquier declaración de algo distinto a lo instaurado, se hace montaña; se hace montaña a subir y… casi imposible de realizar.

    Lo cotidiano se hace problema, y apenas aparece la actitud de resolver, de solucionar…; el deber de corregir, el deber de intervenir, participar… como un acontecer necesario; hacer del servicio un deber, y no –como ocurre habitualmente- el reclamo de los derechos sin haber cumplido los deberes.

    La Llamada Orante nos incita a interpretar ese deber como una necesidad: necesidad del ser, en su servicio. Sí. Si cada ser aparece en la Creación porque es preciso y necesario –“preciso y necesario”-, y para ello se le dota de recursos, el deber se convierte en una necesidad. Y a través del servicio se cumplen las expectativas del presente y del futuro.

    Y es así que, contemplando el deber como… no una obligación, no una imposición, sino lo que se necesita, la vida avanza en base a las necesidades, y precisa la realización de deberes para que esas necesidades se satisfagan.

    Y es así que, cuando el ser se siente necesitado, que se le necesita, aplica su servicio de forma entusiasta, de manera resolutiva, para dar cumplimiento a sus dotes.

Servicio y deber se hacen, así, una unidad que se ajusta a las capacidades de cada ser.

    Y cabe esperar, en esa posición, que nadie reclame a nadie su participación, sus apuestas de poner lo que se tiene y abrirse a nuevas –siempre nuevas- disposiciones.

El deber no es deuda, es necesidad.

    La vida se hace y es –sin poderla definir- unidad comunitaria… ya sea cercana o lejana, según nuestras limitadísimas mediciones. No hay lejanía ni cercanía en la comunión de la vida; es una unidad que nos desborda y que… estamos diseñados en ella. No podemos escaparnos. ¿A dónde?

    ¿Es que acaso el individualista, personalista y sectario está fuera de la unidad de la comunión de la vida?

    No. Al revés: se está aprovechando de esa comunión, para secuestrarla y esclavizarla, cosa que no logrará en ningún caso. Pero transitoriamente puede parecerlo.

Se piensa con frecuencia que los deberes están cumplidos…

    Mas si se afina en nuestra comunión con el Misterio Creador, el cumplir es un límite.

La vida va más allá del cumplido.

    Y al situarnos en vida, según las sugerencias del Misterio Creador, en ningún momento hay límite…; sí –según el transcurrir vital- un progresivo avance… que se puede ver más o menos, pero que ahí está, puesto que ahí estamos y ahí seguimos.

    El querer doblegar los deberes y los servicios a un momento “cumplido” nos impide el salto hacia lo desconocido, hacia lo que aún no se ha aprendido.

    Es preciso descubrirse en lo desconocido. Es necesario incidir en lo que puede ser, en lo que llega, sin saber qué es. Y abandonar las viejas fórmulas y las sentencias, porque con ellas quedamos atrapados en pasados.

    Desafiar a la tendencia, desafiar a la indolencia, desafiar a la costumbre, desafiar a la sentencia…; desafiar sin violencia, con la contundencia del hacer, con las muestras de los deberes servidos que posibilitan el hacer de otros. Y a su vez, el hacer de otros nos posibilita para otros aconteceres.

    Todo simultáneamente ocurre, aunque nos cueste ligarlo, aunque nos cueste entenderlo.

El concepto de “entender” se liga al de poseer, al de manejar, al de manipular.

    Más que entender es incorporar aquello que nos promociona, aquello que nos hace desafiar los imposibles.

    Si nos fijamos –como ejemplo- en habilidades ya asumidas como posibles, como por ejemplo el leer, escribir…, antes de que eso ocurra, a poco que sensatamente pensemos, se nos hace una posibilidad casi imposible.

    Y hay que repetir y repetir y repetir esa letra, y otra y otra. Y si lo hacemos con la consciencia de que se consigue, es porque nos antecede una experiencia previa. Pero desde el punto de vista simplemente metodológico y de capacidad, se nos muestra –ese aprendiz de lengua, de letras y palabras- como imposible.

    Es un ejemplo simple y quizás poco operativo, mas si nos fijamos en lo que ha supuesto, en el desarrollo evolutivo del ser, el poder establecer una escritura, una lectura… sin duda ha modificado nuestras perspectivas a todos los niveles.

    Como ejemplo, nos puede servir –en consecuencia- para referenciarnos ante dificultades, inconvenientes y demás situaciones que parecen inabordables.

    No ha de ser una escalada fatigosa y difícil… el asumir nuevas habilidades, nuevas responsabilidades, diferentes posibilidades. Basta con recordar, ante esas dificultades propias, las evoluciones que ha habido, que no se han conformado con: “Ah, es que es así”.

    Si la comunidad de vida se hubiera conformado en cualquiera de los tiempos pasados, y no hubiera dado el salto a nuevas perspectivas, la vida como unidad habría desaparecido.

    Y el hecho de que continúe es que vamos incorporando –a la vez que desechando posiciones estancadas- vamos incorporando innovaciones asombrosas.

    Hoy tomamos como naturalidad, por ejemplo, el abrir un iPhone, una tableta o cualquiera de estos instrumentos y, en apenas una hora, por ejemplo, tener a nuestra disposición los principales periódicos, las principales agencias informativas.

    Si nos hubiéramos quedado en el diario de la mañana, en el ir a tener que comprar tal o cual vespertino, y pasar y pasar hojas, no habríamos dado el salto de tener en un instante una visión amplificada de un acontecer.

    Y lo vemos como normal ahora…; pero ha supuesto, sin duda, un esfuerzo, una dedicación, una investigación, una deducción, un creer, un aprender.

    Hoy se ve, por ejemplo, más cine que nunca. Y hoy, más que nunca, están vacías las salas de cine. Por ejemplo. No es que sea ni mejor ni peor, pero ha sido un cambio absolutamente grandioso, el tener acceso a una cinematografía diaria, continua… cuando hace no mucho había que sacar la entrada y había que ver cuándo podría ir.

    Podemos elegir cualquier aspecto –cualquier aspecto- de nuestra cotidianidad, para ver que la dedicación, el servicio y el deber de los que veían más allá de lo establecido han cambiado las hormas y las normas.

    Una carta tardaba una semana, diez días, depende de a dónde fuera. Hoy, una carta tarda segundos, minutos, mientras se escribe o se lee casi al instante.

    Y eso se ha producido –e insisto, se pueden poner miles de ejemplos en cualquier otra área-, se ha producido porque ha habido seres de humanidad que se han volcado en sus deberes y servicios. Han apostado por innovar. Han retado a lo imposible.

    Y ese acontecer unitario representado en algunos, no sólo es una heroicidad de los que lo promocionaron –que lo es, pero no sólo es eso-; es una muestra de que ello es posibilitante para todos.

    No podemos quedarnos con la idea: “Que investiguen ellos, que busquen ellos. Nosotros estamos aquí con la boca abierta”.

    El Misterio Creador, a través de esos cambios y esas diferencias tan abismales en algunos casos, nos muestra todo ese caudal de recursos de los que está dotado el ser para dar esos saltos.

No hay que esperar a otros. Hay que andar con nuestras propias piernas.

