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Lema Orante Semanal
La Llamada Orante nos universaliza
18 de agosto de 2025
La Llamada Orante nos sitúa en la Creación, en un instante llamado “Universo”, en el que transcurre un viaje.
Un viaje hacia lo Infinito y Eterno.
La Llamada Orante nos sitúa en un lugar sin coordenadas, con la referencia de ser creados…; de que somos intencionadamente gestados para transcurrir, realizar y cumplir con los recursos que esa Creación nos proporciona.
La Llamada Orante nos universaliza.
Y así, a la hora de concretar nuestra identidad con nombre, vivienda, profesión… todo ello se amplifica, se hace diminuto.
Y al pasarlo por el filtro de esa Eternidad, el acontecer es un… detalle. Son detalles que nos muestran si estamos en ese cubierto universo. Son detalles que nos indican nuestra procedencia.
Dejamos de pertenecernos, para sabernos emanación de un Misterio… y contemplarnos, en ese transcurrir, con el asombro de la originalidad, de la diversidad ilimitada y de las posibilidades infinitas.
Y es así que podemos ‘con-certar’ nuestro estar, bajo una óptica que, con sus infinitas posibilidades, no nos puede atascar, no nos puede fijar, no nos puede impedir vivirnos como liberación; vivirnos como un suspiro, un aliento.
La Gracia de la consciencia de vivir hace de nuestra estructura una capacitación para construir, realizar, manejar, recrear…
Y todo ello sucede por la inspiración del Misterio Creador, que nos promociona, nos gesta y nos mantiene y entretiene; nos hace intermediarios de su infinitud.
Y así, a la vez que se relativiza, se ‘subjetiviza’ el transcurrir de los aconteceres, así también, simultáneamente, amplificamos y extasiamos nuestra inspirada complacencia; esa que surge del amar convencido, del amor invocado.
Así se hace mágica una mirada, una caricia, una palabra…
Urge evidenciar nuestra original, singular, excepcional y única, imprescindible y necesaria presencia. Y urge en base a la tendencia que se hace cada vez más imponente: esa tendencia de poder, de dominio, de control, de manipulación, de inseguridad permanente, de una consciencia de competición, de ganancia, de rédito, de renta, de un estado continuo de hipoteca, un sentirse viviendo “prestado”, cuando la Creación nos ha gestado ¡gratis! Y nos ha dotado de los recursos para desarrollar nuestras excelencias, que son las excelencias de lo Eterno.
La configuración de la forma, de la estructura de esa ilimitada diversidad, es un detalle de Amor del Misterio Creador.
Es como hace la nube: que condensa el agua y, en un momento especial, abre sus poros y las gotas emanan.
Como cada uno de nosotros: una gota.
Y cada gota es mínimamente diferente a otra…
Y su sentido es regar el campo propicio para hacerlo fértil. Para que lo guardado y preparado como semillas, pueda abrirse hacia la luz… y pueda seguir el sentido de ésta.
Sí; seríamos como una gota. Seríamos como una gota de agua viajando con la luz.
Esa es nuestra forma; esa es nuestra materia.
Que luego se nos muestra con huesos, músculos, tendones... Se nos muestra como una acuarela de multitud de detalles.
Pero si sabemos que somos una gota, una gota viajera, de luz, nuestra consciencia convivencial, nuestra consciencia de relación, nuestro estar… se hace compasivo, se hace condescendiente, se hace complaciente, se hace coordinado.
Y así, la contrariedad, la teórica e inevitable confrontación, no tiene sentido.
La Llamada Orante nos sitúa en el ilusionismo constante, en la ocurrencia permanente, en el respeto y en el cuidado exquisito, en el compartir inevitable; en esa solidaria consciencia de sentirnos uno, cargados de una diversidad ilimitada.
Esa consciencia de unicidad nos permite ver, en lo que nos rodea, a nosotros mismos…; y reconocernos en aquel acto, en aquella actuación, en aquella posición. Así nos sentimos unidad.
Abrir nuestraconciencia radical para que se haga consciencia universal.
Diluir laconciencia de “verdad”, que usurpa nuestro origen esencial: de esencia del Misterio Creador.
La lucha –que parece ¡eterna!- por el dominio y control de la verdad, no es ni eterna ni es verdadera, ni contiene ninguna verdad. Son posiciones de poder que se justifican de manera diversa, según momentos, historias y culturas.
Amparados en “verdades”, las historias de humanidad se salpican de terrores, horrores, dramas, tragedias.
No poseemos la tierra; no poseemos el universo. Estamos en ello; estamos en él.
La verdad nos envuelve, pero no nos pertenece.
Y ello nos libera de ser un radical estático, fijo, que combate y pelea por “su” verdad; posición hedonista, ególatra e idólatra, que ha transcurrido y sigue transcurriendo a lo largo de la historia del transcurrir humano, como la mejor forma de compartir, de convivir y de estar.