    Y así, en la medida en que vemos esas impresiones que nos produce el asombro de los cambios y las variables que la vida nos va ofreciendo a través de nuestra presencia… Que, en definitiva, es la presencia de lo divino la que posibilita providencialmente que ocurra esto o aquello.

    El vivir reclama continuamente el deber de servir, como una forma, una manera de descubrirnos en la comunión con el Misterio Creador. Y en la medida en que tenemos esa actitud, la Providencia se nos muestra, las capacidades se despiertan, los optimismos se muestran y los límites desaparecen.

    Tenemos el deber de mostrar –de “mostrar” en el sentido de muestra, de evidencias- que nuestras posibilidades de recursos no tienen límites. Sin duda, cada cual hará “a su paso”, claro, pero nunca se agotarán esos pasos. Y cada paso de cada uno debe considerarse –porque así lo es, aunque no se pueda ver- como un paso… sin fin.

Cada acción del ser se propaga vibracionalmente hacia la totalidad.

    Y, en consecuencia, nunca terminamos, nunca nos jubilamos, sino que hacemos júbilo. Es muy diferente. Hacemos júbilo de nuestros progresos, de nuestras descubridoras formas de hacer.

En esa medida nos sentimos universos y creaciones continuadas.

    Damos por bueno ese ama-necer: ese nacer diario que se nos da sin exigirnos y sin pedirnos.

    Y así, en la medida en que nosotros replicamos en ese dar, nuestro compromiso sale espontáneo. No precisa del reclamo de otro. Pero sabemos que tenemos que contar con los otros, que también somos nosotros.

    Porque nosotros somos “otros” para otros. Y de alguna forma, esa es la visión que nos da la posibilidad de sentirnos unidad, sentirnos comunidad, sentirnos proyectados hacia un estado de continuo descubrir y permanente asombro.

    El cumplir continuado… nos hace eternos futuros… sin marcha atrás.

 

***

 

 

 

Living continually calls for the duty to serve

2025-11-10

    And we remember the insults, we remember the dislikes, we remember the failed attitudes, we remember the mistakes of others, we remember the failures, and we create the great storehouse of memory, not historical one, but of prejudices, to use it in the present and towards the future.

    Likewise, we also remember what has been successful, what has been achieved, what has been done, in order to justify our apathy, lack of interest, and our complacency of the present and future.

    Memories are gathering once again –thus, in this polarity- to justify a passive present and a future without existence, which will surely repeat what it criticised or what it admired. And there it will remain. And consequently, evolution will not be seen; the attitude of discovering, learning and incorporating something to serve, for the duty to serve... remains unfulfilled.

And so the stories become chronicles and events become repetitive.

    It is good to remember what drives, what generates, what increases that has been verified and experienced.

Undoubtedly, it is one of the capacities of memory.

    The Prayerful Call involves us, in each encounter, new and different approaches to everyday realities with the mission –yes, they call to the mission- of building new realities that free us from the yoke of habit, comfort, security and the criticism of the permanent "accident".

    All this leads us to classify the whole environment with rules, laws or dictates that takes roots, that become fixed.

Where is hope in all of this? Where is the journey towards the unknown?

    The analysis of the present and future based on the out-dated root of what has already happened does not promote the liberating, service nature of the being, but rather accommodates it, giving it the –in inverted commas- "security" of what is repetitively done.

    And so, any innovation, any declaration of something different from the established order, becomes a mountain; it becomes a mountain to climb and... almost impossible to achieve.

    The everyday becomes a problem, and hardly appears the attitude of solving, of resolving...; the duty to correct, the duty to intervene, participate... as a necessary event; making service a duty, and not –as usually happens- the claiming one’s rights without having fulfilled one’s duties.

    The Prayerful Call urges us to interpret this duty as a necessity: the necessity of being, in its service. Yes. If each being appears in Creation because it is needed and essential –"needed and essential"- and is provided with resources for this purpose, then duty becomes a necessity. And through service, the expectations of the present and the future are fulfilled.

    And so, seeing duty as... not an obligation, not an imposition, but what is needed, life moves forward based on needs, and requires the fulfilment of duties in order for those needs to be satisfied.

    And so, when the being feels needed, that it is needed, it enthusiastically and decisively offers its service, to fulfil its gifts.

    Service and duty thus become a unity that is in accordance with the capacities of each being.

    And it is to be expected, in that position, that no one will demand anyone else’s participation, their commitment to contributing what they have and to be open to new –always-new- dispositions.

Duty is not debt, it is necessity.

    Life is made and is –without being able to define it- a communal unity... whether near or far, according to our very limited measurements. There is no distance or proximity in the communion of life; it is a unity that overwhelms us, and... we are designed within it. We cannot escape. Where to?

    Is perhaps the individualist, personal and sectarian one outside the unity of the communion of life?

    No. On the contrary: it is taking advantage of that communion, in order to hijack and enslave it, something it will never achieve. But it may temporarily appear to be so.

It is often thought that our duties are fulfilled...

    But if we deepen in our communion with the Creator Mystery, fulfilment is a limit.

Life goes beyond fulfilment.

    And when we situate ourselves in life, according to the suggestions of the Creator Mystery, there is no limit at any point...; yes –according to the course of life- a progressive advance... which can be seen more or less, but which is there, since we are there and we continue to be there.

    The desire to reduce duties and services to a "fulfilled" moment prevents us from leaping into the unknown, into what has not yet been learnt.

    It is necessary to discover oneself in the unknown. It is necessary to focus on what can be, on what comes, without knowing what it is. And to abandon old formulas and pronouncements, because with them we remain trapped in the past.

    To challenge tendencies, to challenge indolence, to challenge habit, to challenge judgment...; challenging without violence, with the forcefulness of action, with the sample of duties served that enable the actions of others. And in turn, the doing of others enables us to experience other events.

    Everything happens simultaneously, even if we struggle to find the connection, even if we struggle to understand it.

The concept of "understanding" is linked to possession, managing, manipulating.

    More than understanding it is about incorporating that which promotes us, that which makes us defy the impossible.

    If we look –as an example- at skills already assumed as possible, such as reading, writing..., before they actually happen, if we think about it sensibly, it seems almost impossible.

    And we have to repeat and repeat and repeat that letter, and another and another one. And if we do it with the awareness that it is achieved, it is because we have previous experience. But from a purely methodological and capacity-based point of view, –that learner of language, letters and words appears- as impossible.

    It is a simple and perhaps not very operating example, but if we consider what it has meant, in the evolutionary development of humankind, to be able to establish writing, reading... it has undoubtedly modified our perspectives at all levels.

    As an example, it can serve us –consequently- as a reference point when facing difficulties, obstacles and other situations that seem unapproachable.

    It doesn’t have to be a tiring and difficult climb... to assume new skills, new responsibilities, different possibilities. It’s enough to remember, when faced with these own difficulties, the evolutions that have taken place, which haven’t been satisfied with: "Oh, that's just the way it is".

    If the community of life had been content with any of the past eras, and hadn’t taken the leap to new perspectives, life as a unified whole would have disappeared.

    And the fact that this continues is due to our incorporation –while discarding stagnant positions- our incorporation of astonishing innovations.

    Today we take for granted for example, to open an iPhone, a tablet or any of these devices and, in just one hour, we have the main newspapers, the main news agencies at our fingertips.

    If we had remain stuck with the morning paper, with the need to buy this or that evening paper, and to leaf through it, we would not have made the leap to having an amplified view of current events in an instant.

    And we see it as normal now...; but it has undoubtedly involved an effort, a dedication, research, deduction, belief, learning.

    Today, for example, we see more films than ever before. And today, more than ever, cinemas are empty. For example. It's not that it's better or worse, but it's been an absolutely great change, having access to a daily, continuous stream of films... when not so long ago you had to get a ticket and see when you could go.

    We can choose any aspect –any aspect- of our daily lives, to see that the dedication, service and duty of those who saw beyond the established norms have changed the lasts and the rules.

    A letter used to take a week, ten days, depending on its destination. Today, a letter takes seconds, minutes, while it is written or read, almost instantly.

    And this has happened –and I insist, thousands of examples could be giving in any other area- it has happened because there have been human beings who have dedicated themselves to their duties and service. They have committed to innovation. They have challenged the impossible.

    And this unified event, represented in some, is not only a heroic feat for those who promoted it –which it is, but it is not only that-; it demonstrates that it is possible for everyone.

    We cannot simply accept the idea: "Let them investigate, let them search. We are here astounded”.

    The Creator Mystery, through these changes and these abysmal differences in some cases, reveals to us the vast array of resources with which humankind is endowed to make these leaps.

We do not have to wait for others. We have to walk on our own legs.

    And so, to the extent that we see those impressions produced by the wonder of the changes and variables that life offers us through our presence... That, ultimately, is the presence of the divine that providentially makes this or that to happen.

    Living continually calls for the duty to serve, as a way, a manner of discovering ourselves in communion with the Creator Mystery. And to the extent that we have this attitude, Providence reveals itself to us, our abilities are awakened, optimism emerges and limitations disappear.

    We have the duty to show –to "show" in the sense of proof, of evidence- that our potential resources are limitless. Undoubtedly, everyone will do "at their own pace", of course, but those steps will never be exhausted. And each step taken by each individual should be considered –because it is so, even if it unseen- as a step... without end.

Each action of the being propagates through vibrations towards the whole.

    And, consequently, we never finish, we never retire, but rather we rejoice. It is very different. We rejoice in our progress, in our innovative ways of doing things.

To that extent we feel like universes and continuous creations.

    We accept this loving-dawn: this daily birth that is given to us without demanding or asking anything of us.

    And so, to the extent that we replicate in this giving, our commitment spontaneously arises. It does not require the demand of another. But we know that we must rely on others, who are also us.

    Because we are "others" for others. And in a way, that is the vision that allows us to feel united, to feel like a community, to feel projected towards a state of continuous discovery and permanent wonder.

    Continuous accomplishment... makes us eternal futures... with no turning back.

***

Lema Orante Semanal

 

Detrás de una opinión, de una crítica, debe haber una resolución, un aporte

3 de noviembre de 2025

    El poder de la fuerza violenta –de múltiples facetas- sigue ganando espacios; espacios de vida. Y cada vez que asoma una esperanza, una insinuación de alegría, una posibilidad de innovación, de inmediato la respuesta es la crítica exacerbada, aumentada, que degrada esa actitud de avance, de progreso, de descubrir, de aprender…

    La sombra del fracaso, la pérdida, el error, la dificultad…, ese apego al pasado, que no quiere ceder porque así tiene garantizado el dominio y el control, el manejo y la manipulación, surge en miles de facetas.

    A veces, la violencia es en forma de envidia; otras, de comentarios de deterioro; otras, sin duda, con actos de daño. Pero, en cualquier caso, está ahí merodeando para asegurar y asegurarse el dominio.

    Igual ocurre con posturas o actitudes que se defienden para justificar la apatía, la abulia y el innecesario esfuerzo por cambiar.

    Sí. La Llamada Orante nos advierte de que esas actitudes las hemos ido heredando, pero son reversibles. Pero para ello se requiere una disciplina, una convicción, una decisión. Una decisión firme de modificar actitudes, gestos, palabras, pensamientos, obras… y no quedarse anclado en el futuro, aduciendo que: “Bueno, pero ya... algo parecido a esto ocurrió. Pero luego fracasó porque…”, el largo etcétera que viene; el largo etcétera histórico, que por momentos resulta histriónico.

    Todo proceso evolutivo, descubridor, de aprendizaje, sin duda tiene carencias, tiene defectos, tiene que superar determinados inconvenientes propios de los nuevos caminos.

    Claro, si el ser se fija en esas dificultades, pero no presta la atención al entusiasmo, a la fe, al idealismo, al esfuerzo y la dedicación, indudablemente estará boicoteando esa nueva situación, esa diferente percepción.

    La Llamada Orante nos orienta hacia la exaltación –sí, hemos llegado hasta ese punto-, a la exaltación de ese pequeño detalle de cambio, ese pequeño detalle de innovación, ese pequeño detalle de rectificación, ese pequeño detalle de modificación de actitudes.

    Y la tendencia esclavista de permanecer “como antes”, que en definitiva era un dominador sobre una servidumbre…

    Que es el modelo que se sigue, lo que pasa es que “disimuladamente”. Y lo que sí ocurre –cierto- es que hay ejemplos de seres que se mantienen en sus virtudes y son testimoniales ejemplos. Claro que sí. Pero su influencia es escasa.

    Hasta los más críticos lo aceptan, pero lo colocan en el pedestal de la excepcionalidad. Punto.

    Como el principio de Peter: “Si quieres anular a alguien con influencia e importancia, nómbrale presidente, director general, móntale un gran despacho, llénale de ayudas y beneficios y ganancias. Pero, por todo ello, impídele que tome decisiones”.

    Es, sin duda, una forma sibilina de violencia. No podrá decir que le han tratado mal o que le han echado… no.

    También –en consecuencia- esa es una actitud esclavista que, ante una acción valiosa, se la rodea de vítores y aplausos para que con ellos se nutra, y no precise continuar su firme propósito de lograr, alcanzar…

    Ante –como actitud, nos señala la Llamada Orante- ante una posición de avance, de descubrir, de aprender, de evolucionar, al contemplarla –como hemos dicho anteriormente- se ensalza lo virtuoso; y eso no quiere decir que no nos demos cuenta de lo que carece, de los riesgos. No. Pero no es suficiente con señalarlos.

    La Llamada Orante nos sugiere que, además de señalarlos, demos respuestas para solucionarlos: “Sí, este proyecto tuyo me parece bien, pero tiene este inconveniente, o no has tenido en cuenta este factor. En mi opinión, esto se podría evitar de tal y tal y tal forma”.

    Pero no ocurre así, no. El sentido crítico, tan defendido por la envidia, deja el agujero, pero no da, no aporta…

    Con lo cual, el proyecto, la idea, la ilusión y la fantasía que se tenía, queda preocupada; queda… incluso puede llegar a quedar ridícula. Pero es que los que critican y hacen agujeros sin saber cómo taparlos, se han quedado en su destrucción, se han quedado en observar cómo aquél se equivoca y cómo resaltarlo.

    Es semejante –para entenderlo- a cuando el adulto desilusiona a un niño. Él tiene su fantasía, su ilusión de ir a tal sitio, de jugar con tal o cual cosa… y el adulto le enseña a que eso ya pasó; que no: “él tiene que ser más serio, más productivo, más rentable; tiene que aprender desde muy pequeño que la vida es muy dura, muy difícil”.