La bondad innata del ser se ve usurpada por la consciencia de ese ser que se asombra de sus bienes, sus dones, sus capacidades, y que le hace perder su humildad y le hace olvidar la sumisión: la misión que ha de cumplir en razón a la Creación.
La humanidad, cada vez se empuja más a sí misma hacia apoderarse, dominarse, controlarse, manipularse…
No es difícil encontrarse y descubrirse empujado por la ley, las normas, las costumbres, las opiniones, los prejuicios… ¿Cierto…?
Y así, cada uno, después, gesta sus propios empujones para estar en sintonía con la corriente que ahora predomina. Y el ser se empuja a sí mismo, y se exprime… y se hace estrés permanente.
La serena calma de la pausa, la serena alegría del vacío, se ven secuestradas. ¡No hay tiempo!...
La prisa, prima. Y prima por el rendimiento, por la productividad, por el tener, en esa posición posesiva de pertenecerse, de propietarizarse.
Así, no es difícil que la consciencia y la conciencia se secuestren a sí mismas, para empujar a quien te empuja y para empujarte a ti mismo.
Así, el paso no se hace rítmico, se hace a trompicones. Se hace siempre al borde de la caída. Se está al borde de perder el equilibrio, con esa “carta” de la ruptura, el combate, la huida, el secuestro, el auto secuestro, la exclusión, el desespero.
Y todo ello llega a ser normal. Y todo ello llega a ser “la vida” –parte de la vida o la vida misma-, hasta convertirse en sangre, sudor, lágrimas, esfuerzo, trabajo, dedicación, pasión, enfermedad y muerte.
Toda la letra de una sinfonía.
Toda la letra, secuestrada de una Creación, de un Universo, y puesta al servicio de la ego-idolatría personal, convencida de que ése es el estar: la maniobra del desespero, la actitud del combate y la posición de intransigencia.
¡Sí! Sí, sí, sí, sí. Casi todo lo escuchado, seguramente ya se ha escuchado.
Casi todo lo escuchado, seguramente ya se ha escuchado…
Y pueda resultar, una repetida advertencia, que no es… “orar”.
Y es evidente que sabemos por experiencia que nos es preciso escuchar una y otra vez la aparente misma escucha, para que ésta se haga una vibración incorporada.
Y cuando incorporamos el detalle de esa palabra, de esa frase, de esa llamada, nos transfiguramos, sí. ¡Nos convertimos!
Nos transfiguramos y nos convertimos en una novedad, en una innovación. Y dejamos de ser el agobio y la preocupación, la contradicción y el prejuicio.
La vigilia de la luz nos inunda lentamente, pero decididamente.
Es así como, en nuestro despertar, nos descubrimos en un ama-necer: que hemos nacido porque nos han amado. Nos descubrimos en un acontecer cargado de sorpresas, de signos, de casualidades, de ocasiones…; de posibilidades de emitir la palabra sincera, la palabra sentida.
Una nueva vigilia, una nueva luz… que transcurre sin miedo e ilumina cada rincón.
Y nos hace dinámicos artistas del Amar.
Nos hace recreativos… en las palabras, en las ocurrencias, en las fantasías, que siempre están… y que nunca hay que abandonar.
No es un día más. Es una excepción original.
***
The Praying Call universalises us
2025-08-18
The Prayerful Call places us in Creation, in an instant called "Universe", in which a journey takes place.
A journey towards the Infinite and Eternal.
The Praying Call places us in a place without coordinates, with the reference of being created...; that we are intentionally gestated to pass, to carry out and to fulfil with the resources that Creation provides us with.
The Praying Call universalises us.
And so, when it is time to concretise our identity with name, home, profession... all of this is amplified, it becomes tiny.
And when we pass it through the filter of this Eternity, the event is a... detail. They are details that show us if we are in that covered universe. They are details that show us where we come from.
We cease to belong to ourselves, to know that we are an emanation of a Mystery... and to contemplate ourselves, in that passing, with the astonishment of originality, of unlimited diversity and infinite possibilities.
And so, we can 'con-cert' our being, under an optic that, with its infinite possibilities, cannot block us, cannot fix us, cannot prevent us from experiencing ourselves as liberation; experiencing ourselves as a sigh, a breath.
The Grace of the consciousness of living makes of our structure an ability to build, to realise, to manage, to recreate...
And all this happens through the inspiration of the Creative Mystery, which promotes us, gestates us, sustains us and entertains us; it makes us intermediaries of its infinitude.
And so, while the passing of events is relativized, 'subjectivized', we simultaneously amplify and enrapture our inspired pleasure; that which arises from convinced love, from invoked love.
This is how a look, a caress, a word... becomes magical.