Y lo hace por su bien. Curioso.

    Pero resulta que, cuando se actúa de esa forma –ponemos lo del niño como una imagen, nos vale igual un adulto, un anciano-, cuando se actúa de esa forma, se está ejerciendo una violencia “simpática”. Sí. Un: “En el fondo, me gustaría también a mí, pero no. La vida me ha enseñado que es cruel y despiadada”.

    Seguimos buscando quién es esa señora –la vida- que es tan infiel y tan despiadada, tan terrible, tan horrible. Cuando se escucha esa frase: “No. Es que la vida te enseña…”. ¿Quién es?, ¿quién es ésa? Es el diablo, ¿no? El malévolo: Lucifer.

    .- La vida te enseña…

.- Pero ¿a qué vida se refiere usted?

    .- No, porque a mí me ha pasado esto y esto y esto…

.- A ti te ha pasado eso, ¿y eso es la vida?

    Pareciera que es un fantasma que nos une y que nos da la lección magistral de que la vida es un absoluto fracaso, que carece de sentido, y que cualquier fábula, fantasía, ilusión… está abocada, tarde o temprano, al fracaso.

Esa sería la vida.

    Y de eso hay que darse cuenta, para apercibirse –“para apercibirse”- de que eso no es cierto; que ésa es una visión sesgada, adulterada, personalista e interesada en que así sea, para el beneficio de los fracasados… y la optimización de los poderosos.

El plan es perfecto para perpetuar la esclavitud.

    Detrás de una opinión, detrás –y a consecuencia y enseguida- de una crítica, debe haber una resolución, un aporte.

    Destruir el sueño, el ensueño, el entusiasmo de un ser, es tan fácil y tan dramático que, realmente, nada tiene que ver con la vida.

    Es semejante a como si el árbol ya establecido destruyera sus semillas, impidiera sus viajes o sus cercanías, atentara con –en definitiva- su presencia y su desarrollo.

    Es como si el agua de lluvia, al acercarse a la tierra, decidiera volverse de nuevo a la nube y dejar a la tierra seca, arrepentida por el mal uso que hacen los humanos, del agua.

    Sí. No sabemos, no sabemos qué es la vida. No podemos definirla. Y ese es un argumento suficiente para saber que no tiene final. Ni principio. Que lo que marcamos como principio y final es una parte ínfima, ¡muy ínfima!, de esa vida. Y que, si somos capaces de fomentar esa idea, ese proyecto de eternidad, indudablemente, no sería el final una previsión obligada, ni el principio una opción o decepción anunciada. Ampliaríamos el margen –¡ampliar el margen!- de esa acotación.

    Ampliar el margen de esa acotación supone abstenerse de las limitaciones.

Reconocerse ilimitado.

Verse en una humanidad cambiante.

    Que sí, la han propiciado unos cuantos. “Unos cuantos”. Unos quantums –como la visión real de la estructura, de la materia-.

Pequeños detalles.

    No. No resulta fácil mover los arquetipos que tienen cimentación de dominio y de poder, de control y mando. No.

    Pero uno de los impedimentos que se ejercitan bajo esa arquetípica y sistemática crítica de destrucción… –atentos- consiste en prestarle atención, en prestarle pábulo, en darle ¡valor!, en admitir su punto de vista. Que a veces es con risa, con menosprecio, con… eso: con ganas de que pase pronto ese momento excepcional.

    Y claro, si la persona está en su pleno auge, decisión y ganas “de”, pero atiende al que más grita, al que más sibilinamente critica, al que escucha… –cuando se escucha- o al que… “pues creo”, “pues a mí me han dicho...”.

No. No.

    Es justo el ejercicio de la sordera, para esas personas, esa cultura, esa sociedad, ese medio que te pinta las cosas de tal forma y manera que deteriora, que frena, que termina incluso por destruir tu proyecto, tu imaginación.

    Y cuando esas actitudes críticas, ácidas o aparentemente benevolentes, o bueno… que te siguen un poco –“un poco”, nada más- pero en el fondo piensan: “No, esto debería ser de otra forma”… ¡Pero no te lo dicen tampoco! No, ¿para qué? Se tendrían que responsabilizar… Y eso, no. Es mejor vivir de los residuos esforzados que mantienen las seguridades, que ejercer la libertad de confabularse con imaginaciones y fantasías.

Sí. Es preciso hacer caso omiso a todas esas incidencias.

    Recientemente celebrábamos 31 años desde que este lugar se estableció. Durante todo ese tiempo –sobre todo al principio-, las profecías que había sobre este sitio eran terribles; ¡terribles! Y profecías… de personas allegadas y cercanas. Y por supuesto, de personas no tan allegadas, y menos aún cercanas.

    Si hubiéramos escuchado una mínima parte de todos esos auspicios, todavía estaríamos pensando –todavía estaríamos pensando- cómo continuar el levantar esta pared o poner aquella columna.

    Es un ejemplo, sí. Pero hay que recurrir a ejemplos propios, porque si no, parece que son teorías que uno esgrime, que bajo el signo de la oración se expresan…

    No. El Sentido Orante, en este lugar sagrado, se expresa con contundencia en cuanto al transcurrir y la vivencia que se ha tenido que desarrollar mientras se construía. Y después, por supuesto, mientras se convivía.

    De ahí el valor que se le da a la referencia que emana de nosotros y la nula dependencia de otras fuerzas, de otras formas; no solamente de carácter económico o interesado, sino de otras formas de carácter propiamente de realización, de proyectos.

    No se trata de mostrar que se es una realización perfecta, maravillosa... ¡no, no, no! Pero, entre otras cosas, permanece, continúa, gracias a no haber tenido en cuenta las profecías, comentarios, opiniones –todas negativas- en torno a un proyecto y a una realización.

    Cuando el ser se consagra a la sagrada misión de servir, de promocionar, de realizar, de cuidar, de sanar… hace oídos sordos a los frenos que aconsejan otras formas. Y, en consecuencia, esa actitud de ser fiel a esas fantasías y realizaciones se hace irreductible.

    En consecuencia, no es preciso luchar y pelear. Es preciso esperar, esperanzar, perseverar, testimoniar.

    No es nuestra meta el éxito, el triunfo… No tenemos metas. El ser se desarrolla en torno a los empujones de la Providencia. Y en la medida en que escucha ese mensaje orante, es capaz de realizar, estar, permanecer… sin el objetivo de la renta.

    Y en este sentido –sin principio, sin fin-, es precisa la solidaria colaboración, el necesario diálogo, la precisa convivencia, que precisamente enriquece la tendencia particular, pero a la vez amplifica sus posibilidades al compartir su individual opinión o sugerencia.

    Nos llaman a orar para que perfilemos nuestras capacidades, nuestras dotaciones, producto de la Creación; nuestros dones, que son virtudes necesarias para la perseverante continuación.

    Hagamos de ello un sentido; un sentido de trayecto, de adornos, de detalles… que por sí mismos, por su creencia, se blinden ante lo corrosivo, lo crítico, lo decepcionante.

    El Misterio Creador es el que Es, y en la medida en que en la oración sentimos su influjo, estamos cargados de un permanente futuro de infinitas posibilidades.

    Igual que lo divino no está sujeto a ningún dogma, aunque se establezcan dogmas, religiones, morales, etcétera. Pero eso no es. Eso no tiene nada que ver con ese Misterio.

Eso es ganas de sustituirlo, de evitarlo ¡torpemente! ¡Muy torpemente!

    Seamos, en consecuencia, reflejos fieles de esa opción orante que nos posibilita el sabernos herencia eterna de una Creación de Misterio.

***

 

 

 

 

Behind an opinion, a criticism, there must be a resolution, a contribution

2025-11-03

    The power of violent force –of multiple facets- continues to gain ground; spaces of life. And each time, hope appears, a hint of joy, a possibility of innovation, an immediate response emerges of exacerbated, heightened criticism, which degrades that attitude of forward movement, of progress, of discovery, of learning...

    The shadow of failure, loss, error, difficulty..., that attachment to the past, that refuses to yield because it guarantees domination and control, management and manipulation, emerges in thousands of facets.

    Sometimes violence takes the form of envy; other times, it comes with comments of deterioration; other times undoubtedly, it comes with acts of harm. But, in any case, it is there, lurking to secure and maintain dominance.

    The same thing happens with positions or attitudes that are defended to justify apathy, indifference, and the unnecessary effort to change.

    Yes. The Prayerful Call warns us that we have been inherited these attitudes, but they are reversible. But this requires discipline, conviction, decision. A firm decision to modify attitudes, gestures, words, thoughts, actions... and not to remain stuck in the future, arguing that: "Well, but already... something similar to this happened. But then it failed because...", and so on; the long etcetera that follows; the long historical etcetera, that at times becomes histrionic.

    Every process of evolution, discovery, learning, undoubtedly has shortcomings, has flaws, and it has to overcome certain drawback inherent to new paths.

    Of course, if the being focuses on these difficulties, but it does not pay attention to enthusiasm, faith, idealism, effort and dedication, it will undoubtedly be boycotting that new situation, that different perception.

    The Prayerful Call guides us to the exaltation –yes, we have reached that point- to the exaltation of that small detail of change, that small detail of innovation, that small detail of rectification, that small detail of modification of attitudes.

    And the enslaving tendency to remain "as before", which in the end was a dominator over a servitude...

    That model is followed, only now "disguised". And what does happen –it is true- is that there are examples of beings who remain in their virtues who are testimonial examples. Of course there are. But their influence is minimal.

    Even the most critical accept it, but they place it on the pedestal of exceptionality. Full stop.

    Like the Peter Principle: "If you want to neutralize someone with influence and importance, make him president, make him general director, build him a big office, and load him with grants and benefits and privileges. But, for all that, prevent him from making decisions".

    This is certainly a subtle form of violence. He will not be able to say that he has been mistreated, nor that he has been dismissed... no.

    It is also –consequently- an enslaving attitude that, in the face of a valuable action, it is surrounded by cheers and applause so that it is nourished by them, and does not need to continue its firm purpose to achieve, to attain...

    Before –as an attitude, the Praying Call points out to us- before a position of progress, of discovery, of learning, of evolution, when contemplating it –as we have said before- virtuousness is extolled; and that does not mean that we are unaware of what it lacking, or risky. No. But merely pointing it out is not enough.

    The Prayerful Call suggests that, in addition to pointing them out, we provide answers to solve them: "Yes, this project of yours looks good to me, but it has this inconvenience, or you have not taken this factor into account. In my opinion, this could be avoided in such and such and such a way".

    But this is not the case, no. The critical spirit, so much defended by envy, leaves the hole, but it doesn't give, it doesn't contribute…

    Thus, the project, the idea, the fantasy and dream that was held, becomes troubled; it is left... it can even become ridiculous. But those who criticise and make holes without knowing how to mend them, have remained stuck in their destruction, in watching others err and how to point it out.

    It is similar –just to understand it- to when an adult disillusions a child. The child, has his fantasy, his dreams of going to such and such a place, of playing with such and such a thing... and the adult teaches him that this is over; that this is not: "he must be more serious, more productive, more profitable; he must learn from a early age that life is very hard, very difficult".

And it is done “for his own good.” How curious.

    But in truth, when one acts this way –we use the child, as an image, an adult, or an elder is just as good- when one acts in this way, one is exercising a "sympathetic" violence. Yes. Like: "Deep down, I would like to do it too, but no!. Life has taught me that it is cruel and merciless".

    We continue to search for who that lady –life- is, who is so unfaithful and so merciless, so terrible, so horrible. When you hear that phrase: "No. It's just that life teaches you...". Who is it, who is that? It's the devil, isn't it? The evil one: Lucifer.

    .-Life teaches you...

.-But what life are you referring to?

    .-No, because this and this and this happened to me....

.-That has happen to you, and that's life?

    It seems to be a ghost that binds us and gives the master lesson that life is an absolute failure, meaningless, and that any fable, fantasy, illusion... is doomed, sooner or later, to failure.

That would be life.

    And we must be aware of that to awaken –“to awaken”- to the fact this is not true; that such a view is biased, distorted, self-serving and interested in remaining that way for the benefit of the unsuccessful... and the optimisation of the powerful.

The plan is perfect to perpetuate slavery.

    Behind an opinion, behind –and consequently and immediately after- a criticism, there must be a resolution, a contribution.

    Destroying the dream, the vision, the enthusiasm of a being is so easy and so tragic that, it truly has nothing to do with life.

    It is as if the already established tree destroys its own seeds, prevents its journeys or its proximities, to threaten –in short- its presence and its development.

    It is as if the rainwater, when approaching the earth, decided to turn back to the cloud leaving the soil dry, regretting the poor use humans make of water.

    Yes. We don't know, we don't know what life is. We cannot define it. And that is argument enough to know that it has no end. Nor beginning. That what we mark as beginning and end is but a tiny, very tiny, part of that life. And if we are capable of nurturing that idea, that project of eternity, undoubtedly, the end would not be an inevitable forecast, nor the beginning an announced option or disappointment. We would widen the margin -–widen the margin!- of that limitation.

    To widen the margin of that limitation means to abstain from limitations.

    To recognize oneself as unlimited.

Seeing oneself in a changing humanity.

    Yes, a few have made it happen. "A few'. A few quantums –like the real vision of structure, of matter-.

Small details.

    No. It is not easy to shift archetypes that are based on domination and power, control and command. No.

    But one of the obstacles exercised under this archetypal and systematic criticism of destruction... –pay attention- consists in paying attention to it, in giving it credence, valuing it, acknowledging its points of view. Sometimes is done with laughter, with disdain, with...: with the desire for this exceptional moment to pass quickly.

    And of course, if the person is at their full momentum, in decision and eager "for”, but listens to the one with the loudest voice, to the most subtly critical one, the one who listens... –when he listens- or the one who… "well, I think", "well, I've been told...".

No. No.

    It is precisely the exercise of deafness, for those people, that culture, that society, that environment that paints things in such a way as to deteriorate, to halt, even to end up destroying your project, your imagination.

    And when those critical, acid or apparently benevolent attitudes, or well... those that follow you a little –"a little", nothing more- but deep-down think: "No, this should be different"... Yet they don't tell you either! No, what's the point? They would have to take responsibility... And that's no good. It is better to live off the hard earned leftovers that maintain securities, than to exercise the freedom of conspiring with imaginations and fantasies.