It is urgent to highlight our original, singular, exceptional and unique, indispensable and necessary presence. And it is urgent based on the trend that is becoming more and more imposing: that trend of power, of domination, of control, of manipulation, of permanent insecurity, of a consciousness of competition, profit, income, a continuous state of mortgage, a feeling of living "on loan", when Creation has gestated us for free! And has endowed us with the resources to develop our excellences, which are the excellences of the Eternal.
The configuration of the form, of the structure of this unlimited diversity, is a detail of Love of the Creative Mystery.
It is as the cloud does: it condenses the water and, at a special moment, opens its pores and the drops emanate.
Like each one of us: a drop.
And each drop is just the tiniest bit different from another...
And its meaning is to irrigate the field in order to make it fertile. So that what is stored and prepared as seeds, can open towards the light... and can follow the sense of it.
Yes; we would be like a drop. We would be like a drop of water travelling with the light.
That is our form; that is our matter.
Which is then shown to us with bones, muscles, sinews... It is shown to us as a watercolour of a multitude of details.
But if we know that we are a drop, a travelling drop, of light, our convivial consciousness, our consciousness of relationship, our being... becomes compassionate, becomes condescending, becomes complaisant, becomes coordinated.
And so, the contradiction, the theoretical and inevitable confrontation, is meaningless.
The Prayerful Call places us in constant illusionism, in permanent occurrence, in respect and exquisite care, in inevitable sharing; in that solidary consciousness of feeling ourselves one charged with unlimited diversity.
This awareness of oneness allows us to see ourselves in what surrounds us...; and to recognise ourselves in that act, in that performance, in that position. Thus, we feel unity.
To open our radical conscience so that it becomes universal consciousness.
To dilute the conscience of "truth", which usurps our essential origin: the essence of the Creator Mystery.
The struggle –which seems eternal- for the dominion and control of truth is neither eternal nor true, nor does it contain any truth. They are positions of power that are justified in different ways, according to times, stories and cultures.
Sheltered in "truths", the stories of humanity are peppered with terrors, horrors, dramas, tragedies.
We do not own the earth; we do not own the universe. We are in it; we are in it.
The truth envelops us, but it does not belong to us.
And this frees us from being a static, fixed radical, fighting and struggling for "his" truth; a hedonistic, egotistical and idolatrous position, that has existed and continues to exist throughout human history, as the best way to share, coexist and be.
The innate goodness of being is usurped by the conscience of that being that is amazed by its goods, its gifts, its capabilities, and that makes it lose its humility and forget submission: the mission that it must fulfil in light of Creation.
Humanity, more and more, pushes itself to take over, to dominate, to control, to manipulate itself…
It is not difficult to find oneself pushed by the law, by rules, by customs, by opinions, by prejudices... Isn't it...?
Thus, each one of us, then, creates our own pushes to be in tune with the current that now prevails. And the being pushes itself, and squeezes itself... and becomes permanent stress.
The serene calm of the pause, the serene joy of emptiness, are hijacked. There is no time!...
Haste prevails. And it prevails for the sake of performance, for productivity, for having, in this possessive position of belonging to oneself, of owning oneself.
Thus, it is not difficult for consciousness and conscience to hijack themselves, to push the one who pushes you and to push yourself.
Thus, the step is not rhythmic, it is stumbling. It is always on the verge of falling. It is on the verge of losing one's balance, with that "card" of rupture, combat, flight, abduction, self-abduction, exclusion, despair.
And all this becomes normal. And all of it becomes "life" –part of life or life itself- until it becomes blood, sweat, tears, effort, work, dedication, passion, illness and death.
All the lyrics of a symphony.
All the lyrics, kidnapped from a Creation, from a Universe, and placed at the service of personal ego-idolatry, convinced that this is the way to be: the manoeuvre of despair, the attitude of combat and the position of intransigence.
Yes! yes, yes, yes, yes. Almost everything that has been heard, surely it has already been heard.
Most of what we have heard has surely already been heard...
And it may turn out, a repeated warning that it is not... "praying".
And it is obvious that we know from experience that it is necessary for us to listen again and again to the same apparent listening, so that it becomes a built-in vibration.
And when we incorporate the detail of that word, that sentence, that call, we are transfigured, yes. We are converted!
We are transfigured and we become a novelty, an innovation. And we cease to be the burden and the worry, the contradiction and the prejudice.
The vigil of light floods us slowly but decisively.
Thus, in our awakening, we discover ourselves in a loving-dawn: that we have been born because we have been loved. We discover ourselves in an event full of surprises, signs, coincidences, opportunities...; with possibilities to utter the sincere word, the heartfelt word.
A new vigil, a new light... that passes without fear and illuminates every corner.
And makes us dynamic artists of Loving.
It makes us recreational... in words, in witticisms, in fantasies, which are always there... and which must never be abandoned.
It is not just another day. It is an original exception.
***
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