Yes, it is necessary to ignore all these incidences.

    Recently we celebrated 31 years since this place was established. During all that time –especially at the beginning- the prophecies about this place were terrible; terrible! And prophecies… from close and familiar people. And of course, from those not so close, and even less familiar.

    If we had listened to even a fraction of all those auspices, we would still be wondering –we would still be thinking- how to continue building this wall or placing that column.

    It is an example, yes. But one has to resort to one's own examples, otherwise it seems like theories one wields, under the sign of the prayer...

    No. The Prayerful Sense, in this sacred place, expresses with force regarding the passage and the experience that had to unfold during its construction. And afterwards, of course, while coexisting.

    Hence the value given to the reference that emanates from within us, and the lack of dependence on other forces, on other forms; not only economic or self-interested, but also in other forms related to fulfilment and the pursuit of projects.

    It is not about showing that one is a perfect, marvellous realisation... no, no, no! But, among other things, it remains, it continues, thanks to having disregarded the prophecies, comments, opinions –all negative- about a project and a realisation.

    When the being consecrates itself to the sacred mission of serving, promoting, realization, caring, healing... it turns a deaf ear to the brakes advised by other forms. And consequently, that attitude of being faithful to those fantasies and realisations becomes irreducible.

    Consequently, it is not necessary to fight and struggle. It is necessary to wait, hope, to persevere, bear witness.

    Our goal is not success, triumph... We have no goals. The being develops in response to the prompting of Providence. And to the extent that one listens to that prayerful message, one is able to act, to be, to remain... without the goal of profit.

    And in this sense –without beginning, without end- what is essential is solidarity, collaboration, necessary dialogue, a precise coexistence that enriches the individual tendency while at the same time amplifying its possibilities by sharing the individual opinion or suggestion.

    We are called to pray so that we may refine our capabilities, our gifts, product of Creation; our talents, which are the necessary virtues for the persevering continuation.

    Let us make of it a meaning; a sense of journey, of adornments, of details... which, by themselves, by their belief, become shielded against what is corrosive, critical, disappointing.

    The Creator Mystery is the one who Is, and insofar as we feel its influence in prayer, we are charged with a permanent future of infinite possibilities.

    Just as the divine is not subject to any dogma, even if dogmas, religions, morals and so on are established. But that is not it. That has nothing to do with that Mystery.

That is a desire to replace it, to avoid it, clumsily! Very clumsily!

    Let us be, therefore, faithful reflections of that prayerful option which enables us to know that we are the eternal inheritance of a Creation of Mystery.

***

Lema Orante Semanal

 

Universario

27 de octubre de 2025

    Transcurre el vivir entre los peldaños de susurros de… el Misterio Creador.

    Transcurre el vivir entre un escalón hacia arriba o hacia abajo; una ficción más de nuestras capacidades, que nos obligan a limitarnos para poder orientarnos en un espacio “colgado” en el universo.

    Sí. La Llamada Orante se nos presenta como susurros de pequeños detalles.

    Algunos los hacemos grandes. Otros nos parecen sin valor.

En ambos casos nos equivocamos.

    Sí, porque el susurro de la vida que nos proporciona el Misterio Creador no es ni grande ni pequeño, ni mejor ni peor. Es. Y es un “Es” inconmensurable; no se puede medir.

    Aun así –aunque teóricamente lo entendamos- en la práctica lo encerramos. Lo encerramos en conceptos, en normas, en costumbres, en actitudes.

    Lo encerramos en fiestas, alegrías… o en lutos, en dramas o en comedias.

¡Y nada de eso es!...

    Todo ello es… caja cerrada de estímulo-repuesta, de conveniencia, de interés.

    Se podría decir, sin exagerar, que nuestros peldaños cerrados no sirven –”no sirven”- para vivir. Son ocasos permanentes que nos conducen al… fin.

    No son olas que inundan la infinitud, no son expectativas que nos alimentan de poesías, de músicas…; de haceres abiertos… dispuestos.

    Sí. Sería mucho decir que la interpretación de la vida, y su ejercicio por parte de lo humano, es un error.

Y que más pronto o más tarde se hace un horror.

    No. No es edificante el concebirnos como inútiles intérpretes del vivir. No. Pero es que lo humano ha secuestrado totalmente la existencia del “es”, del ser suspendido en el universo, y la ha acomodado y la ha amoldado a sus normas, leyes, costumbres, propiedades, pertenencias…

    Puede resultar duro, al decir humano, el reconocerse… una terrible equivocación. Sí. Pero ello nos lleva a otras perspectivas. Nos saca de las cajas cerradas. Nos lleva a los impulsos imprevistos, a las locuras incalculables: sí, esas que imaginan; esas que escuchan los susurros del Misterio Creador; esas que no se contentan con el organigrama mental, espiritual, social, político, económico, que trajina o manipula todo un contenido… que es la vida.

    Sí. Probablemente, a estas alturas sería difícil, “a bote pronto”… –es decir, de respuesta inmediata- sería difícil asumir otro modelo que no fuera el que se tiene, bien sea el más avanzado –según, otra vez, una caja cerrada- o sea el más pequeño –por ser la caja muy estrecha y apenas nos deje movernos-.

    Y es… es un buen momento, cuando los “universarios” traspasan el año y se hacen universo –y llegan a nuestras mentes de recuerdo-, es un buen momento para arriesgarse a abrir la caja, arriesgarse a ver “futuros” –como escuchábamos en otra oración-; que “los pasados” sean entretenidos momentos que nos propulsan hacia la innovación, hacia la creatividad, hacia lo renovado.

    Sin duda, manipulados por el llamado “tiempo”, se busca la comodidad, la costumbre, el reclamo, la queja, la protesta…, en vez de superar la dificultad, el drama, la tragedia… y descubrir en ella –y en ellas, mejor sería decir- los movimientos que nos lancen hacia otra perspectiva.

    Y a veces es necesario recurrir a imágenes, a aconteceres, para darnos cuenta de que nuestras premisas no son… las que son.

    Y así, mientras en un lugar hay una queja por discordancia, por diferentes opiniones, por convivencia… en otro lugar, ¡ahora! –ahora es ahora-, las gentes danzan sobre los escombros de sus viviendas; sobre el desierto desolador de la destrucción. Danzan, bailan y se besan, porque la guerra –de momento- se ha detenido.

    Sin nada que comer; sin nada que beber; sin nada que tener. Danzan y festejan porque el sonido de la destrucción ya no se escucha. Mientras, a pocas horas –tres y media o cuatro horas de un vuelo corriente-, alguien se queja y se amarga y se fustiga porque tiene miedo a equivocarse, porque no le gusta cómo le tratan, porque…

    Es evidente –¿verdad?- que se está en un error. Y que el aliento de vivir no necesita el recurso, la materia, la razón, la lógica… ¡Ni siquiera el sentir! Tan solo el susurro de la emoción de estar vivos.

Bajo estas premisas, bien está decir que “está todo por hacer”.

    Y podemos advertir, en nuestro universario, que estamos en el borde “privilegiado” –privilegiado, privilegiado- de hacer del vivir un susurro divino. Sí.

    Y aparentemente, sin querer queriendo, durante este transcurrir de universarios se ha ido logrando.

    Con muchas cajas cerradas aún, pero algunas… entreabiertas, que ya no se volverán a cerrar.

    Un universario que hay que contemplarlo bajo el privilegio de que el sentido, el proyecto, el ideal… está bajo nuestra capacitación, bajo nuestra idealización, bajo nuestras decisiones.

Aunque tengamos miles de condicionantes alrededor.

    Condicionantes que llegan a declararte muerto, ¡no existes!, lo cual es negar lo evidente, lo trascendente, lo inmanente… de la presencia y el hacer.

    Quizás se haya ya aprendido que nada es casual; que es “causal”. Y el detalle “a” y el detalle “b” quiere decir algo más que “a” y “b”.

    Y si tomamos nota de ello, podremos sentir el privilegio que nos ha brindado la Creación, de estar, de transcurrir en este sendero, con estos recursos, ¡que en ningún caso podemos cerrar en cajas de protocolos, de normas, leyes, costumbres!

    No, no. No nos valen los presagios, pronósticos, cálculos y demás “augurios” que gravitan sobre nosotros. No nos valen. No son.

    Y sí, cierto es que están incrustados en la naturaleza de cada uno, pero… no son.

Y, al no ser, deben ser diluidos, sacados, inaceptados.

    Si cada ama-necer supone el amor de la Creación para que despertemos, para que cantemos, para que oremos, para que sirvamos, no podemos permitir la entrada de contingentes que esclavizan, que retienen; que impiden ver, de nuevo, amanecer.

    No. Hay quienes danzan sobre escombros, debajo de los cuales hay cadáveres. Hay quienes danzan porque el suspiro del estallido ya no está, y se festejan por ser y estar; sin alimento, sedientos, ¡sin vestimenta!

Nada es casual…

    Y esas causalidades nos deben promover en nuestros privilegios…, que tenemos que custodiar, alentar, defender, ¡promover!

    ¡No es, el vivir, un fácil dejarse llevar por la molicie de la costumbre, del dolor, del desespero, de la tristeza!...

    Sí. ¡Ahí están!… como ansiosos lobos dispuestos a morder. Pero ahí estamos para contemplarlos como devoradores de vida.

    Esos que nos llevan –devoradores- a “la razón de vivir”. ¡No hay razón para vivir!

Es un útil: un martillo, un clavo, un serrucho…

    ¿Necesarios? Sí. Depende.

Pero no es la vida una “razón”; ni siquiera, un “sentir”.

    Es un susurro de amor que trasciende a nuestros dominios. Y eso, a lo humano ¡le rechina!: el ver que no puede domesticar a la Creación, que no puede dominarla. Así que se refugia en lo que él considera Creación: nacimiento, crecimiento, decrecimiento, deterioro y muerte. Y ahí se queda, en su curva, justificándose diariamente, apenándose los unos a los otros… convencidos de que no hay otra forma, otra manera.

    ¡Como un ratón de laboratorio!: nunca… nunca ha visto un campo, un árbol… No. Ha nacido, ha crecido y se ha desarrollado en esa jaula. Le han pinchado, le han manipulado, le han hecho todo tipo de maniobras.

    Y lo mismo hace el humano hacia el humano: selecciona, racionaliza, se hace racista, se hace radical… ¡Como si eso fuera una cualidad divina!

En realidad, es una cualidad de envidia a lo divino.

    Los universarios nos colocan en el universo con nuestros aperos insignificantes, pero con la consciencia de privilegio.

    Ese privilegio de vivir… y de tener la opción de creativizar, transformar, cambiar…; apartarse de las curvas infernales de la decrepitud.

    Sí, ¡claro! Claro que se puede aducir: “Pero lo evidente y lo claro es que… lo que da sentido a la vida es la muerte, y todos nos vamos a morir, y bla, bla, bla, bla…”.

    Hasta convertir todo el planeta en un cementerio.

Es eso, ¿no? Esas son las evidencias.

    La razón, como buen aserrador, corta cualquier árbol. Pero el árbol no nace para cortarse; nace para elevarse sin limitación.

    Si nos atenemos al conoci-miento y a la razón, de nada sirve una oración: una paranoia de evasión.

La aspiración intrínseca de la vida es la eternidad.

    “La aspiración intrínseca de la vida es la eternidad”, aunque tenga que transcurrir por trazas de mortalidad, tránsitos incomprensibles –puesto que no hay programación para ello- que nos hacen tambalear, que nos hacer bloquear nuestras ilusiones, fantasías….

No hay que emplear razones para vivir.

    Hay que dejar que la vida lata y demuestre su evidencia de Misterio Creador. No le pongamos la plantilla de nuestras lógicas razones.

    Y con esa percepción vitalista de universo, cada día es un universario, si bien podemos tomar patrones como éste: anuales, quincenales… En realidad es, cada vigilia, un aniversario; porque cada amanecer descubrimos que nos aman, y por ello late nuestro corazón.

    Es tiempo de compartir ilusiones, proyectos, propuestas, innovaciones… Todo lo que nos muestra ese universo cercano, con sus dinámicas celestes.

    Pues bien, si somos microcosmos, tenemos que acrecentarnos en proyectos, en “mañanas”. No… no hundirnos, no sumergirnos en pasados. Que cada instante de pasado sea el peldaño que nos impulsa a seguir, con propuestas, con sugerencias…

Es como decir: “¡Aleluya! ¡Aún estamos aquí!”...

    Y seguiremos mientras seamos universos creadores; mientras nos deslindemos de la operativa marcha de “principio y fin”.

    Existíamos en la Eternidad. En un instante llegamos, para existir y seguir existiendo en ella, en esa Eternidad, bajo formas y maneras diferentes.

    Pero en la medida en que somos conscientes de ese Eterno que susurra sus orientaciones sobre nosotros, en esa medida estaremos vibrando… en ese Infinito, en ese Eterno.

    Que cada universario sea una propuesta innovadora de servir, ante las necesidades evidentes del estar.

    Así ejerceremos como eternidades… meditando en el pasado, contemplando en el instante presente, y eternizándonos en el futuro.

    Así estaremos en sintonía con la Creación. Así escucharemos el susurro del Misterio Creador.

    Así, cada despertar será un universo… de un universario.

Sí.

***

Universary

2025-10-27

Life unfolds between the whispering steps of... the Creator Mystery.

    Life unfolds between a step upwards or downwards; one more fiction of our capabilities, which forces us to limit ourselves in order to be able to orient ourselves in a space "hanging" in the universe.

Yes, the Praying Call presents itself to us as whispers of small details.

    Some we make big. Others seem worthless to us.

In both cases we are wrong.

    For the whisper of life offered by the Creator Mystery is neither big nor small, neither better nor worse. It is. And it is an immeasurable "It is"; it can’t be measured.

    Yet –even if theoretically we understand it- in practice we lock it away. We lock it away in concepts, in rules, in customs, in attitudes.

We lock it away in celebrations, joys... or in mourning, in dramas or in comedies.

    And it isn’t any of that!...

All of it is... a closed box of stimulus-response, of convenience, of interest.

    One could say, without exaggeration, that our closed steps are useless –"useless"- for living. They are permanent sunsets that lead us to... the end.

    They are not waves that flood infinity, they are not expectations that feed us with poetry, with music...; with open… willing action.

    Yes. It would be too much to say that the interpretation of life, and its exercise by the human, is a mistake.

And that sooner or later it becomes a horror.

    No. It is not edifying to conceive of us as useless interpreters of living. No. But the fact is that humans have completely hijacked the existence of the "is", of being suspended in the universe, and have accommodated and moulded it to their norms, laws, customs, properties, belongings...

    It can be hard, from a human perspective, to recognise oneself... a terrible mistake. Yes, but it leads us to other perspectives. It takes us out of closed boxes. It leads us to unforeseen impulses, to incalculable madness: yes, those that imagine; those that listen to the whispers of the Creator Mystery; those that are not content with the mental, spiritual, social, political, economic organisation chart, that fiddles around or manipulates an entire content... that is life.

    Yes, probably, at this point it would be difficult, "off the cuff"... –that is to say, of immediate response- it would be difficult to assume another model than the one we have, whether it is the most advanced –according to, again, a closed box- or the smallest –because the box is very narrow and barely allows us to move around-.

    And it is... it is a good time, when the "universaries" cross the year and become universe –and reach our minds of memory- it is a good time to risk opening the box, to risk seeing "futures" –as we heard in another prayer-; that "the pasts" be entertaining moments that propel us towards innovation, towards creativity, towards the renewed.

    Undoubtedly, manipulated by the so-called "time", we seek comfort, habit, claim, complaint, protest..., instead of overcoming the difficulty, the drama, the tragedy... and discovering within it –and in them, it would be better to say- the movements that launch us towards another perspective.

    And sometimes it is necessary to resort to images, to events, in order to realise that our premises are not... what they are.

    And so, while in one place there is a complaint about disagreement, about different opinions, about coexistence... in another place, now –now is now- people dance on the rubble of their homes; on the desolate desert of destruction. They dance, prance and kiss each other, because the war –at the moment- has stopped.

    With nothing to eat; with nothing to drink; with nothing to have. They dance and celebrate because the sound of destruction is no longer heard. Meanwhile, a few hours away –three and a half or four hours flight- someone complains and becomes bitter and beat them up because they are afraid of making a mistake, because they don't like the way they are treated, because...

    It's obvious –isn't it?- that we are making a mistake. And that the breath of life does not need resources, matter, reason, logic... Not even feeling! We only the whisper of the emotion of being alive.

    Under these premises, it is fair to say that "everything remains to be done".

    And we can see, in our universary, that we are on the "privileged" edge –privileged, privileged- of making of living a divine whisper. Yes.

    And apparently, unwittingly over the course of this universaries, this has been achieved.

    With many boxes still closed, but some... ajar, which will never be closed again.

    A universary that must be contemplated under the privilege that the meaning, the project, the ideal... is under our capacities, under our idealisation, under our decisions.

Even though we have thousands of conditioning factors around us.

    Conditions that go so far as to declare you dead, you don't exist, which is to deny the obvious, the transcendent, the immanent... of presence and action.

    Perhaps we have already learnt that nothing is by chance; that it is "by cause". And that detail "a" and detail "b" means something more than "a" and "b".

    And if we take note of this, we will be able to feel the privilege that Creation has given us, to be, to unfold on this path, with these resources that under no circumstances can we close in boxes of protocols, rules, laws, customs!

    No, no. The omens, forecasts, calculations and other "auguries" that gravitate over us are of no use to us. They are not.

    And yes, it is true that they are embedded in the nature of each one of us, but… they are not.

And, since they are not, they must be diluted, removed, rejected.

    If every loving-dawn entails the love of Creation for us to awaken, to sing, to pray, to serve, we cannot allow in contingents that enslave, that hold back; that prevent us from seeing dawn again.

    No. There are those who dance on rubble, under which there are corpses. There are those who dance because the sigh of the explosion is no longer there, and they celebrate for being and existing; without food, thirsty, without clothes!

Nothing is by chance...

    And these causalities must promote us in our privileges..., which we must guard, encourage, defend, promote!

    Living is not an easy task, of letting oneself be carried away by the annoyance of habit, pain, despair, sadness!...

    Yes. There they are... like eager wolves ready to bite! But we are there to contemplate them as devourers of life.

    Those who lead us –devourers- to "the reason for living". There is no reason to live!

It is a tool: a hammer, a nail, a saw…

    Necessary? Yes. It depends.

But life is not a "reason"; not even a "feeling".

    It is a whisper of love that transcends our domains. And that grates on the human being!: Seeing that they can’t tame Creation, that they can’t dominate it. So they take refuge in what they consider Creation: birth, growth, decay, deterioration and death. And there they remain, in their curve, justifying themselves daily, grieving each other... convinced that there is no other form, no other way.

    Like a laboratory mouse: it has never... never seen a field, a tree... No. It has been born, grown and developed in that cage. It has been poked, it has been manipulated, it has been subjected to all kinds of manoeuvres.

    And humans do the same thing towards humans: they select, rationalise, become racist, become radical... As if that were a divine quality!

In reality, it is a quality of envy of the divine.

    The universaries place us in the universe with our insignificant tools, but with the consciousness of privilege.

    That privilege of living... and of having the option to create, transform, change...; to distance ourselves from the infernal curves of decrepitude.

    Yes, of course! Of course, one can argue: "But what is obvious and clear is that... what gives meaning to life is death, and we are all going to die, and blah, blah, blah, blah, blah...".

    To the point of turning the entire planet into a cemetery.

That's it, isn't it? That's the evidence.

    Reason, like a good sawyer, cuts down any tree. But the tree is not born to be cut down; it is born to rise without limitation.

    If we stick to knowledge and reason, a prayer is useless: a paranoia of evasion.

The intrinsic aspiration of life is eternity.

    "The intrinsic aspiration of life is eternity", even if it has to pass through traces of mortality, incomprehensible transitions –since there is no programming for it- that make us stagger, that make us block our illusions, fantasies…

We don't have to use reasons to live.

    We must let life beat and demonstrate its evidence of Creator Mystery. Let's not impose the template of our logical reasons on it.

    And with this vitalist perception of the universe, every day is a universary, although we can take patterns like this: annual, fortnightly... In reality, every vigil is an anniversary; because every dawn we discover that we are loved, and that is why our heart beats.

    It is a time to share dreams, projects, proposals, innovations... Everything this nearby universe, with its celestial dynamics shows us.

    Well, if we are microcosms, we must grow in projects, in "tomorrows". No... not to sink, not to submerge ourselves in the past. Let each moment of the past be the stepping-stone that drives us to continue, with proposals, with suggestions...

It's like saying: "Hallelujah, we're still here!”…

    And we will go on as long as we are creative universes; as long as we detach ourselves from the operative march of "beginning and end".

    We existed in Eternity. In an instant we arrived, to exist and continue existing in it, in that Eternity, under different forms and ways.

    But to the extent that we are conscious of that Eternal one whispering its guidance to us, to that extent we will be vibrating... in that Infinite, in that Eternal.

    May each universary be an innovative proposal to serve, in the face of the evident needs of being.

    Thus we will exercise as eternities... meditating on the past, contemplating in the present moment, and eternalising ourselves in the future.

    Thus we will be in tune with Creation. Thus we will hear the whisper of the Creative Mystery.

    Thus, each awakening will be a universe... of a universary.

Yes.

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